Para cruzar la intersección de Sucre y avenida Eva Perón, hay que tener ojos hasta en la espalda, así dijeron a El Diario de la República los vecinos de la zona. Hace dos semanas que los semáforos están intermitentes. Con la luz titilante comenzaron los accidentes y los reclamos para que los arreglen. El peligro no es sólo para los automovilistas. Cruzar la calle le puede llevar a un peatón más de 15 minutos.
“Yo trabajo de 6 a 16 y siempre ando por esta zona. Todos los horarios son complicados para cruzar, la gente anda como loca. Están los que vienen de Sucre para cruzar el Corredor y agarrar el semáforo de España y después tenés los que vienen por Sucre para doblar por el Corredor. Esta esquina siempre tiene problemas”, dijo Salvador, taxista de la empresa Pato Taxis.
La mayoría de los vecinos que rodean la intersección son comerciantes. Hay una verdulería, una gomería, una forrajería y una casa de comidas. Todos sus propietarios dijeron haber hecho reclamos para que arreglen los dispositivos. Hasta ahora no han obtenido ninguna respuesta.
“Me manejo en bici todos los días, vivo en Aristóbulo del Valle y para dirigirme al centro paso por acá. Antes los semáforos estaban sincronizados, pero duró muy poco. Ahora tardás el doble de tiempo para cruzar y cuando lo hacés no sentís la misma seguridad, quién dice que justo un auto dobla y te lleva puesto. Van muy rápido”, dijo Alejandro.
Elvira que vive en Perón (la continuación de Sucre) hace más de diez años y es dueña de la Rotisería Agustina, contó que cada vez que los aparatos andan mal hay un accidente. “Día por medio tenemos a alguien tirado en la vereda. El miércoles un taxi chocó a una moto y una nena de doce años terminó casi en la puerta de mi negocio. Mi hija llamó a la ambulancia y gracias a Dios la cosa no pasó a mayores. Por acá pasan muchos niños y la verdad que no es seguro en ningún momento del día”.
Problemas de verano
En febrero los semáforos andaban en óptimas condiciones, sin embargo el problema que afectaba a las arterias era otro y tenía que ver con el clima. Las fuertes lluvias arrastraron arena y formaron un cúmulo que abarcaba gran parte de la intersección (Sucre y Corredor) dificultando el tránsito de automovilistas y ciclistas. El riesgo era el mismo: el constante flujo vehicular y las altas velocidades.
El problema de ese entonces estaba para los que circulaban de sur a norte para cruzar la autovía. Mientras que algunos autos pasaban lento para esquivar el montón de arena, otros pasaban rápido para agarrar la luz verde de los semáforos.
“La cosa es que nunca podemos estar tranquilos, y de noche es peor porque no hay buena iluminación”, dijo el dueño de la gomería de la avenida.
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