Diego Lorenzetti no dijo nada. Al intendente de La Calera lo llevaron ayer a declarar en indagatoria ante la jueza Virginia Palacios, que anteayer ordenó detenerlo como supuesto autor intelectual del homicidio de su esposa, Romina Aguilar, asesinada el sábado 30 de enero.
Apenas unas horas después del asesinato, Lorenzetti había hablado con cada periodista que quiso entrevistarlo. Ayer al mediodía, cuando la prensa lo asedió camino al juzgado, el funcionario no contestó ninguna pregunta. Los policías de la división Homicidios lo condujeron a prisa y con una capucha negra.
Delante de la jueza tampoco habló. Su abogado, Rafael Berruezo, había anunciado, antes de la audiencia, que iba a hacer que el sospechoso se abstuviera e iba a pedir la prórroga de la detención, por ocho días, para estudiar el caso.
“Es un expediente de ocho cuerpos”, (de doscientas fojas cada una), señaló para destacar lo voluminoso que es el sumario de la investigación, labrado a lo largo de un mes.
Las pruebas reunidas en esas actuaciones justificaron la decisión de la jueza de imputarlo por el homicidio doblemente agravado de su mujer, por el vínculo y por la promesa de pago. Según la tesis policial y judicial por la cual Lorenzetti fue detenido, el hombre de 40 años habría pagado a dos sicarios para que la ejecutaran.
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