Para los miembros de la Sociedad Italiana, el de ayer fue un día histórico. Después de cinco años, la entidad recuperó la administración de sus instalaciones gracias a un buen gesto de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), que le dio fin al contrato de usufructo del salón y las oficinas cuando todavía le quedaban 15 años de uso a su favor. Así, uno de los lugares más antiguos y tradicionales de la cultura mercedina vuelve a las manos de sus dueños y ya sueñan con devolverle su viejo esplendor.
La sede de la comunidad, ese conjunto de salones y aulas que arrancan en la esquina de Junín y Las Heras y dan la vuelta hasta Riobamba, forma una parte imborrable del recuerdo de los mercedinos. Durante muchos años allí funcionó un cine teatro que, primero bajo el nombre de "Cine Roma" y luego como "Cine Centenario", era el principal centro de esparcimiento y espectáculos de la ciudad. En el 2009, la Legislatura lo declaró como patrimonio cultural de la provincia.
Sin embargo, hace un poco menos de una década, la institución tuvo que afrontar una serie de instancias judiciales por la muerte de una persona en un accidente que ocurrió dentro de sus instalaciones. En el año 2011, la sentencia final de ese largo proceso determinó que la institución tenía que pagar más de un millón de pesos en concepto de indemnización.
Como la Sociedad no contaba con esos fondos, el edificio corría riesgo de ser rematado. Para salvarlo, idearon un acuerdo. La UNSL aportó los recursos y, a cambio, la entidad de los italianos le cedió el uso del inmueble durante veinte años.
"El convenio fue muy fructífero y era lo necesario para salvar los intereses patrimoniales de la ciudad, pero las cosas cambian, evolucionan y consideramos que tal vez éste era el momento para que la Sociedad Italiana recuperara ese patrimonio para ofrecérselo a la comunidad", planteó Marcelino Insúa, a cargo de la Subsecretaría de Asuntos Estudiantiles y Bienes-tar Universitario (Ssaebu), dependencia que ocupó las oficinas durante este tiempo.
Así, en un acto sencillo y con carácter intimista, las partes firmaron el fin del contrato y acordaron la transición. La Ssaebu seguirá usando las salas hasta poder trasladarse a la actual sede de la obra social DOSPU, que a su vez se mudará al nuevo espacio que construye sobre la avenida 25 de Mayo.
Pero además, la Sociedad Italiana le permitirá a la Universidad continuar organizando sus actos académicos en el auditorio de calle Junín. "De todas modos, tenemos algunos diseños y nuestro sueño es pronto tener nuestro propio auditorio", aclaró Héctor Flores, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Alberto Ferrero, presidente de la asociación que nuclea a los descendientes italianos expresó que "fue un gesto maravilloso de la UNSL que siempre va quedar en el recuerdo, tanto aquel primer paso para salvar nuestro edificio como este segundo momento". Así, la comunidad no sólo retoma sus instalaciones sino también las ganas de proyectar actividades. "En el 2017 trataremos de poner el salón de fiestas para reintegrarle ese espacio a nuestros asociados", anticipó.


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