Autoridades de la ciudad recibieron el estudio que durante casi cuatro meses realizaron expertos e investigadores sobre el fenómeno del crecimiento del Río Nuevo. El informe final de 22 páginas contiene un análisis de la situación y también propone una serie de medidas a futuro, entre ellas el monitoreo permanente de lo que sucede en Villa Mercedes, el poblado más grande de toda la zona de influencia del sistema hídrico que aparece en constante evolución.
En el campus universitario de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) se presentaron las conclusiones y análisis a los que arribó la comisión conformada por expertos del Grupo de Estudios Ambientales del Conicet, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), el Ministerio del Campo y una consultora externa de la Universidad de Buenos Aires.
“Nos asombró toda la dinámica que tiene, la forma en que se van produciendo estos efectos que aparecen en la superficie. Esto es producto de una red de drenaje que se está formando de ríos y arroyos con sus afluentes. Al aparecer estos excesos hídricos, empezaron a divagar, a buscar su propio cauce; es un proceso que continuará y probablemente tarde sus años”, aseguró Osvaldo Barbosa, profesor de la FICA y Vicepresidente de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo.
De acuerdo al estudio, realizado en la actualidad existen cuatro microcuencas conformadas a partir de la cuenca de El Morro: una conocida como El Zanjón Negro, otra como el arroyo La Guardia, El Quebrachal y Río Nuevo; todas buscan su escurrimiento natural hacia el Río Quinto. El reporte que fue presentado en abril al gobernador, Claudio Poggi, y el martes en la noche a autoridades de la ciudad destaca que “los nuevos cursos se forman a partir de puntos en los que un área históricamente “seca” sin manifestaciones de vertientes o agua en superficie comienza a mostrar señales de humedad creciente. Se forman bañados o simplemente se detecta pérdida de piso por presencia de niveles freáticos muy cercanos a la superficie. El nivel de humedad y el área de estos bañados o focos crecen”.
El ingeniero Barbosa sostiene que problemas similares a los ocurridos en los últimos tiempos en la ciudad los vivió Córdoba, pero que pudo superarlos aprovechando las épocas de sequía y el crecimiento de vegetación. “Eso acá no se da. Los cauces aún no se estabilizaron porque los arroyos todavía no llegaron a su base. Cada uno tiene un nivel de base dado por las pendientes o por algo que sea duro (como roca) y que no le permite al agua seguir socavando”, señaló.
Otro de los problemas es el sedimento que arrastra el agua, y que particularmente generó inconvenientes en la ciudad, debido a que taparon los canales de desagües existentes y el agua cubrió durante varios días sectores de las rutas nacionales 7 y 8. “No sabemos para donde va a ir el sedimento porque esto recién se está formando, entonces un día rellena para un lado, y como hay puntos donde no puede socavar viene el agua más limpia y se va para otro lado. Así avanza. Y ese es uno de los problemas de nuestra ciudad, un problema indirecto porque no la afecta el agua, sino los sedimentos que provocan que no se pueda desagotar bien”, señaló el especialista en suelo.
Conclusiones
Uno de los puntos donde el estudio pide mayor atención refiere a la posibilidad de que se generen nuevos inconvenientes en las rutas. “El daño de las obras viales emerge actualmente como el impacto más apremiante y como una de las amenazas más serias, dado que la parte baja de la cuenca es atravesada por dos rutas nacionales que en conjunto resultan cruciales, creando el principal corredor vial este‐oeste del país y uno de los más importantes del continente”, señala el documento.
Entre las recomendaciones habla de la necesidad de instrumentar más estudios para profundizar temas específicos y también realizar un seguimiento constante mediante mapas y monitoreo de la evolución de la cuenca.
“Hay que seguir estudiando, hay que monitorear de manera permanente. Sugerí establecer una red de freatímetros (para medir la napa freática) en distintos lugares, ya sea que hayan sido afectado o no, y ver si se puede hacer una red de bombas para desagotar esa napa. Ese es uno de los problemas que afrontará la ciudad”, anticipó el ingeniero Barbosa.
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