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Más herramientas para proteger la fruticultura

Por redacción
| 22 de junio de 2014
Cada región tiene un frutal que lo caracteriza.

Son las 16:30. El timbre suena en la casa de Iris Beatriz Haberkon, ubicada en el centro puntano. Detrás de la puerta aguardan los brigadistas del Programa de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos. Abre la puerta, le entregan una tarjeta única y personal con un código QR, que leen con una aplicación que tienen en su celular y empieza la cuenta regresiva.

 

Cada región tiene un frutal que lo caracteriza, un predilecto elegido por la mayoría de sus vecinos. Pero a grandes rasgos, los cítricos abundan más que los carozos.


Pasan al jardín, fumigan naranjos, mandarinos y eternos limoneros. Una vez que terminan la tarea, en vez de llenar las largas planillas de papel, registran todo en la aplicación móvil para que los datos sean enviados en tiempo real, a una central.
En adelante, esta escena será replicada en más de 15.500 domicilios de todo el territorio puntano. Un proyecto que tuvo su prueba piloto en Juana Koslay y que a partir de la semana pasada,  el Ministerio del Campo decidió trasladar al resto del territorio provincial.

El sistema es simple: digitaliza todas las actividades que realizan las brigadas de fumigación tanto en el interior como en la capital, es decir, los operadores envían todas las maniobras que realizaron vía internet a un programa, especialmente diseñado para el Gobierno local. A su vez, como usa la geolocalización, marca en un mapa del estilo googlemaps, los lugares por los que pasaron y los que faltan por cubrir.

 


Así, les permite a los inspectores ver la capacidad operativa de las cuadrillas, aporta más seguridad al programa de control  y elimina definitivamente las planillas de papel, algo que les hará ahorrar tiempo y distancias. “Es único en el país, porque te garantiza velocidad de información. En toda la provincia tenemos WiFi entonces los datos viajan muy rápido”, aseguró el ministro que dirige la cartera, Felipe Tomasevich .

 


Entre otras cosas, la nueva tecnología les permitirá saber la cantidad y el tipo de árboles que tiene una vivienda. “Si yo quiero ver la cantidad de ciruelos que tengo por departamento puedo saberlo. Por ejemplo, actualmente en Pueyrredón hay 1.381 árboles de este tipo. A su vez, podés ver según la localidad y domicilio” aseguró el jefe del programa, Sergio Tamayo mientras mostraba en la pantalla de la computadora el nuevo software.

 


En ese sentido, será una pieza clave para medir el impacto de las políticas que llevan adelante. “Tener información numérica te permite cuantificar los resultados de nuestras acciones, si no podés cuantificar no podés medir. Y éste es el mejor tablero de control que pudimos diseñar”, aseguró Tomasevich. Además, marcará el “mapa frutícola” de San Luis por lo que los ayudará a direccionar las nuevas medidas que tomen. “Si sabemos que en tal localidad hay más cítricos podemos orientar las políticas en esa dirección”, detalló el ministro.

 


Otro punto interesante es que registra el uso que les dan a los frutos, si los usan para consumo familiar o si los venden y perfilar la actividad productiva. Así, según dijo pueden “atraerlos” a que conozcan la ley de valor agregado, para que no sólo produzcan, sino también vendan y generen un ingreso extra.   “Por cada planta de membrillo sacás siete kilos, y en quince árboles podés hacer bastante”, indicó Tamayo. “Quizás no van a vivir de los frutales pero pueden llegar a sumar entre 3 mil a 5 mil pesos”, aseguró por su parte Tomasevich.

 


El Programa  cubre la fumigación y las maniobras en aquellos vecinos que tengan hasta 15 árboles frutales. De ahí que el espíritu esté destinado a la producción en pequeña escala. “Es un plan social porque es para garantizarnos de que todos los sanluiseños que tengan frutales puedan consumir su fruta”, señaló.

 


Aunque proteger este pequeño segmento traerá grandes beneficios, porque es un eslabón más dentro de la serie de acciones que buscan el “blindaje sanitario” de San Luis. Así por lo menos lo aseguró el funcionario: “Si cuidamos el 100 por ciento de todas las plantaciones domiciliarias, indirectamente estamos actuando sobre las plantaciones comerciales porque el estatus que le damos a la provincia es mayor”.

 


La idea sería que “el pequeño no dañe tampoco al grande”. “Es un beneficio por partidia doble, para el pequeño porque lo ayuda a que tenga su fruta y para la provincia para controlar poblacionalmente la mosca de los frutos”, comentó.
 

 


Un trabajo de amplio espectro

 


El programa nació en el 2008. La ambición era grande pero las bases que tenía eran pocas. Por eso lo primero que hicieron fue un rastrillaje, casa por casa, para saber la cantidad de frutales que había en toda la provincia.  “Empezamos con un grupo de 24 personas, y con un total de 4 mil domicilios a los que les hacíamos las fumigaciones y los monitoreos”, comentó el jefe de esa división.

 


El proyecto creció y bastante porque ahora son 214 personas entre coordinadores, inspectores de trampeo, jefes de brigada, brigadistas, ingenieros agrónomos y laboratoristas que llegan a más de 15.500 domicilios, y que visitan al menos una vez al mes porque las tareas de fumigado las hacen con una frecuencia de entre 20 a 25 días, es decir, visitan cada vivienda al menos doce veces al año.

 


Pero los trabajos no son iguales en todas las épocas. En invierno, en especial en junio, julio y agosto, hacen una fumigación especial en suelo y tronco. “Se usa un agroquímico especial para aprovechar que durante estos meses la reproducción de la mosca es más lenta. Atacamos estas partes del tronco que es un hospedero de la larva y el suelo”, indicó.

 


Es que según explicó, la mosca fecunda los huevos en la fruta. Ahí nacen las larvas, que saltan del fruto, caen en el suelo y se entierran a 1 centímetro. “Se transforman en pupa que es la cápsula de la larva, y dependiendo de la temperatura y la humedad generan las condiciones para regenerar a esa mosca”.

 


Con el frío, la pupa permanece más tiempo en ese estado. Ahí aprovechan para hacer el tratamiento para matar la máxima cantidad de larvas posible y preparar a los árboles para llegar en el mejor estado a los meses más candentes.

 


Desde el principio, la misión que tuvieron fue la de “erradicar la Mosca de los Frutos de los Oasis productivos” y entre sus objetivos barajaron una lista que de a poco van cumpliendo. Entre ellos, el de “incentivar y diversificar la producción agrícola”, “proteger las zonas libres”, “alcanzar una mejora sustancial del estatus sanitario”, “certificar zonas libres de mosca” y “mejorar la competitividad e inserción de los productos frutihortícolas”. Los esfuerzos no fueron en vano, y aquellas metas propuestas que parecían difíciles de lograr cada día que pasa están más cerca de cumplirse.
 

 


Más herramientas

 


El programa tiene varios sistemas de control: el químico, a través de insecticidas, el cultural que se hace con las capacitaciones a los dueños de los frutales, el biológico con la técnica insecto estéril, y con la legal a través de la protección de las regiones bajo programa y las barreras sanitarias, tal como lo indica la página web ministerial.

 


Sobre estas últimas también habló Tomasevich. Con los controles asentados de los puestos de control de Desaguadero y Justo Daract, dijo que “la idea es tener cubiertos todos los ingresos a la provincia, es ir sumando más control para poder hacer el blindaje animal y vegetal”.

 


El fundamento fue que las provincias vecinas tienen una tradición muy fuerte tanto en fruticultura como en horticultura, por lo que “hay que fortalecer las fronteras”. “Somos una provincia sana, tenemos que protegernos al igual que lo hacen ellas”, dijo.

 


El funcionario precisó que tienen pensado que a finales de 2015 terminen de instalar los controles, en todos los ingresos por rutas provinciales asfaltadas, a la provincia. De norte a sur, de este a oeste, agregarán barreras en “Vizcacheras, en Puerta La Horqueta, en Quines-Candelaria, en Merlo y el arco del sur”.

 


Estos puntos tendrán un beneficio secundario: Cosafi aprovechará para controlar la documentación de todos los vehículos que pasen por la frontera. “Tienen una función combinada”.  A su vez, cada auto, camión o camioneta que entre deberá pagar un arancel extra y tendrá que pasar por los “embudos” fumigadores.  “No está creado como una fuente de recaudamiento. Con esto queremos autofinanciar parte del esfuerzo de la provincia”, señaló.

 


Según dijo, la idea es cobrar la mitad de lo que “están cobrando los puestos de control de las provincias vecinas”. A su vez, los ciudadanos puntanos que tengan la tarjeta magnética otorgada por el Ente de Control de Rutas, pagar un cincuenta por ciento menos. “Es un esfuerzo bastante grande pero es una ventaja competitiva. Al estatus sanitario de San Luis es algo que tenemos que cuidar con uñas y dientes”, sentenció. 

 


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