Nación será querellante por el asesinato del beato puntano
La Secretaría de Derechos Humanos busca agilizar la extradición de un acusado.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se suma como querellante en tres causas por delitos cometidos durante la última dictadura militar, entre las que se encuentra el asesinato de Wenceslao Pedernera, beato puntano, quien murió en 1976, en La Rioja, tras ser acribillado delante de su familia. De acuerdo a lo que informó el organismo en su plataforma web, el objetivo es “reimpulsar los juicios por delitos de lesa humanidad en todo el país”.
La causa llevaba años dilatada debido a que el único acusado, Abelardo Britos, no podía ser indagado. Un trámite de extradición con Paraguay, y algunos pasos burocráticos en Argentina, frenaban el proceso. En un trabajo en conjunto entre la Secretaría, a cargo de Horacio Pietragalla, y la Cancillería, se logró, a través de la Justicia de Paraguay, la ampliación de extradición para que Britos, que fue miembro del escuadrón 24 de Chilecito de Gendarmería Nacional y que estuvo a cargo del centro de detenidos políticos de La Rioja, pueda ser investigado.
“Vivimos con mucha impotencia, bronca, porque esto se viene dilatando desde hace muchos años. Tiempo atrás se quiso hacer dos veces el juicio y se suspendía. Ahora nos avisaron que Paraguay ya había dado el sí y que en cualquier momento arranca el juicio. Llevamos más de cuarenta años de espera. En La Rioja los jueces querían más pruebas; había varios testigos, pero desgraciadamente algunos fallecieron. Estamos con la ansiedad del inicio del proceso para que mi padre tenga un juicio justo y se reivindique su nombre. La justicia divina ya está, por algo fue declarado beato, ahora falta la justicia de los hombres”, expresó una de las hijas de Wenceslao, María Rosa Pedernera.
Antes de morir, perdonó a sus asesinos y le pidió a su familia que no tuviera odio.
La mujer, que con 13 años vivenció en primera persona el drama del asesinato de su padre, aseguró que le pide perdón en sus oraciones por no cumplir de lleno el pedido que Wenceslao le dejó a su familia antes de morir, para que no tuvieran odio y pudieran perdonar. “Le pido que me ayude, no es fácil”, aseguró.
En medio del dolor, aguardan con esperanza el inicio del juicio. El delegado del Inadi San Luis, Héctor Zavala, expresó algunas conclusiones personales sobre el proceso. “Esto lo menciono no tanto por la institución que represento, sino como abogado y militante. Celebro que esta gestión (por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla) retome la dirección política que nunca se debió dejar. Ahora hace uso de una facultad que le otorga el Código Procesal Penal, la facultad de impulsar el proceso, es una obligación del Estado hacerlo en este tipo de casos, especialmente en esta causa que estaba demorada. Nada había hecho la gestión anterior por impulsarla”, afirmó.
“Una justicia lenta no es justicia. En este caso hay un padre de familia, un militante de la Acción Católica Argentina, un beato que dio testimonio de Cristo y que por eso mismo sufrió las amenazas, la persecución y la muerte. Es muy importante que el Estado tome parte de estos procesos porque son delitos de lesa humanidad, terrorismo de estado. Debe terminar en una sentencia que le permita a los familiares y a los argentinos, empezar a cerrar una etapa que ha producido muchísimas heridas”, añadió.
Pedernera nació en La Calera, provincia de San Luis, el 28 de septiembre de 1936. Desde joven trabajó en el campo y en 1961 se mudó a Mendoza para trabajar en una finca. Al año siguiente se casó con Marta Ramona Cornejo y tuvo tres hijas.
Abocó su camino a las misiones populares, las semanas bíblicas y recibía los sacramentos con asiduidad. Tuvo un compromiso muy fuerte en el contexto de las cooperativas rurales, incluso formó parte de la coordinación regional del Movimiento Rural de la Acción Católica Argentina, en Cuyo. Con los años se estableció en La Rioja, donde fue colaborador del obispo Enrique Angelelli.
En la noche del 24 de julio de 1976, fue atacado por un grupo de hombres mientras descansaba en su casa. Lo acribillaron delante de su familia. Estuvo fuertemente herido y murió a las horas. Antes de fallecer, perdonó a sus asesinos y le pidió a su familia que no tuviera odio.
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