Murió tras ser golpeado con una piedra en la cabeza, en una plaza

Cuando llegó a su casa, el martes a la tarde, José Jonathan Soria, de 16 años, se quejaba por un fuerte dolor en la cabeza y le explicó a su hermano Antonio cuál había sido la causa: otro chico le había pegado con una piedra. Hoy al mediodía, cuando su padre fue a su habitación a llamarlo para almorzar, lo encontró muerto. Aunque un forense le hacía la autopsia para determinar la causa de la muerte, la Policía, que esperaba el informe del perito, daba por sentado que fue la agresión.
Esta tarde, aunque todavía no contaba con la confirmación científica sobre el origen del deceso, la División Homicidios ya trabajaba en el barrio “Néstor Kirchner”, tomando declaración a los jóvenes de la zona. En la plaza de ese vecindario del extremo sur de la ciudad ocurrió el hecho.
“Hemos estado recabando testimonios de menores que han presenciado cuando otra persona, de la que no sabemos si es menor, golpeó al adolescente en la cabeza con una piedra”, señaló anoche el jefe de Homicidios, comisario inspector Walter Contreras.
Según esos relatos, José habría tenido una bolsa con pegamento. Y como se habría negado a convidarle al otro joven para que “jalara” –es el término que usaron los testigos, como sinónimo de aspirar–, el otro lo agredió.
José Jonathan Soria, que no iba a la escuela y se ganaba la vida haciendo changas, vivía en la casa 5 de la manzana 115 del barrio 500 Viviendas, cercano al Kirchner.
De ese domicilio llamaron a las doce y media al 911 para pedir que fuera la Policía. El pedido fue derivado a la Subcomisaría 23ª, del barrio Pucará, que tiene jurisdicción en esa zona. Pero cuando comprobaron que se trataba de una muerte que no tendría causas naturales, los policías de la 23ª llamaron a Homicidios.
Antonio Soria, de 20 años, les contó que el día anterior su hermano menor había llegado adolorido en el costado izquierdo de la cabeza, por el golpe que había recibido.
Entonces había decidido llevarlo al Hospital del Sur. “Le hicieron una placa radiográfica, le dieron unos calmantes y le indicaron que debía quedar en observación. Pero por decisión propia del chico golpeado, que no quería quedarse, volvieron a la casa”, dijo Contreras.
El personal del centro asistencial sureño le indicó al hermano que si José tenía dolores o mareos lo trasladara al Hospital San Luis.
Cuando llegó a su casa, José pasó a su habitación, pidió que apagaran la luz y lo dejaran solo.
Al mediodía, el padre, Omar Soria, fue a despertarlo para que se levantara a almorzar. Pero el chico ya no reaccionaba.
La familia, desesperada, llamó a una ambulancia del Sempro (Servicio de Emergencias Médicas Provincial), pero la médica que llegó, Eugenia Agüero, constató que el chico ya estaba sin vida.
El médico de la Policía, Alfredo Samper Battini, convocado por los hombres de seguridad, pidió que le hagan la autopsia al menor para establecer la causa de la muerte. La pericia fue ordenada por el juez Penal Nº 1, Sebastián Cadelago Filippi, que también fue a la casa donde el chico yacía boca arriba, sobre su cama de una plaza.