Viven en un lugar cuyo nombre pocos conocen y pagan por servicios municipales que no tienen. Son dieciséis familias del loteo Altos del Sol, al este de la ciudad. Los afectados dijeron que la Municipalidad no pasa por la zona porque la considera terreno privado. Desde que se mudaron, hace más de un año, deben abonarle a particulares por limpieza y mantenimiento. Por la falta de reconocimiento no pueden ponerle nombre a la calle ni registrar el barrio, por ese motivo tampoco pueden recibir boletas ni correspondencias. Hicieron más de veinte quejas a la Comuna para que los reconozcan.
“Nosotros compramos este terreno a la inmobiliaria Demo García. Empezamos a construir y nos mudamos en enero de 2014, casi al mismo tiempo llegaron las demás familias. La empresa cedió mediante expedientes los espacios verdes comunes a la Municipalidad. Esto quiere decir que deben ponerle nombre a las calles y al barrio, como así también brindar los servicios pertinentes. Nada de esto ocurre porque la Comuna dice que el terreno es privado. Dicen que no hay ningún expediente. Sin embargo, nos cobran todos los impuestos, que no llegan acá, pero que figuran en su libro de deudas”, expuso Nicolás Frade, uno de los vecinos.
El loteo del Altos del Cerro comenzó hace tres años. Actualmente hay 16 familias viviendo ahí y varias casas en construcción. El barrio está rodeado por la calle Doctor Houssay y por el residencial privado Los Quebrachos. Luego de meses en que observaron que nadie mantenía los espacios verdes, decidieron pagar para que alguien lo hiciera.
“Pagamos un abono mensual para que nos corten el pasto, cuando los empleados de la Municipalidad vienen para esta zona, cortan en la Houssay pero acá no entran. Nuestra calle es otro tema. Como no está pavimentada tenemos que contratar a una máquina para que la aplane. Para hacer eso también tuvimos que comprar tierra”, comentó uno de los damnificados, Guillermo Stroppa.
Otro de los problemas que afectaba a las familias era la falta de recolección de basura. Como el camión no pasaba, tenían que llevar los residuos a los contenedores más cercanos. “Recién hace seis meses comenzó a pasar. Tuvimos dos reuniones con la Municipalidad para solucionar todo, quedamos en organizar una tercera donde iba a venir Ponce. Nunca vino y los problemas siguieron igual. Seguimos sin recibir los principales servicios y aún no tenemos un nombre”, dijo Frade.
Como el barrio no está registrado en ningún lado, tampoco pueden recibir correspondencia ni boletas. “A mí me mandaron una encomienda de Tucumán, como no encontraron la calle, la devolvieron al lugar de origen. Tampoco llegan las boletas, ni las cartas”, dijo Guillermo Lehne. “Es una incoherencia. Nosotros figuramos en los padrones de la Municipalidad y pagamos luz, barrido y demás. Eso significa que en algún lugar estamos asentados”, expuso Lorena Squizziato.
Más inconvenientes
Además de la falta de servicios básicos, los vecinos sufren la inseguridad. De las dieciséis casas que hay el lote, trece fueron robadas. Para evitar futuros hurtos la mayoría de las familias tuvo que poner alarmas. Además, compraron e hicieron colocar un tejido de alambre de ciento cuarenta metros para cerrar la entrada principal que da con la calle Houssay.
“Desde que colocamos esta especie de ‘reja’ disminuyeron los robos. Pero todavía queda el canal que está sobre la calle. Por el alto de los yuyos nadie lo ve y eso es lo peor. El interior parece una cueva. La Policía nos dijo que ahí se esconden los ladrones”, dijo Juan Muñoz.
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