Natalia Monzón puede contradecir esa expresión popular que asegura que “el tiempo todo lo cura”. “La verdad es que cada año que pasa, el dolor por la pérdida de mi papá y mi hermana es más profundo”, confesó ayer la joven. El martes pasado, es decir, hace cinco días, se cumplió el segundo aniversario de la muerte de Héctor Daniel Monzón y Maira Soledad Monzón. El hombre de 52 años y su hija de 21 viajaban en un Fiat Duna rojo que, de modo intempestivo, fue chocado en la Vía del Peregrino por un Ford Falcon blanco que conducía Rolando Martínez, quien iba ebrio. Aunque eso nunca compensará las ausencias, para Natalia “es un alivio que (Martínez) esté preso; esto trae tranquilidad a nuestra familia; sabemos que de ese modo no va a poder causar daño a otras personas”.
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