Buen desempeño agrícola en el Valle del Conlara

Alrededor de unas 75.000 hectáreas de cultivos ubicadas en la zona agrícola del Valle del Conlara se desarrollan a buen ritmo gracias a las oportunas lluvias de fines de primavera y principios de verano. Así lo manifestó el asesor Marcelo Bongiovanni, tras un relevamiento en campos de la zona noreste, donde constató el buen aspecto y sanidad en lotes de soja, maíz y sorgo granífero que atraviesan diferentes etapas de maduración.

Al igual que en años anteriores, el 20% de las 90 mil hectáreas cultivables en el Valle quedaron sin arrendar por la crisis económica.

Aunque las primeras precipitaciones llegaron a principios de octubre, el despertar de la primavera fue un tanto irregular. Con registros generosos de entre 150 y 200 milímetros, los meses de octubre y noviembre trajeron además “ventanas” de alta temperatura, con viento y baja humedad ambiental, lo que impidió una continuidad en las siembras tempranas que habían comenzado a mediados de octubre. “Recién a fines de noviembre las condiciones hídricas fueron las adecuadas para el desarrollo de la campaña”, señaló el asesor agrícola.

Durante diciembre, los pluviómetros registraron valores normales (de entre 100 y 130 milímetros) mientras que en enero los campos acumularon entre 150 y 200 milímetros, según mediciones de la Red de Estaciones Meteorológicas y de productores locales, un récord más que significativo en una zona marginal donde los promedios históricos de este mes rondan los 85 milímetros. Hasta mediados de febrero, las precipitaciones alcanzaron marcas de entre 60 y 120 milímetros, según la localidad.

Pero la inusual cantidad de lluvia también acarreó algunos inconvenientes: las tormentas fuertes con caída de granizo afectaron alrededor de 10 mil hectáreas en distintos momentos a lo largo de la campaña. Bongiovanni señaló que el porcentaje de daño en los cultivos fue de entre el 40 por ciento y el 100 por ciento. “Las heladas que sufrimos el 1º y el 20 de diciembre en algunas localidades produjeron daños parciales en lotes de siembra temprana”, explicó el ingeniero agrónomo.

Gracias a los 300 milímetros acumulados hasta fines de diciembre, los lotes agrícolas con buen manejo presentaron valores de agua útil en el perfil hasta los dos metros de profundidad, lo que permitió realizar las siembras en condiciones óptimas. Diferente fue la situación en aquellos lotes alquilados tarde y con una alta densidad de malezas (por ejemplo rama negra), donde las reservas hídricas se consumieron muy rápido. “Esto generó que fueran sembrados recién a fines de diciembre, cuando los perfiles se recargaron”, contó Bongiovanni.

A pesar del excelente incentivo climático, el asesor destacó que, debido principalmente a la situación económica y financiera del sector agropecuario,  observaron una disminución de entre un 15% y un 20% de las hectáreas destinadas a cultivos agrícolas en comparación con años anteriores.

Situación de los cultivos

Con la mitad del área agrícola cultivada, la soja lidera la campaña gruesa en el Valle. Sigue de cerca el maíz, con un 40% del área cultivada, y por último el sorgo, con el 5%, al igual que otros cultivos minoritarios, que abarcan el 5% del área restante.

El 60 por ciento de los lotes de oleaginosa fueron sembrados en diciembre, a la espera de las condiciones óptimas del agua superficial, mientras que el 40 por ciento restante eligió la siembra temprana en noviembre. Tanto en los lotes que ya exhiben una vaina de al menos 2 centímetros en alguno de los cuatro últimos nudos del tallo principal con hojas en pleno desarrollo (estadio reproductivo 4), como aquellas con semillas que se sienten al tacto o se ven a trasluz (estadio reproductivo 5), la condición del cultivo y la sanidad es de buena a muy buena. “Hemos observado la presencia de bacterias (pseudomas y xanthomonas) y virus (Soybean Mosaic Virus), pero con bajo nivel de incidencia”, aclaró el asesor. 

El ataque de orugas defoliadoras no fue generalizado y hasta el momento sólo en el 30% de los lotes se superó el umbral de daño económico y hubo necesidad de realizar aplicaciones. “También sufrimos ataques aislados de tucuras, con daños por debajo del umbral”, señaló Bongiovanni.

El maíz abarca un 40% de las 75 mil hectáreas cultivadas esta campaña y fue sembrado entre octubre (20% de los lotes) y diciembre (80%), con marcada preferencia por los tardíos. Tanto los cultivos que atraviesan la etapa de ámpula y grano lechoso, como los que exhiben la séptima hoja desarrollada o entraron en estado de panojamiento, presentan condiciones de buenas a muy buenas y estado sanitario muy bueno. En apenas el 20 por ciento de los lotes identificaron ejemplares de gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), con una incidencia en promedio del 15 por ciento.

Bongiovanni comentó que, al igual que en la campaña anterior, observaron una importante caída en el uso de tecnología, lo que al momento de la cosecha comprometerá el rendimiento final. “Del total sembrado, el 70% del maíz corresponde a hijo de híbrido y el restante a maíz híbrido, del cual sólo se ha fertilizado el 50% de la superficie total”, detalló.

A la inversa que el maíz, los productores que optaron por el sorgo granífero decidieron sembrar el 80 por ciento en fechas tempranas (noviembre) y apenas un 20 por ciento se inclinó por la implantación en diciembre. La condición de los cultivos, que atraviesan los últimos estados vegetativos y de panojamiento, es de buena a muy buena, al igual que la sanidad.

Como dato curioso, el asesor señaló que la superficie destinada a sorgo cayó a la mitad en comparación a los registros históricos, cuando ostentaba una cobertura de casi 7.500 hectáreas.