SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

EN VIVO

Talquenca tenía plena conciencia cuando cometió los crímenes

Por redacción
| 29 de marzo de 2014

El policía Walter Fabián Talquenca puede decir, y de hecho lo dijo en su declaración indagatoria, que no se acuerda de cuando mató a dos personas e hirió a otras dieciocho en un boliche de Naschel. Tal vez sea un mecanismo de defensa ante su propia conciencia. O ante la Justicia. Pero un psiquiatra y una psicóloga del Poder Judicial determinaron que cuando cometió los crímenes tenía pleno uso de sus facultades mentales.
En los informes de esos peritos y otras pruebas se basó la jueza Penal de Concarán, Patricia Besso, para procesarlo por doble homicidio doblemente calificado, por los asesinatos del comisario Julio Marcelo Barrio y el camionero bonaerense Fernando Brizuela, y diecisiete tentativas de homicidio.
La magistrado agravó la acusación contra el inspector de 43 años por el ataque a las personas que sobrevivieron al tiroteo. Cuando lo había llamado a indagatoria, lo había imputado por lesiones graves y gravísimas. Pero al resolver, consideró que Talquenca había tenido la intención de matarlas. “Yo entiendo que en el caso de los lesionados cabe la tentativa de homicidio”, dijo Besso ayer a El Diario de la República.
“Son diecisiete casos hasta el momento, pero eso también lo tenemos que acreditar. Todavía falta investigar mucho”, señaló.  Se refería a que la investigación es ardua y en estas dos primeras semanas sólo pudo disponer de algunas de las numerosas pruebas que necesita para completar el cuadro de lo que pasó la madrugada del sábado 15.
Todavía, por ejemplo, no cuenta con el testimonio de las víctimas. “Tengo que ver las historias clínicas, para saber dónde estaban, dónde los impactaron los disparos. O sea, falta saber todo. Lo único que tenemos es que él estaba ahí y disparó”, informó la jueza.
Resta, por ejemplo, saber qué motivó al homicida a iniciar el ataque. Sí sabe la jueza, a partir de un informe de dos peritos de tribunales, que el matador no había perdido la razón cuando disparaba contra sus víctimas.
“Desde el punto de vista psicológico, al momento del hecho Talquenca contaba con posibilidades de conocer el sentido de sus actos y orientar de modo voluntario su conducta”, concluyó la licenciada en psicología Graciela Rickard.
“No existe insuficiencia de las facultades, alteración morbosa de las mismas, ni existió durante el hecho un trastorno mental que le provocara un estado de inconsciencia que pudiera alterar la comprensión de la criminalidad de sus actos o dirigir sus acciones”, fue el dictamen del médico psiquiatra Franco Mastronardi.
Tampoco actuó Talquenca bajo los efectos de una droga. El inspector no había consumido estupefacientes entre la noche del viernes 14 y la madrugada del sábado 15.
Aunque los informes de los exámenes toxicológicos no llegaron a manos de la jueza, los peritos del laboratorio de Criminalística ya concluyeron que no había huellas de drogas en el organismo del acusado.
El policía había bebido bastante. Un rato después de que asesinó al comisario del pueblo y al camionero bonaerense que había pisado por primera vez la localidad, sus camaradas le midieron la alcoholemia. Comprobaron que tenía 1,67 gramos por litro de sangre.
Sin embargo, el alcohol, aunque pueda haber azuzado las ganas de matar de Talquenca, porque actúa sobre la corteza cerebral y derriba los frenos inhibitorios, no lo hizo perder la conciencia de lo que hacía, según la conclusión de los especialistas que estudiaron su estado mental.
La jueza dijo ayer que las pericias psiquiátricas y psicológicas ya están terminadas y, salvo que la defensa pida una ampliación, para ella son suficientes.
Había ido al psicólogo
Besso aclaró que el año pasado Talquenca “no estuvo bajo tratamiento psicológico, solamente hizo una consulta” con un profesional de Tilisarao. “Mandé a secuestrar el certificado expedido por ese psicólogo, en el que le recetaba treinta días” de reposo, señaló.
El homicida declaró que había presentado ese certificado a sus superiores, pero no lo habían tenido en cuenta. Fue recuperado de la comisaría de Juan Llerena, de la que depende el destacamento de El Morro, en el que el inspector prestaba servicio.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo