Dos actitudes frente a una infracción de tránsito

La primera sorpresa de los oficiales de Policía que hacían un procedimiento de tránsito en el interior de la provincia fue que el vehículo que pararon era conducido por el ministro del Campo Gonzalo Amondaraín. La segunda fue un poco más desagradable: el funcionario no tenía en orden su licencia de conducir.
Luego del procedimiento de rutina y de una multa mínima (que rondaría el orden de los 200 pesos), las sorpresas llegaron en las oficinas de los programas dependientes del Ministerio de Seguridad. Amondaraín habría mandado a algunos emisarios para evitar el pago de la multa. 
Distinta fue, por caso, la actitud de otro funcionario que hace unos días fue sorprendido con la licencia de conducir vencida. Al viceintendente de Villa Mercedes, Oscar Montero, casi se le cae la cara de vergüenza cuando no tuvo más remedio que reconocer ante los oficiales de tránsito que había dejado pasar el tiempo para la renovación del carnet, un trámite que se hace en una oficina que está muy cerca de su despacho en la Municipalidad.
Montero no tuvo problemas en aceptar la multa, tal vez porque el auto en el que andaba era de un reconocido funcionario villamercedino.
Pero ese detalle disparó otro hecho sorprendente. Una de las políticas de la municipalidad villamercedina es enviar un SMS a los conductores registrados unos días antes de que la licencia entre en caducidad. A Montero se le pasó la renovación confiado de que le llegaría el aviso.
Cuando -una vez que la multa ya estaba consumada- le preguntó a los responsables del área por qué no había recibido el anuncio, la respuesta lo dejó aún más preocupado. “Justo esa semana se había caído el sistema”, le explicaron.