SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Elisa Forti, la nona runner de 81 años con espíritu aventurero

Por redacción
| 26 de diciembre de 2016
Perseverancia. Elisa viajó a La Carolina y compitió en la distancia más larga de 16 kilómetros. Llegó última y fue ovacionada.

El 31 de diciembre Elisa Forti cumple 82 años. Nacida en Italia, emigró con su familia cuando tenía apenas 14, siempre con un espíritu deportista, descubrió el running hace 10 años. Y desde ese día no paró. Con casi 100 carreras realizadas, se definió como amante de la aventura y los desafíos. Hizo tres veces el “Cruce Columbia” en el que se recorren más de 100 kilómetros en tres días y une a Argentina y Chile. Viajó a San Luis para correr 16 kilómetros en La Carolina y se dio un tiempo para hablar con El Diario de la República. Siempre con una sonrisa, recordó sus viajes y las amistades que sembró en el camino.

 


-¿Por qué empezaste a correr?

 


-Hice deporte toda mi vida. Jugué al vóley hasta los 40 años y después empecé con tenis. Cuando tenía 72, trabajaba con  mi hija en un consultorio de kinesiología y una chica nos contó que iba a correr a Villa La Angostura. Y me dieron ganas de conocer cómo era. Después de algunas idas y vueltas, al final viajé pero no corrí. Pero cuando volví empecé a entrenar con un grupo los sábados. A los dos meses hice mi primera carrera en Tandil y de ahí comencé a participar en competencias cada dos meses.

 


-¿Cómo es tu entrenamiento?

 


-Vivo en Vicente López a tres cuadras del río. Todas las mañanas voy y troto una hora. No mido el kilometraje. Salgo a las 9 y hasta las 10. Después ya tengo permiso para irme a mi casa. El domingo en vez de correr juego al tenis y en verano, voy a natación. Siempre estuve con el movimiento. Antes de ir a la playa mis hijos me tenían que acompañar una hora.

 


-¿Tuviste un entrenamiento especial para el “Cruce Columbia”?

 


-El primer cruce lo hice hace 3 años con uno de mis nietos. Pero seguía con mi rutina normal. Donde vivo yo hay bastante subida y además ejercicio en las escaleras, subiendo de a dos o tres escalones. Pero el mayor entrenamiento es la constancia porque tenés que hacer todos los días el esfuerzo. Lo que más me gustó fue los paisajes que ves, el compañerismo y la organización. Es lindo terminar de correr y relajarte al lado del lago. Desayunás y almorzásy te reunís con gente de todas partes del mundo. Es una experiencia inolvidable.

 


- ¿En qué otros lugares corriste?

 


-Fui a Salta, Iguazú, Jujuy, Villa Ventana, Pinamar, Miramar, Necochea, Córdoba, Río de Janeiro y ahora San Luis.

 


- ¿Por qué decidiste venir a competir a San Luis?

 


-Me llamó una de las organizadores de la carrera y me salió del alma decir que sí.  Mi hija, Adriana me dijo que me acompañaba y después se sumaron dos chicas que corren. Me pareció muy lindo el paisaje que cambia todo el tiempo. Ver la montaña, las praderas y todo el verde, me pareció lindísimo.

 


-¿Y qué es lo que más te gusta del running?

 


-Me encanta el paisaje y la dificultad que tiene correr en montaña. No es como la calle, siempre igual, sino que cambia. Hice carreras en las que empecé atravesando un bosque, después pasé por un camino de piedras y terminé en la playa. En cada competencia encontrás algo distinto y cuando cruzás la meta sabés que todo el sacrificio valió la pena.

 


- ¿Tenés alguna cábala?

 


-El collar que me lo regaló mi prima en Italia y con la que emigramos juntas. Por su mérito me casé con mi marido (risas). Mis hijos la adoraban. Cuando me lo dio me dijo “Elisa no dejes de correr porque te hace bien”. Ella escribía y falleció hace poco. Solamente lo uso cuando corro. Cuando me siento mal lo agarro y le pido que me empuje y me ayude a no abandonar. Es un ancla que tengo, me hace sentir acompañada.

 


-¿Sentís que sos un ejemplo para otros?

 


-Al principio me molestaba el reconocimiento porque no estoy haciendo nada bueno, no ayudo a una escuela o a un hospital sino que corro para mi bienestar personal y porque me gusta. No lo entendía. Pero después vi que el cariño de los admiradores, por llamarlos así, (risas) era sincero y le empecé a ser agradecida.

 


-¿Recordás alguna anécdota?

 


-Una vez en Salta, termino la carrera y escucho que alguien me grita “Elisa, Elisa”. Era un chico joven que se acercó, me besó y me dijo “gracias”. Yo lo miré y le contesté “gordín, todo muy bien pero, ¿quién sos?”(Risas). Y me contó que hace dos años estaba sentado en la cama haciendo zapping, me vio en una carrera y pensó “qué hago yo acá y esa señora ahí”.  Y esa era su primera carrera. Se me pone la piel de gallina cada vez que lo cuento.

 


Elisa aseguró que el apoyo de su familia es incondicional para seguir con su pasión por el running. Tiene 5 hijos, 11 nietos y tres bisnietos. Confesó que su deseo es poder correr en el pueblo donde nació, en Como, Italia y recorrer las calles que conoció cuando era apenas una niña.

 


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