En tres meses erradicaron cinco basurales clandestinos

Parece una porfía, pero en realidad es una lucha por cambiar una cultura degradante. En los últimos tres meses la Municipalidad de Villa Mercedes erradicó cinco basurales clandestinos, algunos de los cuales habían renacido luego de una limpieza anterior, fruto de vecinos a los que poco les importa el derecho de los demás a vivir en un ambiente limpio y sano.

La Comuna los redujo de 50 a 11 en menos de cuatro años. En la última semana saneó el gran foco del Kilómetro 2, otro en el sector oeste, en las calles Guido y Jujuy, y uno tan nuevo como insólito ya que obstaculiza el paso sobre Guayaquil, entre Necochea y Justo Daract. De cada espacio sacaron entre diez y sesenta camiones de desperdicios.

A principios de 2014 había cerca de cincuenta zonas de deshechos que lograron reducir a 16, según explicó el secretario de Servicios Públicos, Daniel Desotti. Actualmente, el jefe del programa, Pablo Pedernera, confirmó que limpiaron cinco, pero quedan once.

 Las tareas de la última semana implicaron la limpieza de uno de los sectores más afectados por la basura: un terreno ubicado por el Kilómetro 2, por donde a diario deben transitar quienes viven en el Kilómetro 4, unos 500 metros más adelante, en dirección a la ruta provincial 2B. "Lo limpiamos hace 15 días, pero el jueves volvimos y debimos sacar un promedio de 15 a 20 camiones de desperdicios con una pala volcadora", resaltó el funcionario. Es un sitio que inicialmente dispusieron que fuera uno de los puntos verdes, habilitado para que el ciudadano arroje ramas, restos de poda y escombros, pero "lo sacamos a pedido de los vecinos y lo pasamos al fondo de la calle, cerca de ruta 2B, pero siguen tirando", se preocupó.

En el sector opuesto, a la altura de las calles Guido y Jujuy, pasa lo mismo. Pedernera contó que retiraron casi treinta camiones cargados de basura, diez más que en el Kilómetro 2. "Lo habíamos limpiado veinte días atrás, pero el vecino hace caso omiso y tira de todo. Es una lucha constante", consideró.

Para coronar la semana de trabajo, el programa de Planeamiento debió asistir con la maquinaria a uno de los límites del barrio Justo Daract. Para el asombro del personal, manos anónimas arrojaron residuos de todo tipo (plásticos, domiciliarios, animales muertos, cartones, entre otros) sobre ambos márgenes de Guayaquil, lo que obstaculizó, entre Necochea y Justo Daract, el paso de los vehículos.

Es la segunda vez que el personal encuentra la calle tapada y debieron usar una decena de recolectores y dos palas volcadoras.

"El monitoreo es permanente porque son lugares 'tradicionales', como si el vecino se acostumbrara a arrojar basura. Más allá de los multas que hacemos con Ucim (la Unidad de Control e Inspección), no está dando resultado. Es un costo grande usar la pala cargadora, los volcadores y la moto niveladora. Si el vecino ayudara, esa plata se destinaría a otra cosa. Para tener una ciudad limpia necesitamos la colaboración de todos, porque de nada sirve que lleguemos cada 15 días y encontremos el mismo panorama", aseguró el jefe del área.

Aún así hay vecinos que condenan esas actitudes y "han empezado a actuar, a cuidar el barrio, los que viven cerca reaccionan e increpan a los que tiran la basura y  es bueno porque interpretan que lo tenemos que hacer entre todos".

Tareas anexas

Además de luchar contra los basurales, el programa realiza la limpieza de los canales de desagües sobre San Luis, Ardiles y aquél que atraviesa el predio de la Calle Angosta, los barrios del noreste y llegan hasta el Aeroclub. Aunque cueste creerlo, aquí también arrojan basura. “Si en la puerta de la casa uno deja arena, las lluvias la llevan a los desagües. La ciudad cuenta con casi el ciento por ciento de los servicios de recolección de residuos y de limpieza de pavimento, mientras que en las calles de tierra levantamos los montículos y regamos”, sostuvo Pedernera.