Absolvieron a un camionero por la muerte de Agustín Rodríguez

Mientras escuchaban el alegato de la fiscal de Cámara Diana Bernal, los familiares de Agustín Rodríguez tuvieron la primera señal adversa a sus aspiraciones. Graciela González, la madre del chico que murió hace casi cinco años aplastado por un poste derribado por un camión, abandonó, molesta, la sala de audiencias cuando oyó que la acusadora pedía dos años y medio de prisión para el camionero Modesto Villarreal, involucrado en el hecho. Sabía que con una condena inferior a los tres años, el imputado por homicidio culposo no iría preso. Al final, ni siquiera tuvieron el consuelo de que alguien fuera declarado culpable: la Cámara del Crimen Nº 1 absolvió al chofer.

"Funcionarios públicos y privados tienen la responsabilidad por lo que ocurrió"

Los insultos y reclamos de los familiares del nene de 10 años muerto el martes 27 de octubre de 2009 arreciaron contra los jueces Silvia Aizpeolea, José Luis Flores y Domingo Flores, cuando dejaban la sala, ayer a las cuatro de la tarde, después de la lectura del veredicto.
“He salido a la lucha como madre y esto es lo que obtengo de la Justicia, la falta de respeto a la familia, pero ¿saben cuál es el problema? Que no tengo una camiseta puesta y no me la voy a poner nunca, porque mi hijo merece respeto. El respeto que le he tenido durante estos cuatro años y siete meses”, dijo Graciela, desencajada, a los periodistas, cuando salió de la sala. La fundadora y presidenta de la asociación Madres del Dolor de San Luis lloró con amargura, abrazada por sus compañeras de lucha.
Después, en la explanada de los tribunales, se abrazó en silencio con su ex esposo Eduardo, papá de Agustín, que un rato antes, en la sala, mientras los jueces se retiraban, les había preguntado, indignado: “¿Para esto esperamos cuatro años y siete meses?”.
El fallo unánime de la Cámara coincidió con el argumento de la defensora oficial de Villarreal, Claudia Ibáñez, de que el camionero no había tenido ninguna culpa en el accidente, ya que no había creado ni aumentado el riesgo de que se produjera el hecho.
Ibáñez postuló en su alegato que quienes tuvieron responsabilidad por el percance fueron Edesal y la Municipalidad de San Luis. La empresa distribuidora de electricidad, por instalar postes de madera, prohibidos desde 1977 por la ordenanza 912, y por haber dejado un cable tendido por debajo de la altura de cinco metros, que sus propios empleados mencionan como reglamentaria. Y el Municipio, por no controlar las instalaciones.
Agustín murió al caerle encima un poste de palmera –que “además estaba podrido, lo declaró en este juicio un empleado de Edesal”, dijo la defensora– que se quebró cuando el camión remolcador de contenedores conducido por Villarreal enganchó los cables de electricidad con la “percha” con la que levanta los recipientes. Fue en la calle 9 de Julio, entre Colón y Rivadavia.
“Si Edesal estaba en infracción, nadie le decía nada. La Municipalidad no controló, no cumplió con su poder de policía”, alegó la defensora.
Y cuestionó que la fiscal de Cámara y el abogado de la familia Rodríguez, José Luis Dopazo, hicieran “un análisis limitado y selectivo” de la responsabilidad penal por la tragedia, al reducirla solamente al chofer del camión.
Después de los alegatos, antes de que el tribunal pasara a resolver, la presidenta de la Cámara le preguntó a Villarreal si tenía algo que decir. El procesado contestó: “Lo único que les digo es que yo al cable no lo vi”.
En su fallo, además de absolver al camionero, los jueces ordenaron enviar una copia de las actuaciones al juzgado de Instrucción, para que investiguen de quién fue la responsabilidad por el hecho. 
Pero a eso no le prestaron atención los familiares del chico muerto. No se ilusionan con que, con esa disposición, vayan a hallar a algún culpable por la muerte de Agustín.