SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Cada vez hay menos control en el estacionamiento medido

Por redacción
| 03 de marzo de 2014

Los conductores que dejan su vehículo en el centro de la ciudad durante los horarios de cobro del estacionamiento medido, descubren que no todas las calles señaladas cuentan con  alguien que les emita la boleta. Esto lo comprobó un sondeo que hizo El Diario de La República y que arroja que en sólo 36 de las 80 cuadras anunciadas por la Municipalidad se implementa el sistema.

 

Una de las propuestas para el control de las normas en la ciudad es crear una escuela de policía municipal.


“La mitad del personal está de vacaciones, por lo que se ha priorizado la cobertura en los sectores de la tarjeta azul, en el microcentro, que es donde hay más movimiento”, afirmó Luis Cámara, quien asumió recientemente como coordinador general de Estacionamiento Medido. Según el funcionario, el regreso de los diecisiete empleados a sus tareas diarias se efectuará pasado mañana.

 


En total trabajan de lunes a sábado treinta y seis individuos. “Uno por cuadra”, dijo Cámara, de lo que se deduce que menos de la mitad de las calles anunciadas por la Intendencia están cubiertas. El funcionario señaló que la recaudación de este año mejoró considerablemente y que en enero llegaron a la cifra de 160.000 pesos, a pesar de ser el periodo vacacional del personal y de los días de lluvia, en los que hay menos circulación.

 


El concejal de la UCR, Francisco Guiñazú, opinó que el éxito de una idea que compromete al ordenamiento del tráfico depende exclusivamente de la ejecución. “No hay un debido control. Es más, no es una cuestión de vacaciones del personal, si no que desde que se implementó ha pasado lo mismo. No hay presencia municipal en todas las cuadras donde debería haber”, señaló.

 


El concejal también aseveró que lo razonable sería que haya dos personas por cuadra en el microcentro, para que el pago de la tarjeta sea mucho más ágil. Además, contrastó que la falta de inspectores municipales en la calle es lo que hace que los automovilistas no estacionen correctamente y paren en los tramos que no les corresponden, como los designados al transporte público o escolar. “En la zona del Concejo Deliberante varias veces me pasó de no encontrar a nadie para abonar el ticket”, dijo Guiñazú, en referencia a calle Colón.

 


Una de las propuestas del concejal fue la de habilitar los lugares disponibles alrededor de la plaza Pringles. Guiñazú dijo que “volvemos a lo mismo cuando las normas no se cumplen, por lo que de nada sirve que haya una prohibición de estacionar allí si no hay quien la haga cumplir".

 


Entre las particularidades de la ciudad, Guiñazú comentó el debate en el Concejo sobre las líneas de colectivos y la ilegalidad de quienes estacionan sobre ellas, como los taxistas  que adoptaron una nueva parada sobre Junín, antes de llegar a Rivadavia. Agregó que si no hay un buen control vehicular se generan crispaciones sociales.

 


Los propósitos para la aplicación del estacionamiento medido fueron dos, crear fuentes de trabajo, por lo que las máquinas fueron reemplazadas por personas, y regular el tránsito puntano, ya que los espacios públicos fueron desbordados con el rápido crecimiento del parque automotor en los últimos años.

 

La tarea de los empleados

 


En una de las calles señaladas como zona azul un empleado municipal contó que una de las mayores dificultades con las que se cruza a diario es la falta de paciencia y responsabilidad de quienes estacionan. La actitud más común, según relató, es la de quienes “llegan, bajan del vehículo y se van como si no te vieran o se niegan a pagar”. Una sola persona debe controlar alrededor de 22 espacios, o el doble si tiene a cargo dos cuadras, como sucede en las vías de doble mano.

 


Los empleados de Estacionamiento Medido están uniformados con chaleco y gorra amarilla. También cuentan con un silbato para llamar la atención de los conductores, aunque muchas veces prefieren no usarlo, ya que esto puede generar el enojo del ciudadano.

 


Otra de las dificultades de los trabajadores es en el trato con los “trapitos”, que muchas veces reaccionan de manera violenta. El coordinador general comentó que ya hay denuncias contra quienes limpian coches en el colegio Juan Crisóstomo Lafinur, por amenazar a una empleada municipal con un cuchillo.

 


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