En un clima de absoluta tranquilidad, con sus hijos jugando en las escaleras exteriores de la escuela de impecable guardapolvo blanco, un centenar de padres de alumnos de la Escuela Normal "Juan Pascual Pringles" exigieron a viva voz con pancartas, cacerolas y silbatos que los docentes de los tres niveles (Inicial, Primario y Secundario) levanten el paro que llevan adelante desde el 17 de junio para que se reanuden las clases.
Hay preocupación por cómo van a recuperar las clases perdidas. Sería durante diciembre.
La convocatoria surgió por las redes sociales y en conversaciones informales ante la preocupación general por la falta de dictado de clases que sufre la escuela que depende de la Universidad Nacional de San Luis. A los habituales paros de los días 14 en pedido del reconocimiento de ciudadanía plena que hacían los docentes (estatus que consiguieron finalmente el jueves pasado), se sumó desde hace dos semanas uno por tiempo indeterminado porque no hay acuerdo sobre el aumento de sueldos que pide ADU, el gremio que nuclea al 90 por ciento de los profesores, y lo que ofrecen las autoridades.
"No puede ser que de 62 días hábiles de clase tuvieron nada más que 40. Ya arrancaron más tarde que las escuelas de la provincia, hubo que esperar que terminaran los arreglos del edificio y enseguida se plantaron con una huelga cuando no había pasado ni una semana. Hay cuestiones políticas y gremiales más allá de las diferencias salariales", aseguró Valeria Barroso, una de las cabezas visibles del grupo de padres.
La cita era para las 13:30 en la puerta que da a Pedernera, por lo que un rato antes ya había dos motos policiales para prevenir cualquier incidente. En realidad, hicieron falta unos minutos después, cuando los papás fueron cada vez más y entonces terminaron cortando la calle. En ese momento los agentes motorizados se trasladaron a la esquina de Chacabuco para desviar el tránsito y evitar embotellamientos.
Hubo clima de reencuentro para los chicos, que volvieron a ver a sus compañeros luego de dos semanas. Ajenos a todo, ellos se pusieron a jugar y a meter el mayor ruido posible con cornetitas y silbatos. Los mayores se colgaron unos carteles que decían "Padres Unidos de la Mixta. Luchando estamos educando". Algunos pegaron carteles en las paredes y puertas pidiendo la reanudación de las clases y exigiendo el derecho de los chicos a aprender. En el interior, sólo se divisaba a un guardia de seguridad que tenía órdenes de no abrirle a nadie. Lo mismo pasaba por la entrada de Lavalle.
"Vine porque tengo miedo que después nos hagan repetir el año. Esperé mucho para entrar a la Mixta, porque no hay otra escuela con orientación científica, y ahora mirá lo que me pasa", se lamentaba Enzo Grosso, uno de los pocos estudiantes secundarios que se acercó a la protesta.
Después de un rato de presionar, finalmente la rectora Miriam Villegas aceptó que un grupo de cuatro papás pudieran pasar a conversar sobre la situación. Eso calmó los ánimos y entonces fue tiempo de esperar novedades.
Cuando salieron de la reunión, los papás explicaron que había que esperar la asamblea de ADU, que se realizaba anoche, para ver si levantaban la medida. Y adelantaron que si no había acuerdo, el miércoles a las 13 volverían a protestar. Firmarán un petitorio para que a los docentes les descuenten los días no trabajados y le sacaron a la rectora el compromiso de que no tomarán los exámenes integradores como estaba previsto.
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