Américo Moroso tiene un nuevo disco que lleva su nombre

Los acordes milongueros se acallaron en el Anfiteatro de los Sueños, pero la estampa tanguera de Américo Moroso sigue paseando por Justo Daract. Más ahora que ya pasaron dos festivales con su nombre y que a partir de este año puede mostrar con orgullo su nuevo trabajo discográfico, bautizado con su nombre.
Ovacionado por su público arriba del escenario en la última noche del festival, el bandoneonista fue homenajeado en la primera, cuando recibió una placa que lo consideró embajador de la cultura puntana. Pero el mayor aplauso llegó cuando presentó el disco grabado en  Casa de la Música y con el que se saldó una vieja deuda con el músico.
Compuesto de 12 tracks –con cinco temas instrumentales–, “Américo Moroso” es un prolijo recorrido por algunos de los tangos preferidos del autor, con un sonido acorde a su trayectoria. Entre los clásicos que Moroso eligió para grabar están “Barrio pobre”, “Milonga de mis amores”, “Malevaje”, “Sur” y “Naranjo en flor”.
Las canciones son interpretadas por una orquesta con un bagaje evidente, en la que Américo tiene una participación trascendente, tanto como su vida al lado de la música.
Al bandoneón del prócer daractense se suman el de Hugo Herrera; el bajo del hijo de Américo, Carlos Demián; y el piano de Edgardo Alfonso. Eventualmente, el vozarrón de Alberto Altamirano se hace presente para acompañar las melodías de arrabal.
En ese punto, la participación del cantante acerca el disco a las tradicionales orquestas de tango, donde el cantor era un accesorio más, siempre por detrás del director de la orquesta.
El aporte de Érica Di Silvo -una joven violinista que tiene su orquesta típica y que tocó con Charly García y Rodolfo Mederos- es notorio en todos los temas pero decisivo en “Milonga de mis amores”, donde presenta un solo a la altura de sus antecedentes. Érica tocó el domingo en el festival daractense e hizo una mención a su participación en el trabajo.
El sobre interno del álbum es otra novedad para los parámetros de Calle Angosta Discos, la editora discográfica de la provincia. Confeccionado a tres colores (rojo, negro y blanco), la etiqueta tiene de un lado las fotos de las sesiones de grabación y del otro, los datos de los temas.
Como cada pliego está troquelado, también se puede utilizar como cara individuales para reconocer que Moroso interpretó en su disco a grandes compositores del género como José María Contursi, Homero Manzi, Aníbal Troilo y Homero Expósito.
Una de las lindas sorpresas que encierra la edición es “De Padula a Piazzolla”, un enganchado de “9 de julio” y de “Verano porteño”,  un tema de cada uno de los compositores del título, en el que la orquesta –otra vez con impronta fuerte del violín de Di Salvo, que sobrevuela Buenos Aires, pero también Justo Daract- recorre y homenajea las obras de dos de los más grandes autores de la historia.
Otro buen gesto del disco es “Pa-Ca-Ma”, la única composición de Américo, dedicada a Patricia, Carlos y Marcela, sus tres hijos. El tema es un tango hecho y derecho en donde el piano de Alfonso lleva la bandera y conversa amablemente con el bandoneón de Américo. Al
fin y al cabo, los músicos llevan años tocando juntos y que se entiendan tan bien no debería sorprender.
Sin decirlo tan explícitamente, la incorporación al cierre del disco de "Mi compañera", una canción de Julio César Bendinelli a ritmo de tango, que bien podría funcionar como un reconocido homenaje a la esposa de Américo.
"En los años transcurridos fuimos risa y dolor/y compartiéndolo todo/ seguimos juntos los dos", dice la letra.