Rubén Justo, el "Rey Momo" puntano

En las noches de carnaval entre las sierras y el lago del circuito puntano, un personaje bohemio danzó y alentó a las tribunas que estuvieron colmadas en la fiesta. Era el Rey Momo puntano. 
Considerado el soberano de los carnavales, el personaje se destacó en las pasadas de los bailarines y carrozas. El encargado de representarlo fue el actor Rubén Osvaldo Justo, quien participó de la fiesta por segundo año consecutivo. Antes de entrar al sambódromo, Rubén realizó muchos viajes promocionando las fiestas en Potrero de los Funes en las que mantuvo su rol. 

"Vivo solo, lo que me da la chance de manejarme como quiero"

“Es muy importante tener contacto con la gente, eso hace que esté contento el Rey Momo, que tenga más fuerza”, dijo el actor, quien además simplificó tanta responsabilidad: “Te da una onda diferente, es como un juego”. 
Tanto disfruta su papel Rubén, que se lo vio caracterizado toda la noche entre los asistentes, regalando sonrisas, fotos y abrazos. “Es que no me guardo ni me encierro en ningún lado, termino el show y me mezclo entre la gente, me siento popular, muy identificado con ellos”, dijo y prefirió diferenciarse de muchas estrellas que recurrieron al cuidado extremo.
Rubén fue por unos días la envidia de los muchachos que lo vieron rodeado de bellezas, aunque desmerezca el crédito. “Lo veo más por la atracción a los chicos”, resumió 
Este trotamundos de la diversión trabajó circunstancialmente con Adrián “Facha” Martel, Andrea Ghidone y Santiago Almeyda. “La pasamos genial en una presentación en un boliche”, recordó Justo. Por lo general, el actor hace actuaciones en bares de Córdoba, Mina Clavero, Santa Cruz, Chubut y San Juan, en varios de la avenida Illia, y en Naschel, Tilisarao, Concarán, Merlo, Santa Rosa y Villa Mercedes. 
“Lo de los boliches es muy cómico, le llego a la gente porque lo mío es muy de camionero sobre tacones”, aseguró entre carcajadas. 
Interactuar con el público le gusta, según dice. “Me da fuerza ir por el escenario o salir a pedir palmas o algún paso de danza. Me sirve mucho todo eso, me gusta el contacto con la gente”, afirmó sobre un beneficio que lo mantiene activo. 
Para el futuro, Justo tiene planeados algunos shows con un grupo de teatro de siete transformistas. “Vivo solo, lo que me da la posibilidad de manejarme como quiero, hacer las cosas que quiero. Mi situación sentimental no es algo que me tome muy a pecho. Estoy muy metido en esto y no lo puedo desviar”.
Enfrascado en sus obligaciones laborales, pasó un año hasta que volvió la gran fecha y no esperó a que sonara el teléfono para que lo llamen. Él tomó la iniciativa para ser el Rey Momo otra vez. 
“Como cambiaron la comisión, les dije que había sido el Rey del año pasado y quería serlo de nuevo. Fui a buscar la oportunidad", agregó con orgullo. 
Rubén dice que le gusta el papel que tiene. Hay algunos Momos en el mundo que tienen bigotes o son más flacos. Para el actor, ser el personaje central del carnaval  tiene que ver más con el carisma que con el parecido físico. 
Llegar al papel de su majestad carnavalera fue por mérito propio y por sus actitudes actorales. Rubén ayudó en la organización del festival en 2013 y cuando la producción dedujo que faltaba la versión local del rey, ahí estaba él, dispuesto a ganarse el puesto. 
“Daba ese aspecto: gordo, corpulento, medio pelado, casi cuarenta años. Apuntaron a eso, le doy mi parte cómica a la gente, la alegría y el contacto, por eso digo que soy popular", sostuvo.
Tal vez la diferencia mayor de este año haya sido la responsabilidad que el actor tomó para hacer de Momo. "Este año me metí más en el personaje. Esperaba a que sonara la batería y ahí me convertía en el rey Momo, no era más Rubén Justo”.