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Naschel: aún no saben por qué Talquenca desató la masacre

Por redacción
| 19 de marzo de 2014
Naschel quedó conmocionado por el ataque a tiros en la discoteca. | Marina Balbo

Inexplicable. Así lo calificó el dueño del boliche “Natacha”, Martín Estrada, el sábado a la mañana, cuando apenas habían transcurrido cinco horas desde que el inspector Walter Fabián Talquenca asesinó a dos personas e hirió a otras dieciocho dentro de la disco. Con el mismo rótulo permanece aún el caso. La versión fraccionada del hecho que dio el policía tampoco sirvió para esclarecer los motivos que tuvo para cometer la masacre. De hecho, el fiscal Carlos Leloutre, piensa que el acusado “cuenta hasta donde le conviene”. Y no le cree demasiado.

 

En los próximos días Talquenca va a ser sometido a estudios psicológicos y psiquiátricos


En su indagatoria, el lunes, Talquenca dijo que no recuerda nada de cuando fue hasta su Renault 12, buscó su arma y volvió para tirotear a todo el que se le cruzó. Negó que consuma drogas, aunque deslizó que a los dos whiskys con cola que tomó les notó un gusto raro y le cayeron mal. “No sé, me parece que me pueden haber puesto algo” en la bebida, deslizó. Pero ni siquiera lo mencionó en forma clara como explicación para el arrebato que lo llevó a asesinar al comisario Julio Marcelo Barrio y al camionero bonaerense Fernando Brizuela y herir a otras dieciocho personas.
También dijo, delante de la jueza Patricia Besso, el fiscal Leloutre y su defensor, José Luis Guiñazú, que en setiembre u octubre del año pasado fue a hacerse atender por un psicólogo de Tilisarao “porque estaba mal” y un conocido le recomendó que buscara asistencia. Pero no abundó en detalles sobre su estado mental de entonces. “Dio a  entender que no estaba bien, que algo le sucedía, pero se iba por las ramas”, contó el fiscal.
El acusado aseguró que el profesional le prescribió unos días de licencia, pero que sus superiores no le dieron importancia. “No supo decir si al certificado lo tiene su esposa en su casa o lo guardó él en el cofre con sus elementos personales, en su lugar de trabajo”, explicó el fiscal.
Leloutre considera esencial ubicar y citar a ese psicólogo para que explique qué percibió en la mentalidad del acusado de doble homicidio. También pidió que ubiquen al funcionario policial al que, según Talquenca, le presentó el certificado.
En los próximos días el policía homicida va a ser sometido a estudios psicológicos y psiquiátricos que pidió el defensor oficial Guiñazú. “Me interesa conocer su estado mental, no sólo al momento de cometer el hecho, sino también de tiempo antes”, explicó el lunes, tras la indagatoria, el funcionario judicial.

 


Nada seguro
El fiscal de Concarán y el comisario inspector Oscar Contreras, que dirigió la investigación policial, dijeron ayer que en su declaración ante la Policía, la esposa de Talquenca, Laura Pereyra, mencionó un incidente que su pareja tuvo con otro hombre dentro de “Natacha”. 
A falta de otro motivo más convincente, ese episodio es lo único que podría explicar la reacción del inspector. En la pista de baile, se empujó con otro cliente, como consecuencia del amontonamiento de gente. Y en la discusión que derivó del roce, la otra persona tal vez le haya dado un botellazo al policía en la cabeza. “Pero la mujer no lo asegura”, aclaró Contreras.
Pereyra “dice que no sabe quién es la persona con la que se rozó Talquenca y tampoco la describe”, señaló el comisario. “Ella manifiesta que después de ese incidente lo notó alterado y tuvieron una pequeña discusión”, contó.
El homicida terminó con una breve herida cortante sobre una ceja. En la audiencia de la indagatoria, no supo explicar cómo se la había hecho.
Ante la Policía, la esposa del acusado aseguró que no tenían ningún problema de pareja que pueda haber desembocado en la decisión del inspector de atacar a tiros a otras personas.
“No soy psicólogo ni psiquiatra, hay que profundizar la investigación y ver qué nos dice la ciencia, mi impresión es muy personal y subjetiva, pero no le creo mucho” a Talquenca, confió Leloutre.
 “No me termina de cerrar un par de cosas. Creo que cuenta hasta donde le conviene.
Le hice muchas preguntas y contestó como si ya tuviese un relato preparado. Me llama la atención que recuerde sólo una parte y que después se le haya dado vuelta la cabeza”, dijo.
El fiscal había preparado muchas preguntas, pero el homicida frustró su propósito, porque cuando lo interrogaban sobre todo lo que tenía que ver con el ataque a las víctimas, invariablemente contestaba “no me acuerdo”.p

 


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