¿Por qué será que me gusta la noche?

Durante el recital, Vicentico habló varias veces de la exclusividad del momento, de lo irrepetible del instante. Parado solo con su guitarra, sin más nadie en el escenario, el ex cantante de "Los Fabulosos Cadillacs" regaló uno de esos ratos que quedan en la memoria: "Yo no me sentaría en tu mesa" y su estribillo inmortal pasaron en la voz gangosa del intérprete, enfatizada el sábado a la noche por un resfrío rebelde.
Si bien no fue el único momento regresivo del show con el que se cerró la segunda noche del Carnaval de Río en San Luis (también hizo "Basta de llamarme así", "Siguiendo la luna" y "Vasos vacíos", todas en solitario), ese tema emblemático respondió al pedido de un espectador que pidió por el regreso del grupo.
"Los Cadillacs regresamos, estamos tocando", informó el líder sobre la actualidad de su banda.
En su rol solista, Vicentico no alcanza a ser un cantante melódico en plenitud, pero está muy cerca. Sus versiones de "Paisaje" y "Algo contigo" lo muestran como un crooner de la nostalgia, que lleva al extremo el concepto de "tomame o dejame" que tiene cualquier artista.
La convocatoria del Cadillac en el final del desfile carnavalesco fue notoriamente superior a la que la noche anterior había tenido David Bisbal. Y el recital fue, sin dudas, de mejor factura técnica, vocal y emotiva.
Luego de una primera media hora prácticamente sin hits (abrió con "Ya no te quiero" y después repasó varios temas de su nuevo disco), Valeria Bertuccelli apareció en las pantallas gigantes para hacer un dueto de "No te apartes de mí", una de las muchas pistas autobiográficas que Vicentico posee en su discografía.
El cantante estuvo muy locuaz con la gente, se negó a mover la colita y jugó con su condición de gordito veterano. Y amenazó con dar un recital corto cuando a menos de una hora de comenzado, anunció el final con "Tiburón", uno de los temas más movidos de la noche.
Después vinieron tres regresos y la sensación que en realidad no quería irse. Entre todo, sumó una hora y 45 minutos de concierto que empezaron a redondearse con "Los caminos de la vida", en clave de cumbia y con el teclado de la banda bien adelante, como en casi todos los temas de la noche.