Las autoridades brasileñas confirmaron en las últimas horas que una segunda persona murió debido a una enorme inundación que cubrió los poblados cercanos a un yacimiento de mineral de hierro en el estado de Minas Gerais, en el sureste del país.
En tanto, hasta el momento 28 personas siguen desaparecidas después del desastre del jueves, que motivó una operación de rescate que ha involucrado a cerca de 500 efectivos que aún buscan a víctimas de la inundación, con la ayuda de perros y equipo especializado.
El torrente, compuesto por agua, lodo y desechos mineros, inundó zonas ubicadas hasta a 100 kilómetros del embalse cuyos diques colapsaron. Si bien los niveles del agua han descendido, las autoridades esperan que los residuos arrastrados por el Río Doce lleguen el martes al vecino estado de Espírito Santo.
El sábado, el diario Estado de S. Paulo informó que un estudio encargado por el gobierno de Minas Gerais en 2013 había advertido que los diques que colapsaron podían ser vulnerables.
El domingo, helicópteros y vehículos entraban y salían de la base de operaciones establecida cerca de la mina para coordinar los esfuerzos de recuperación, que han sido obstaculizados por fuertes lluvias y neblina. Aunque es cada vez menos posible hallar sobrevivientes, funcionarios dijeron que no lo descartaban.
De las 28 personas identificadas como desaparecidas, 13 eran trabajadores de la mina.
El gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel, quien dijo que el colapso de los diques es el peor desastre ambiental que ha afectado al estado, declaró el domingo después de realizar un vuelo sobre la región que el gobierno comenzaría a estudiar qué medidas regulatorias pudieron ser insuficientes.
Reuters
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