La vida de Jair Emmanuel Luchessi fue tan corta como triste. Un día antes de que cumpliera un mes, el miércoles 26 de setiembre de 2012, lo secuestraron y lo llevaron a Mendoza. El hecho salpicó de sospechas a la mamá, Liliana Jacquelina Luchessi, que estuvo unas horas detenida. En Villa Mercedes comentaban que en realidad Liliana lo había vendido y después se había arrepentido. Ella dijo que se lo habían robado. Lo rescataron y detuvieron a los involucrados. Uno de ellos se ahorcó en la cárcel. Cuando Jair cumplió un año, de nuevo en su casa, rodeado del amor de su familia, su futuro parecía una vida colmada de promesas. Pero el 16 de junio de este año, el chico de casi dos años murió por golpes. Tenía fracturas en la cabeza. Esta vez Liliana, afirma que el chico sólo sufrió algunas caídas accidentales, no pudo escapar de las sospechas: está presa, acusada de haberlo asesinado.
El Diario entrevistó a Luchessi en la Penitenciaría. Demostró que no siente culpa por nada de lo que le pasó al nene y negó haberlo maltratado: “Si le hubiera hecho algo a mi hijo, me mataba en la comisaría. Y como sé que tengo la conciencia bien limpia, no me he hecho nada. Porque se me fue la vida con él”, dice. Y llora, como cada vez que recuerda cómo era Jair.
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