El Gobierno publicó ayer una solicitada en el diario neoyorquino "The Wall Street Journal" con el título "La Argentina quiere seguir pagando sus deudas pero no la dejan". En el texto la administración que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner expresa el deseo del Estado de negociar con los holdouts.
El escrito, firmado por "Presidencia de la Nación – República Argentina", comienza con la frase "la Argentina quiere seguir pagando sus deudas, como lo ha estado haciendo desde 2005, pero ahora no puede por orden del juez Thomas Griesa y por el rechazo de la Corte Suprema de tomar el caso".
En el último párrafo de la solicitada —publicada a página entera— el Gobierno expresa su deseo de negociar, tal cual lo manifestó el último viernes la Presidenta durante el acto oficial en Rosario por el Día de la Bandera.
También admite que la decisión de la Justicia norteamericana, que respaldó el reclamo de los bonistas, "ha puesto a la Argentina en una posición delicada. Pero también a cualquier otro país que deba emprender una reestructuración de su deuda en el futuro. Bajo la legislación local de cualquier país, cuando hay suspensión de pagos y el 66 por ciento de los acreedores accede a un acuerdo, el resto está obligado a acceder", agregó la solicitada.
"En otras palabras: pagarle a los fondos buitres es un camino que conduce al default, y si no pagamos, la orden del juez Griesa pone en peligro el derecho de los bonistas a cobrar la deuda de 2005 y 2010", advirtió el descargo argentino publicado en el principal diario económico de los Estados Unidos.
Provincias a la espera
Algunas provincias se verán forzadas a emitir deuda aquí y en el exterior antes de fin de año para cubrir un rojo fiscal proyectado de entre 35 mil y 43 mil millones de pesos, que les permita pagar gastos básicos como sueldos y proveedores. Pero ahora los gobernadores esperan con expectativa que el Gobierno resuelva cuanto antes el conflicto con los "fondos buitres" para salir a tomar créditos en el mercado financiero.
La recesión de la economía, una inflación que sigue en niveles elevados, y un aumento del gasto empujado por los sueldos públicos y la mala gestión, puso entre la espada y la pared a más de un mandatario.
En Buenos Aires, Mendoza y Capital Federal estaba todo listo para salir al mercado, pero sus gobiernos decidieron pisar la pelota y esperar que pase la tormenta para no convalidar tasas usurarias.
Buenos Aires estuvo semanas atrás a punto de colocar unos 500 millones de dólares, pero no obtuvo la tasa del 11% o inferior que esperaba, y retrasó la emisión hasta que "mejore el clima".
El impedimento de emitir nueva deuda no es el único problema; también preocupa la que ya tomaron: Buenos Aires, Mendoza y Neuquén tienen títulos en dólares bajo legislación internacional.


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