Los coristas afinaron por la amistad y el amor a la música

Toda la vida estuve con la música, porque mis padres cantaban. Y hace treinta años llegué acá y al tiempo me empujaron a sumarme al grupo "Hilos de Plata". Y es genial, porque somos como una familia que se divierte y va conociendo gente de otro lugares a través de lo que más le gusta”. La historia de Dolores Robledo es una moneda corriente entre los 800 coristas que llegaron de distintos puntos del país para darle vida a la decimonovena edición del “Merlo le canta a América”.
Durante las dos jornadas, más de veinte coros entonaron en los salones del Casino Dos Venados y el Hotel Villa de Merlo, donde con respeto, dedicación y admiración aplaudieron cada presentación.
Tras dar su show, cuatro integrantes de "Hilos de Plata" descansaron en una mesa aparte y explicaron, entre pizzas y cervezas, cómo las melodías llegan a transportar a quienes la interpretan o simplemente la escuchan.
“A mí me acompaña en todo momento, incluso en situaciones que no son tanto para cantar. Pasa que te llena el alma”, sostuvo Robledo, quien destacó el encuentro nacional por su crecimiento a partir de la organización y la gran convocatoria.
Tal como escribió Patricio Santos Fontanet (ex cantante de "Callejeros"), donde cree que “con una canción la tristeza es más hermosa”, la profesora de piano explicó que todos los géneros requieren del sentimiento y no sólo de la técnica. “Desde el folclore hasta el tango, lo melódico y el rock, transmiten su belleza. Y con nuestro coro tratamos eso, de que el público disfrute lo que hacemos”, sintetizó Graciela Escobar, mientras su compañera, Mercedes Campero contó que al estar sobre el escenario “uno comienza a transportarse”.
Graciela Cau es otra de las coreutas que conoció la magia de la música gracias a sus padres. Luego del paso por los grupos de la iglesia y el coro "Kennedy", ya en Merlo comenzó a extrañar los ensayos y terminó uniéndose a "Hilos de Plata". “Lo bueno es que es para todas las edades. Por ejemplo, hace muy poquito empezó un matrimonio con su hijo chiquito", agregó.
Previo a la presentación del Taller de la 3ª Edad de La Banda (de Santiago del Estero) que dirige la profesora María Ofelia Giovanardi, Rodrigo Coronel recordó cómo estos encuentros le cambiaron la vida: “Un amigo me invitó y me sumé, pero sin saber nada de música. Sólo me gustaba escuchar y cantaba tango. Y ahora hago de todo. Empecé solo hace 4 años y ahí nomás vino mi esposa, y ahora compartimos esto que nos encanta. Es algo muy lindo porque hubo un cambio positivo, de alegría pura. Por ejemplo, cuando voy hacer las compras voy cantando para memorizar las letras que ensayamos, y eso me alegra. Es decir, a mí y a mi señora Mercedes nos alegra el alma”, describió el jubilado de 72 años.