La Holanda de Arjen Robben

Atravesar la barrera maléfica de los cuartos de final tras 24 años fue un gran desahogo para la Selección Argentina, y ahora que ya está en el baile de gala y que las que quedan para danzar son las más feas le toca enfrentar a Holanda, el último subcampeón mundial que mostró dos caras en Brasil 2014.
Hizo una excelente fase de grupos en la que pasó invicto y con un implacable 5 a 1 en el debut ante España y cuando parecía que venía para comerse crudo a sus rivales, su nivel comenzó a decaer y sufrió para pasar a México y Costa Rica, uno sobre la hora y otro por penales.
El bajón en la selección de Luis van Gaal no es casual y se podría atribuir directamente a la lesión de Nigel de Jong (El Mascherano de ellos), que le aportaba equilibrio, marca y primer pase al equipo "naranja" y que desde su salida ha sido un dolor de cabeza reemplazar.
Pese a su andar de mayor a menor,  Holanda es un rival para tomar recaudos, sobre todo porque cuenta con uno de los jugadores más desequilibrantes del torneo: el incansable Arjen Robben, por él pasa el fútbol  y las esperanzas de “los tulipanes”. Por más que su técnico cambie 6 veces el esquema en un partido como nos tiene acostumbrados,  neutralizar la gambeta endiablada del Nº 11, que parece jugar con el R1 apretado como en la Play Station, es la clave para no sufrir.
La mala para Argentina en el historial es que nos tienen de nietos: cuatro derrotas, tres empates y una victoria, la de la final de '78. La buena es que nunca hemos perdido una semifinal.