SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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La "laguna nueva" crece con cada lluvia y se demoran las soluciones

Por redacción
| 20 de marzo de 2016
Una pileta. Con cada tormenta se agiganta. Según los vecinos una vez la taparon con tierra, pero ahora ninguna repartición nacional, provincial o municipal se acercó.

Pasan las semanas, los meses y las tormentas pero todo sigue igual. No, no se trata de los famosos desagües pluviales, sino de un problema mucho más simple de reparar y que cada vez que llueve perjudica a un gran sector de la ciudad. Nos referimos a la laguna de la ruta nacional 147, a pocos metros de la usina que posee Edesal, casi frente a la Plaza del Cerro. Tras la lluvia del jueves por la noche, la escenografía volvió a instalarse y más allá de ser un foco de generación ideal para los mosquitos, nadie hace nada.

 


Cada vez que llueve, los vecinos que se trasladan a los barrios de la zona noreste, o aquellos que usan esa ruta para ir hasta La Punta, deben tener máxima precaución a la hora de atravesar los metros de asfalto que sufren el desborde de la “laguna nueva”.

 


Al correr las horas, cuando las nubes se disipan, la ruta -gracias al incesante paso de vehículos- se despeja, pierde el agua, pero queda el barro. A los dos costados de la banquina el fango domina el panorama y es un mini pantano.

 


Para los automovilistas es un desafío peligroso atravesar esos cincuenta metros cuando llueve. Además, no hace falta que caiga mucha agua para que la laguna crezca. Su dimensión actual genera que, apenas caen unos milímetros, la inundación sobre la carpeta asfáltica complique el tránsito.

 


"Esto es algo que no se arregló nunca. Yo por mi trabajo paso siempre y cada vez que hay tormenta ésto se inunda. Hace años y años que el problema existe y nadie hace nada", dice Daniel Fernández, uno de los tantos taxistas que atraviesan el mini dique.

 


"Soy vecina del barrio, vivo a pocas cuadras y te diría que ya estamos acostumbrados a la laguna. Cada verano crece un poquito más con la lluvia. El problema ahora es que esa agua estancada es un peligro por los mosquitos. Ojalá alguien piense en los vecinos y haga algo", pidió Norma Lucero, una mujer que vive a la vuelta de la Plaza del Cerro.

 


Mientras sus apacibles aguas marrones esperan por el próximo chaparrón para agigantar su superficie, nadie de Vialidad Nacional u otros organismos involucrados se hace cargo de la situación.

 


"Como siempre, hay que aguantar nomás. Porque cuando llega el invierno llueve menos y la laguna merma", se consoló Daniel.

 


"Con otras vecinas llamamos a la Municipalidad, nos tomaron el reclamo pero nadie vino", añadió la mujer.

 


"Una vez creo que fue Vialidad Provincial la que trajo unas topadoras, unas camionadas de tierra y la tapó por completo. Pero después siguió lloviendo y se armó de nuevo", contó Juana, otra vecina que se sumó a la charla con El Diario de la República.

 


Los baches son otra parte de la postal a la vera de la autovía y sobre ella. "Acá hay que bajar la velocidad sí o sí, no queda otra. Es un peligro, sobre todo cuando hay tormenta", añadió el taxista.

 


Habrá que esperar si alguien resuelve un problema que ya es parte de un paisaje no deseado.

 


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