Una obra en el GEPU genera derrumbes en casas vecinas

Pablo Correa se para frente a la pared derrumbada que separaba su casa del Club Gimnasia Esgrima Pedernera Unidos (GEPU) y dice: “Creo que he sido demasiado bueno. Lo que pasa es que yo quiero mucho a esta institución. Pero ya no me queda otro camino que mandarles una carta-documento, así no se puede vivir”. El vecino nació y vivió hace cuarenta años en la propiedad de dos plantas ubicada en Rivadavia 1245: “Este club fue el patio de mi casa, pero hoy tengo tres chicos que juegan acá todos los días. ¿Qué voy  a esperar, que se les caiga la pared encima? Por eso la  parte más comprometida la tuve que voltear”, contó desesperanzado.
Según explicó, “el problema empezó hace cinco meses con el movimiento de tierra que hicieron las máquinas que trajo la constructora (contratada por el Fideicomiso GEPU 1) para levantar la pileta de natación. El trabajo duró unos 20 días y a la semana en la pared apareció una grieta importante. Ahí decidí voltear por mi cuenta esa parte porque era un peligro seguir viviendo así”. Además, tuvo que instalar un alambre tejido para evitar que alguno de sus hijos o familiares se cayera al tremendo pozo de casi 10 metros de profundidad que hoy ocupa todo el espacio donde antes estaba la pileta de natación y en el futuro habrá 48 cocheras subterráneas.
Correa está dolido con las autoridades del club, porque si bien pudo hablar tres veces con el presidente Pedro Canali, “nunca me dio una solución”. Y aclaró que a Facundo Ayerza, el administrador del fideicomiso, “no lo conozco y nunca me llamó”. Pero lo peor no fue sólo eso, sino que a la semana de perder la mitad de  la pared medianera, Pablo salió al patio a jugar con sus hijos y “veo que se le cayó también la pared al vecino de al lado. No sabemos si fue por el movimiento que yo provoqué al voltear mi pared o si fue por acción de las lluvias que fueron socavando los cimientos”.
La casa vecina a la que hace alusión Correa está en Las Heras 942, y su propietaria es Rossana Carletti. “Hace poco más de un mes, mi abogado se comunicó con el señor Canali para informarle que se me había derrumbado la medianera y su respuesta fue que el club se iba a hacer cargo de levantarla. Lo cierto es que todavía no hubo ninguna novedad sobre ese tema”, explicó Carletti.
El dueño del local contiguo al club, que tiene el frente sobre Rivadavia, al lado del domicilio de  Correa, y que su fondo también termina en el predio donde estaba la pileta; está afectado porque la tierra que soporta los cimientos de su medianera fue socavada por las continuas lluvias. El hombre expresó además que cuando las máquinas hicieron el trabajo de remoción de la pileta, “con los camiones cargados de escombros cruzaron por mi vereda y me rompieron varias baldosas y la caja donde pasa el cableado subterráneo. Eso lo tuve que arreglar yo porque el presidente nunca me dio una solución”, dijo el vecino.
Consultado sobre este reclamo, Canali dijo: “La preocupación que hoy tienen los vecinos es la misma que le trasladamos nosotros como institución al administrador del fideicomiso. Pero hemos visto que los trámites son bastante más largos y engorrosos de lo que esperábamos. Por eso está el compromiso de parte de Ayerza de que, ni bien salga la autorización municipal, lo primero que van a concretar es arreglarle la medianera a los vecinos, que sería la etapa de submuración”.
También explicó que “como club, nosotros somos tan vecinos de la futura obra como cualquiera de los otros tres afectados. Si bien somos inversores, porque formamos parte del fideicomiso, no somos los dueños de ese terreno ahora porque lo cedimos en contraprestación para obtener los siete locales y las diez cocheras. Insisto no es el GEPU el que está construyendo la obra”.