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Improfop: una industria verde todo el año

Por redacción
| 01 de junio de 2014
El vivero mantiene una producción permanente de plantas todos los días del año.

Una serie de avenidas de acacias, pinos y arbustos custodian un pulmón verde de especies, de doce hectáreas  ubicadas a 14 kilómetros de la ciudad de San Luis. Se trata de Improfop, el Instituto Mixto de Producción Forestal Provincial, que con un toque de tecnología, que adquirieron en 2009, logró mantener una producción permanente de plantas todos los días del año, que parten hacia distintos destinos: tanto a programas del Gobierno Provincial, como a los jardines y patios del público en general.

 

La semana pasada el vivero recibió cinco mil nuevas plantas, que serán usadas para la forestación de los módulos caprino y porcino de Sol Puntano.


Ese salto que dieron hace cinco años les permitió también adquirir cítricos y variedades de árboles y arbustos, que pertenecen a otros climas y que, gracias a la tecnificación, pueden sobrevivir a las inclemencias del invierno.

 


De hecho, la semana pasada el vivero recibió cinco mil nuevas plantas, que serán usadas para la forestación de los módulos caprino y porcino de Sol Puntano. Con esa tanda llegaron limoneros, kinotos, pomelos, mandarinos y naranjos que serán utilizados en otros planes del Ministerio del Campo. Es que esta SAPEM trabaja como una empresa privada pero tiene participación mayoritaria del Estado, eso explica su relación directa con esta cartera gubernamental.

 


A esta cifra, sumarán otros 15 mil frutales de carozos y pepita que van a ser adquiridos por el Programa de Control y Erradicación de la Mosca de los Frutos, que consiste en reemplazar los árboles que están infestados. Otra de sus ramas consiste en la plantación de estos frutales en la vía pública y en los patios delanteros de los vecinos. Esta experiencia ya fue realizada en el barrio V Centenario de la ciudad de San Luis, en las próximas semanas arrancará en El Trapiche y seguirá hacia distintas localidades del interior.

 


Más allá de esta ampliación, dentro del predio actualmente producen mil plantines hortícolas y de aromáticas, de 35 mil unidades totales, que irán hacia el plan “Cultivando Nuestra Tierra”, para la construcción de huertas comunitarias, en escuelas y en centros de jubilados.

 


“El 65 por ciento de las plantas que tenemos las producimos acá y el 35 por ciento las compramos por una cuestión de eficiencia”, aseguró el subgerente de Improfop, Sergio Fioreto. Explicó que esto sucede porque hay especies que se adaptan y se producen mejor en lugares que son más húmedos, por lo que crecen con más rapidez de lo que lo harían en San Luis.

 


“Cada lugar se especifica en lo suyo, en lo que anda mejor en su zona. Eso hace que incluso, sea más barato comprarlo que producirlo nosotros, porque una planta como estos sauces injertados a nosotros nos costaría tres años para que lleguen a esta altura de tres metros, en cambio en Buenos Aires lo hacen en un año y medio. No hay comparación”, afirmó.   

 


Un vivero a gran escala

 


De manera simple, el circuito de las plantas sería el siguiente: del invernadero de siembra pasan a la sala de enmacetado, para que los plantines sean colocados en recipientes en los que la planta pueda aumentar su tamaño. Y de ahí pasan al invernadero de recría, para llegar al “tamaño de venta”.

 


Para las clases más rústicas, tienen varios cuadros a la intemperie con riego y cubiertos con tela antigranizo o “sombráculos”, que a esta altura del año ya están plegados para evitar que se rompan con una nevada.  Allí, tutelan el desarrollo de árboles que crecen sin problemas bajo el clima puntano. Las especies son: acacia blanca, acacia visco, acacia Constantinopla,  fresno americano, álamo de varias variedades como “el carolino” o “el criollo”, sauces de distintos tipos y aguaribay, entre otros. También hacen arbustos como el retama, el laurel, el cotoneaster y las cortaderas, que son los que se usan para los canteros centrales de bulevares y autopistas. 

 


Pero para sobrepasar las heladas de invierno, Improfop tiene dos bastones para mantener y proteger decenas de especies durante los meses más crudos: el invernadero de siembra y el de recría. Ambos tienen la suficiente tecnología como para custodiar el crecimiento de cientos de plantas y continuar con la producción.

 


Invernadero de siembra

 


El circuito empieza por la cría, o el sector de las “camas calientes”, una especie de maceteros gigantes de unos dos metros de ancho por quince de largo que no sobrepasan los treinta centímetros del suelo y que funcionan con la misma lógica de la loza radiante: debajo de su base pasa agua caliente que permite mantener la tierra a cierta temperatura. “Esto le da las condiciones específicas para que la semilla germine o el gajito se prenda”, aseguró Fioreto.

 


Aunque las semillas tampoco están depositadas en la tierra. “Decimos tierra y no es tierra. Se llama sustrato porque es una combinación de varios componentes que generan las bases  para que germine una semilla”. Todas las condiciones están pensadas para crear el clima adecuado, por eso también, otra de las funciones de este primer invernadero es la de conservar la temperatura.

 


“En este momento del año no habríamos podido producir acacia visco por ejemplo, porque afuera en la intemperie no sale, pero gracias a las camas puedo empezar a germinarlos”, indicó, al tiempo que señaló una de las camas que rebalsaba de diminutos brotes de un verde presuntuoso.

 


Cada una de las camas contiene cerca de ocho mil plantas, pero la cantidad depende de cada especie. A su vez, no todas tienen el mismo poder germinativo: de diez semillas, algunas llegan a término nueve y otras cinco o seis, pero nunca logran prenderse el cien por ciento de lo sembrado.

 


Las formas de producción que usan son por “semillas” o producción sexual de una planta macho con la parte hembra de la flor, que usan principalmente para la producción de forestales; o por propagación vegetativa que es la de gajos. “Esta última se hace sobre todo con las ornamentales. A grosso modo es así, aunque hay excepciones por supuesto”, indicó.

 


Con el paso de los días, las plantas toman fuerza, color y tamaño. Y cada estirón las pone en forma para pasar a la siguiente etapa: “Después de este invernadero de cría, pasan afuera y se recrían a campo porque la planta se alimenta mucho mejor cuando está en tierra. Ahí la llevamos a un tamaño de planta robusta o tamaño de venta”, agregó.

 


El pase de la planta envasada también lo hace a su tiempo, siempre y cuando no haya temperaturas extremas, es decir, no puede realizarse ni en pleno verano ni en pleno invierno. En las forestales hay que esperar a que empiecen a soltar sus hojas, porque en la época de frío la raíz es la que tiene la fuerza, “entonces podés maniobrar desde la base y no se va a secar”. “Dicho de otra manera, si yo saco de la calle una planta con hoja en verano la voy a matar, si yo espero que se le caiga la hoja, la puedo trasplantar”.

 


Recría

 


Por esa razón, la recría la hacen en la época estival. Una vez que la producción a campo está lista, las plantas pasan sus últimos días en este galpón, en donde son enmacetados para salir a la venta al público.

 


“Acá tenemos todo lo que nació de semillas y que pasó por distintas etapas, distintos envases”, explicó Fioreto, rodeado de jóvenes árboles de aguaribay. “Cada una de estas plantas tiene un proceso que te lleva entre año y medio, dos o tres años, depende del tamaño de venta que quieras”, contó.

 


Depende el destinatario es el tamaño de producción. Por ejemplo, para el Programa Forestal de Medio Ambiente que requiere de unos 70 mil árboles de distintas especies por año, parten árboles que por lo general no tienen más de un año de edad y no sobrepasan el metro veinte de altura. En cambio “el público no quiere uno tan chiquito, prefiere una planta que ya le dé sombra. Y para eso, hay que esperar otro año más”.

 


Aunque eso no es todo, porque este sector también sirve para malcriar un poco aquellas especies que vienen de otras latitudes, como los cítricos. “Lo que traemos de otras provincias a veces lo depositamos por unos días acá para aclimatarlo”, precisó.

 


Apenas están llegadas las plantas de lugares mas cálidos nos obliga a meterlas acá. "Después, de a poquito las vamos sacando" hasta que llegan al sector de ventas para que sea adquiridos por sus nuevos dueños.

 


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