Dos docentes relataron cómo los embistió el tren en Zanjitas

La maestra María Eva Santucho dice que no recuerda haber escuchado la bocina del tren carguero que embistió al colectivo en el que ella, integrante del contingente del colegio Santa María, iba sentada dos asientos detrás del chofer. “Pero algo hizo que yo mirara hacia la izquierda”, por la ventanilla, declaró ayer ante la Cámara del Crimen, en el juicio contra el colectivero Julio César Jofré. Y lo que vio la asustó mucho, relató. “Vi la máquina muy cerca, me di vuelta para decirle al chofer ‘¿qué hacés?’, pero no lo vi en su asiento, no estaba”, contó.

No tuvo tiempo para seguir buscándolo con la mirada. “Inmediatamente vino el impacto, nos pegó muy fuerte detrás de mi espalda”, relató la docente, que iba sentada del lado de la ventanilla.

Cuando le pidieron que calculara la distancia a la que había visto la locomotora, Santucho calculó “de acá a la pared, un poquito más”. Del asiento donde estaba sentada ayer al extremo izquierdo de la sala de audiencias hay casi cuatro metros. Luego estimó que serían doce o quince metros los que los separaban del tren, aquel mediodía del miércoles 2 de noviembre de 2011, cuando ella percibió que se acercaba el convoy.

En ese punto el relato de Santucho no coincide con lo que había declarado en el juzgado, el 15 de diciembre de 2011, durante la primera parte de la investigación. Esa vez dijo que había visto el tren a treinta o cuarenta metros. Su testimonio de ayer tampoco es igual al de hace casi cuatro años en relación con la impresión que le causó ver acercarse el carguero. En aquella declaración afirmó: “No me asusté para nada porque pensé que el chofer iba a parar para dejar pasar el tren”.

La docente desmintió ayer la afirmación de Jofré de que el Mercedes Benz “se le murió” cuando pisó las vías y estuvo cerca de un minuto tratando de darle arranque. Según ella, “el colectivo nunca se detuvo”, sino que en cuanto ingresó en la línea férrea fue arrollado por el tren.

Recordó haber visto al colectivero con los auriculares puestos mientras descansaba, un rato antes, en la escuela del paraje Santa Rosa, pero no puede afirmar que los tuviera en los oídos mientras manejaba, como señala una versión. “Él no iba conversando con nosotros, ni llevaba una radio prendida”, dijo.

Cuando el carguero de América Latina Logística (ALL) golpeó al colectivo, “mi cuerpo fue sacudido, fui despedida hacia adelante y no vi más a nadie”, relató la víctima.

“Sólo era yo, golpeándome mucho, el tren nos arrastraba mucho, parecía que no paraba más”, recordó ante los jueces.

La formación ferroviaria empujó 225 metros al colectivo, precisó ayer la licenciada en Criminalística Carina Bernal, del cuerpo profesional forense de los tribunales de San Luis.