SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

EN VIVO

Revelador testimonio por el crimen de Luis María Früm

Por redacción
| 05 de abril de 2014
Los jueces del tribunal siguieron con atención la declaración de los testigos.

En las dos últimas audiencias del segundo juicio por delitos de lesa humanidad que se cometieron en San Luis durante la última dictadura cívico militar, tres testigos aportaron sus testimonios por el asesinato del profesor universitario Luis María Früm y otros tantos lo hicieron para brindar datos sobre la desaparición del estudiante mercedino, Adolfo Pérez.

 

Todos los testigos que comparecieron el jueves y viernes ante el Tribunal confirmaron la inacción de la Justicia para aquellos casos de detención o desaparición forzosa de personas por motivos políticos.


Los jueces del Tribunal Oral Criminal Federal, Marcelo Alvero, Héctor Cortés y Oscar Hergott, les tomaron declaración a la viuda del docente, Elena Pilar Devoto, y a las licenciadas en Trabajo Social, Lucrecia Santos y Miriam Esther Molina. Mientras que Jorge Pérez (hermano de Adolfo), Miguel Ángel Ferrer (primo) y Ángel Rafael Ruiz (amigo) dieron sus testimonios sobre el joven secuestrado. Durante la jornada del jueves también se escuchó la declaración de Miguel Ángel Bataller, el abogado que fuera detenido el mismo 24 de marzo de 1976 en su casa.

 


El  testimonio más revelador sobre el crimen de Früm lo aportó la licenciada Molina, quien señaló que cuando entró a la morgue del hospital de Villa Mercedes vio el cuerpo de su amigo, "boca abajo, con los ojos vendados y las manos atadas con cadenas y creo que también con un alambre. Vestido aún en pijama y con un tiro en la nuca". Aunque de este caso nunca hubo un expediente policial ni judicial, los datos que se pudieron reconstruir por otros testimonios es que Früm fue detenido en su casa en la madrugada del sábado 19 junio de 1976 y su cuerpo sin vida fue encontrado a las 8 de la mañana en cercanías de la laguna Las Encadenadas, a 40 kilómetros de Villa Mercedes.

 


Según los relatos de esa época, cuatro oficiales de la Vº Brigada Aérea que iban de caza por esa zona vieron el cadáver, se acercaron y le tomaron el pulso. Al constatar que estaba sin vida dieron aviso a la Policía. Lo único que refirieron es que tenía las manos atadas, pero nada dijeron del orificio que el cuerpo tenía en la zona cervical, ni de la gran mancha de sangre.

 


Früm era trabajador social y llegó a ser director de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de San Luis. Dictaba la cátedra de Metodología en esa carrera y trabajó allí hasta que fue despedido, junto a su esposa, por la denominada Ley de Prescindibilidad, meses antes de ser secuestrado.

 


Antes, declaró la esposa del docente universitario, Elena Devoto, quien reiteró la información que brindó en el primer juicio hace cuatro años: “Tocaron a la puerta de nuestra casa ubicada en Montevideo 450. Era poco más de la medianoche. Mi marido salió en pijama a ver quién era. Creí que lo había venido a buscar su amigo Baigorria (ex policía) que nos prestaba el teléfono para comunicarnos a Buenos Aires con la familia de Luis María, porque mi suegra estaba internada”.   

 


El relato de la mujer continuó: “Como no regresaba y ya eran las cinco de la mañana junté a mis cinco hijos en la pieza y pasé por la casa de Baigorria, pero no lo encontré. Fui a la comisaría donde me interrogaron y me dijeron que 5 o 6 militares, que estaban cazando, lo habían encontrado muerto". La mujer recordó que le recibieron la denuncia y que los policías se sorprendieron porque según ellos "esa zona estaba resguardada porque se había hecho un operativo”.

 


El testimonio de Lucrecia Santos, alumna de Früm, reveló que el ex teniente José Luis Soru, que además era su compañero en la carrera de Trabajo Social, fue quien llevó adelante un allanamiento a su vivienda, porque en 1976 la mujer era integrante del gremio de la Sanidad.  Los abogados querellantes pidieron que fuera llamado a declarar como testigo ya que hoy Soru es docente en la UNSL. Los jueces desestimaron el pedido porque consideraron que "no puede ser testigo una persona que es pasible de ser llamado a declarar como imputado".

 


El caso Adolfo Pérez

 


Jorge Pérez tenía 22 años cuando secuestraron a su hermano en 1976: “Fueron 38 años que llevo adentro sin poder hacer nada", le dijo a los jueces cuando comenzó. En su testimonio recordó que “Adolfito salió de casa en el auto de la familia porque iba a encontrarse con alguien que finalmente no encontró y por eso, se fue a la heladería de mi primo que quedaba en el centro de la ciudad".

 


Dijo que como hacía frío “y no se vendían helados, decidieron ir a la casa paterna a tomar mate, no sin antes vender dos helados a dos personas que se presentaron en el lugar y que por el corte de pelo y la vestimenta parecían militares", relató. "Cuando cerraron el negocio y se fueron,  Adolfo se dio cuenta de que los seguía una renoleta. Dejó a su primo en la casa, le pidió que pusiera el agua para el mate y que lo esperara mientras iba a comprar cigarrillos. Pero nunca más regresó", dijo.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo