Sospechan que la narcobanda iba a traicionar al proveedor

La faena era riesgosa, pero iba a resultar jugosamente redituable, debe haber razonado el paraguayo González Vega. Y se decidió a venir a San Luis para concretar el negocio: comercializar y trasladar desde su país 134 kilos y medio de marihuana y cuadruplicar, por lo menos, el dinero invertido al venderle el cargamento a sus nexos locales. Pero, según la hipótesis de los investigadores, el extranjero no iba a recibir la paga: sus compradores –o más precisamente Jonathan Vogel, un preso por matar a un comisario que es señalado como el cráneo de la narcobanda– habrían planeado un ardid para hacerle creer que la Policía había secuestrado el cargamento y estaba tras él. Así, al extranjero no le quedaría más remedio que salir pronto de la provincia antes de ser detenido lejos de su casa.

La teoría de que el proveedor de la droga iba a ser víctima de una “mejicaneada” surge de las averiguaciones que la Policía Federal de San Luis hizo antes de interceptar la carga en la calle Aristóbulo del Valle casi Italia, hace una semana. Una parte de los panes verdes iban celosamente guardados en cajas de metal selladas. El resto, en cajas de cartón.

Una fuente de la causa contó que el taxista Miguel Ángel Gatica pasó a buscarlas por un domicilio de la zona oeste de San Luis. No iba solo: lo acompañaba otra persona de su entorno. Sacaron las cajas y las acomodaron presurosos en el Fiat Siena blanco del tachero. Los efectivos de la Federal le salieron al cruce en pleno viaje. Gatica quedó detenido ahí, en la calle, como sospechoso de integrar la red delictiva.