Valentina del Castillo es la nueva joya que tiene la natación puntana. Con 14 años recién cumplidos es la actual triple campeona argentina en la categoría cadetes 1. Fue la mejor representante nacional en Mococa, Brasil. Y es un diamante en bruto, que si la llevan despacio, seguirá con la cosecha de preseas. Sueña con representar al país en un Juego Olímpico.
Cursa tercer año en el Santo Tomás. Tiene una mirada dulce y es muy simpática. No le gustan los flashes de los fotógrafos ni los micrófonos. Ella se siente a gusto en el agua. Ése es su hábitat natural. Mientras sus compañeritas de cole disfrutan de cosas propias de la edad, Valentina entrena todos los días. Lunes, miércoles y viernes se levanta a las cuatro de la mañana. La práctica larga a las cinco. Después se va al colegio de 7 a 13, almuerza, y un pequeño descanso; a las 16 se va de nuevo a la pileta para continuar con el trabajo. Martes y jueves entrena de 16 a 18. Los sábados de 9 a 11 también le dedica dos horas a la natación. Sus amiguitas le reclaman que por ahí no les presta mucha atención. Ella vive por y para la natación. Es el deporte que abrazó de chica. Tiene el apoyo de Belén, su mamá, que cada vez que puede la acompaña a cada torneo. A Brasil fueron juntas y disfrutaron de la gran labor de Valentina.
Mientras sueña con ser nadadora profesional y estudiar medicina forense, Valentina con la inocencia propia de la edad y con una sonrisa que contagia, habla de la natación con mucho amor. “Es un deporte que me encanta. Quiero seguir progresando, por eso entreno mucho para corregir errores y potenciar mis virtudes. Por ahí ando con poco tiempo para mí, pero amo lo que hago y sueño con ser una nadadora profesional”, dijo mientras de reojo se miraba con mamá, que con los ojos brillosos, producto de la emoción, con la cabeza confirmaba todo lo que decía su hija.
A los cuatro años el pediatra la mandó a hacer alguna actividad porque era una nena muy activa. Tenía que gastar energía. Y mamá Belén decidió que fuera a natación. Lo que nunca se imaginó que desde ese día la pileta iba a ser su lugar en el mundo. Su hábitat natural. Los profesores estaban sorprendidos del avance de Valentina. A los ocho años ingresó en el equipo de competición de infantiles. Como promocional participó en diversos torneos. Paseó su talento por Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero, La Pampa y San Juan.
Los buenos resultados sedujeron a los entrenadores. A los 12 años comenzó a ser de la partida en el equipo de juveniles. Mariposa y crol siempre fueron sus estilos preferidos. En 2012 se bañó en oro en los Juegos Evita. Se subió al escalón más alto del podio en 200 metros libres y en 50 y 100 mariposa. Esto le valió la convocatoria al seleccionado argentino que participó de los Sudamericanos escolares en Natal, Brasil. La puntana terminó 18º en 50 metros mariposa. Los tiempos y marcas hicieron que la Federación Sanluiseña de Natación la federara a nivel nacional.
En 2013 siguió con las cosechas de preseas. En la categoría menor 2 fue subcampeona del Nacional de Mendoza en los 100 metros libres, en los 100 mariposa. Ocupó el tercer lugar en los 200 libres. Alcanzó un quinto puesto en 200 combinados, 50 libres y 50 mariposa. En ese mismo año viajó a Entre Ríos y fue plata en los 200 y 400 metros libres. Bronce en los 100 mariposa. Además de un cuarto, un quinto y un sexto lugar.
Después de las grandes actuaciones vino el premio. Llegó el turno de competir en Brasil. El infanto-juvenil en Mococa fue la próxima estación para la joya puntana que fue la única representante argentina que sacó pasaje a la final de los 200 metros libres. Finalmente quedó octava a nivel sudamericano. Lo mejor estaba por llegar y llegó. En 2014 se consagró triple campeona argentina. El logro llegó en Rosario en la categoría cadetes 1.
Fue oro en los 200 metros libres, 100 mariposa y 200 combinados. Plata en 400 y 800 metros libres y en la posta 4x400 combinados. Bronce en posta 4x100 libres. Sus entrenadores son Lucas Giménez y Gabriel Rivero. También trabaja en el equipo el profesor Ariel Saravia.
Todo sacrificio a la larga tiene su premio. Y esta nena de 14 años que deja de lado muchas cosas por el amor a la natación, seguramente tendrá su recompensa. Valentina tiene un sueño. Y a los sueños hay que perseguirlos. Tiene talento y vocación. Primero tiene que terminar el secundario. Después será tiempo de elegir entre ser una nadadora profesional o médica forense. El presente le sonríe. Y si sigue con la humildad como bandera, el futuro la puede esperar con un regalo mejor.


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