SAN LUIS - Jueves 02 de Mayo de 2024

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Jugos Nora, una delicia cuyana

Por redacción
| 10 de septiembre de 2015
En el interior. Los camiones Mercedes Benz y Bedford eran los vehículos que se usaban para el reparto en el interior provincial. Y los envases de Jugo Nora, hoy sólo son un recuerdo de una empresa líder.


Antonio Andrés Aversa (Tonino) tiene 81 años y trabajó en Jugos Nora, más de 25 años, ingresó como empleado y se retiró como gerente.

 


La firma era ALPUKE SRL y llegó a San Luis en 1968 cuando él (dueño de sodería Aversa) había perdido a su padre (Rafael Aversa) y se encontraba inmerso en varios problemas, entre ellos el económico, tenía mucha plata en la calle y las deudas se acumulaban una tras otra.

 


“Nosotros teníamos la sodería que vendía unos cien cajones por día, repartíamos en una carretela tirada por un caballo y con una camioneta, y en la distribuidora de bebidas anexamos productos traídos de San Juan por José ‘Cacho’ Gómez que se había radicado en San Luis junto a su esposa que estudiaba bioquímica”, cuenta.

 


“La muerte de mi padre fue un duro golpe ‑continúa‑, yo quería alquilar porque económicamente no estaba bien. Gómez apareció con una buena propuesta de los sanjuaninos, que pretendían instalarse en San Luis, comenzamos las tratativas comerciales, la verdad estaba mal anímicamente y sin saber qué hacer”. 

 


Alejandro Aiello, muy amigo de su padre y hermano de Carmelo, le había ofrecido trabajar en un hotel que tenía junto a otros socios en Santa Fe. "La propuesta estaba buena y me gustó la idea. En los días siguientes le dije que no a la oferta sanjuanina, cerraba y me iba a Santa Fe con mi señora”, recuerda.

 


En ese tiempo vivía con su madre, su tío José que tenía 84 años y la situación no era del todo buena, incluso un amigo, Jorge "El Gordo" Boanerge que vivía en la calle Las Heras, le aconsejó que se quedara. "Lo pensé y le dije a Alejandro que no iría a Santa Fe”, aclara.

 


Esa decisión hizo que se reavivaran las negociaciones con la gente de ALPUKE y en poco tiempo más, los sanjuaninos se instalaron en Tomás Jofré al 800 donde funcionaba la sodería que tenía unas dimensiones aproximadas de quince por treinta metros de fondo".

 


"Fue un hecho importante por esos años porque era una generadora de empleo, una nueva fuente de trabajo cuando en San Luis era muy complicado. Quedé como empleado administrativo y ‘Cacho’ Gómez, en la gerencia”, asegura.

 


En junio de 1968 llegaron las máquinas de San Juan, que generaron una "verdadera revolución comercial". Rápidamente se convirtieron en líderes en la venta de gaseosas en toda la provincia, sus siete sabores (naranja, pomelo, lima-limón, cola, manzana, mandarina, limón y soda La Choy), los fueron haciendo dueños del mercado. "Dividimos la ciudad en doce o catorce zonas, los repartos se hacían con camiones: dos Ford, uno de ellos modelo '37, un Internacional '54, y el de Gómez”, detalla.

 


Para Nora el problema eran los envases. "Hay que tener en cuenta que para vender una botella, el distribuidor debe tener cinco: una en stock, otra en la zona de lavado, otra en llenado, otra arriba del camión y otra en el cliente. Si no se mantiene esa cadena, no puede haber una venta masiva. El problema era el envase”, recalca.

 


En San Luis había que imponer el producto. Para lograrlo, ALPUKE hizo una gran inversión en botellas como resultado de un estudio de mercado. Llegaron a los clientes con un método novedoso e ingenioso: regalaban los envases. La metodología consistía en dejar los cajones con gaseosas a domicilio del cliente, en la segunda visita se reponían las ventas y se retiraba el cajón sin los envases, y en la tercera lo mismo. Así el cliente se capitalizaba y en cada mesa sanluiseña había un producto Nora.

 


ALPUKE era una empresa que estaba muy firme económicamente, y podía permitirse esos lujos. "Llegamos a tener más de cien empleados y unos dieciséis vehículos entre camiones de reparto y camionetas en toda la provincia, dos de larga distancia y depósitos en Villa Mercedes y en Villa Dolores, provincia de Córdoba", admite.

 


"También se trabajaba muy bien en Villa de la Quebrada, donde montamos un depósito con más de cinco mil cajones, para reponer. Una vez, previo a las fiestas, se desató un temporal de agua, granizo y nieve que nos obligó a volver con todo lo que habíamos llevado. Así es este negocio, los feligreses tomaban café y se guarnecían del frío y la nieve donde podían”, rememora los tiempos de auge.

 


Los repartos se hacían por zona. En Quines y Concarán habían depósitos para no demorar tanto la entrega de la mercadería. La distribución era muy importante, los camiones volvían vacíos para cargar y comenzar de nuevo con el ciclo. 

 


Tonino Aversa dice que tenían unos operarios que daban todo por la empresa, entre ellos los hermanos Guardia: Andrés (maquinista), Juan (ventas), Félix (chofer), Germán y Ricardo (operarios), eran de la zona de La Chañarienta y muy buena gente.

 


Otro de los empleados que vino de San Juan fue don Hugo Basilio Vega, que trabajó años en la empresa. Ex compañeros dicen que era un hombre muy querido entre el personal y terminó siendo el capataz general de la compañía.

 


Otro de los que vino de tierras sanjuaninas fue Alejandro Ruiz, quien dijo: “En Jugos Nora trabajé veinte años, ocho en San Luis y doce en San Juan. Mi puesto era en Mantenimiento y Llenado. Era muy grato el trabajo porque se habían formado varios grupos y muy buenos compañeros. Estában los tres hermanos Calderón, ‘Pepe’ Varas, ‘Pocho’ Lucero y Agustín Barroso, que eran algunos de los choferes de reparto en la ciudad, también había cinco mujeres  y a todas se las respetaba por igual”, manifesta.

 


Mientras que Juan Guardia narra que de joven vino a trabajar a la ciudad. "De a uno fuimos ingresando a la empresa, yo siempre fui repartidor en el interior de San Luis, a veces demorábamos varios días en volver, se trabajaba muy bien y sentimos mucho cuando cerró sus puertas".

 


Guardia que hoy sigue con el mismo trabajo pero independiente, es además integrante del conjunto folclórico "Los Hermanos Guardia". Asegura que en los últimos meses les daban anticipos con ticket canasta y cuando se fundió le entregaron un camión como parte de la indemización y para evitar el juicio.

 


Según Tonino, el éxito de los productos Nora estaba en la calidad. "Fuimos líderes desde el primer momento, se fueron cambiando las máquinas y actualizando. Las bebidas se hacían con frutas que se compraban en Entre Ríos, se procesaban en San Juan y se enviaban a San Luis. Los tachos de jugo de pulpa venían esmaltados y recubiertos con polietileno. Cuando se abrían, el aroma era extraordinario, esa pulpa se iba en las botellas, lamentablemente una ley lo prohibió. Ése era uno de sus secretos, el otro era que se endulzaba con azúcar Ledesma, la pureza y calidad de sus productos era lo mejor que tenía”, destaca.

 


En San Juan la empresa comenzó a tener problemas a fines de 1980. Los socios se separaron, pese a que se trabajaba muy bien. Nora marcaba la diferencia, pero comenzó la decadencia. En San Luis se hace cargo Antonio Puerto, trabajamos hasta abril de 2006, pero no fue lo mismo, la empresa empezó a mostrar fallas en su estructura económica y se fue descapitalizando. Las deudas comenzaron a tapar los escritorios. Antonio Puerto comenzó a tener problemas familiares y nada fue lo mismo", explica el final de un símbolo.

 


"Con los años, la familia Puerto, elaboró y concretó un nuevo proyecto; la fabricación de jugos en San Luis a los que denominó Mónaco. Se benefició con la Ley de Radicación Industrial, e instaló su nueva empresa en Martín de Loyola casi avenida Justo Daract".

 


"La fábrica de jugos comenzó su elaboración diaria de un nuevo producto casi artesanal". "Esa empresa llegó a tener unos ciento treinta empleados, cuando lo aconsejable era que cerraran el viejo edificio y se fueran a trabajar a la nueva empresa para abaratar costos", interpretó Aversa.

 


Tonino expuso que en los últimos tiempos, dejaron de fabricar en San Luis y el llenado de las botellas comenzó a hacerse en Paraná o Santa Fe en una empresa especializada en jugos y gaseosas

 


“Por las deudas, los bancos se fueron quedando con todo. Un triste final porque no supieron o no pudieron administrar una empresa que era líder en el centro del país. Así terminó ALPUKE SRL y Jugos Nora, que podría haber sido líder en la Argentina", exteriorizó sobre el lamentable final de una etiqueta que marcó una época.

 


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