Como si no fuera demasiado el daño que le provocó a Estudiantes de San Luis en los últimos tiempos, Carlos Ahumada, el ex presidente de la entidad albiverde, pergeñó sin medir las consecuencias una última jugada que podría haber causado un problema más grande aún. Antes de hacer pública su renuncia, el empresario visitó la Asociación del Fútbol Argentino para pedir la desafiliación del club Estudiantes de la casa madre del fútbol. Un hecho sumamente grave, que dejaba atónitos a las propias autoridades de AFA, quienes no podían creer que la misma persona que presidía un club pidiera su propia desafiliación. Como primera instancia, se le solicitó en calle Viamonte que mínimamente trajera un acta firmada por los socios pidiendo dicha desafiliación y explicando los motivos, para luego ser tratado en reunión de Comité Ejecutivo. La rápida reacción del Gobierno de la Provincia a través de los organismos correspondientes generó la intervención y evitó mayores daños. Recordemos que la figura de la desafiliación hubiera significado para el club la pérdida de todos los derechos que el Estatuto de AFA reconoce y lo inhabilita en forma permanente para realizar partidos de fútbol contra equipos afiliados. Con lo cual, los chicos de inferiores, entre otros, se hubieran quedado sin la posibilidad de seguir disputando el torneo de AFA.
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