12°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

12°SAN LUIS - Jueves 25 de Abril de 2024

EN VIVO

Un día de campo entre cabras y en las alturas

Por redacción
| 05 de junio de 2016

Es temprano en la mañana. Algunos nubarrones grises amenazan con ganarle la pulseada a un sol tímido que apenas se asoma por detrás de las sierras centrales, en pleno departamento San Martín, el que tiene las mayores alturas de San Luis.

 


Juana, que no se deja amedrentar por las brisas frías del otoño, ya abrió la tranquera del corral para que las cabras salgan a recorrer los caminos empedrados. En la cocina y sin perder tiempo estira la masa de un lado a otro mientras calienta la grasa que le dará vida a las tortas fritas. Delpidio, su esposo, ha cortado leña y prolijamente enciende el fuego sobre el que coloca una olla llena de agua. A un lado, la parrilla espera su turno para el almuerzo.

 


Éste podría ser un día cualquiera en la vida de la familia Ramírez, un comienzo habitual en la rutina de una casa alojada entre los cerros de la Quebrada de San Vicente, a orillas de la ruta provincial Nº 2, quince kilómetros al norte de la localidad de San Martín. Pero no lo es. El matrimonio espera la visita de casi treinta estudiantes de la Universidad Nacional de San Luis que llegarán para conocer cómo viven y trabajan en este paraje donde la electricidad no llega, los pastos son escasos y la producción y los quehaceres domésticos son una misma cosa.

 


Delpidio y Juana Ramírez son pequeños productores cabriteros que habitan entre las sierras hace más de veintiocho años y forman parte de una asociación civil que nuclea a un conjunto de pobladores desparramados por toda la quebrada y por otro paraje vecino llamado El Hornito. La llegada de un grupo de alumnos de Ingeniería Agronómica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA) a una comunidad en el extremo norte del cordón montañoso denominado Sierras Grandes de San Luis, a más de ochocientos metros de altura, no es producto del azar. Antes del encuentro hay más de veinte años de intervención del Ministerio de Agroindustria de la Nación (con sus distintos nombres y gestiones a lo largo del tiempo) en la zona.

 


En 1994, el Estado nacional comenzó a visitar la región para incentivar a los habitantes a mejorar sus producciones y promover una organización comunitaria más ordenada entre las estancias vecinas. A través de lo que en ese momento se llamó Programa Social Agropecuario, los pobladores constituyeron un grupo no formal, pero tras la discontinuación de ese programa, fue la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF) la que continuó la articulación con los productores. Después de un proceso de crecimiento y maduración del grupo, en 2009 crearon una asociación con personería jurídica y roles jerárquicos designados.

 


“Esta organización se formó con el apoyo del gobierno nacional, pero con la capacidad de gestión que ellos adquirieron, pueden buscar capacitaciones y beneficios a partir de distintos organismos. Uno de los objetivos que ellos tienen ahora es visibilizarse, hacerse conocer más porque muchas veces cuando se hacen estadísticas este sector generalmente no aparece. Lo que representa un error compartido entre los que hacen los estudios, y por ellos mismos que siempre han estado muy tranqueras adentro, porque su carácter es así, cerrado”, señaló Roberto Luna, uno de los ingenieros de la coordinación provincial de la SAF.

 


La “Asociación Civil Comunidad Rural El Hornito - Quebrada de San Vicente” está integrada por cerca de cuarenta criadores de cabras que se sustentan con la venta de las crías de entre treinta y noventa días que todavía están en período de lactancia, lo que se conoce como chivito mamón. Así, toda la producción está orientada a obtener chivos de entre cinco y siete kilos para comercializar, principalmente con los turistas que transitan por estos caminos escarpados, atraídos por la belleza rústica de los cerros.  

 


Pablo Civalero, otro de los técnicos de la SAF que asisten a la asociación, señaló que “la zona se caracteriza por tener mucho manto rocoso y prácticamente no hay suelo. Por ello, la agricultura es casi imposible y la vegetación consiste en pastizales naturales. La ganadería bovina sólo se da en algunos sectores, y hay un predominio de la cabra porque, a diferencia de la vaca, tiene la capacidad de trepar”.

 


La raza que más se da en esos terrenos irregulares es la que suele conocerse como 'criolla', pero que ha sido mejorada genéticamente con Anglo Nubian, una especie caracterizada por una gran producción de leche y con buenos índices de preñez.

 


Como en toda actividad agropecuaria, las condiciones climáticas son variables que afectan la productividad y su comercialización. Pero en los campos enclavados sobre el cordón montañoso los cambios de estación se hacen sentir con más fuerza y modifican toda la economía de las familias. Por ejemplo, en invierno cada cabra da a luz dos o tres crías, mientras que en verano sólo gestan un chivito. “Las pariciones de invierno son más numerosas porque la preñez se produce entre la primavera y el verano, cuando la madre está en mejores condiciones corporales. Por el contrario, si la cabra entra en servicio en invierno, con una condición corporal más pobre al disponer de menos pasto para alimentarse, suele gestar una sola cría”, aclaró Luna.

 


Así, el período determina cuantos cabritos, y con qué rapidez los pueden vender los pobladores. “En el invierno el chivo recién al mes o mes y medio se puede vender, porque el crecimiento es lerdo al tener la madre poca leche. En cambio en verano un chivo de quince o veinte días ya está listo para encontrar un cliente", apuntó Juana Ramírez.   

 


Por otra parte, a las cabras les sobra leche durante la temporada estival al tener que alimentar a una sola cría. Los productores aprovechan este excedente para la elaboración artesanal de quesos y quesillos, como dos productos derivados que les otorgan alguna ganancia adicional. También suelen vender el cuero de la cabra faenada a talabarterías que fabrican elementos gauchescos. Sin embargo, en los últimos años el precio del cuero ha bajado mucho y la asociación evalúa la forma de darle valor agregado en los campos.

 


La intervención de la SAF posibilitó que los pequeños productores, que antes trabajaban de manera aislada, establezcan acuerdos de precios, evalúen mejoras para la zona y tomen decisiones en conjunto. “Desde que formamos la asociación hay cambios, nos hemos beneficiado mucho porque nos reunimos, vemos los problemas y los vamos solucionando, hemos recibido subsidios, préstamos, nos ha cambiado mucho el panorama”, analizó la anfitriona.

 


Uno de los beneficios a los que accedió la comunidad, es la adquisición de un silo para acopiar el maíz con el que alimentan al ganado cuando los pastizales escasean. El depósito funciona bajo un sistema de fondos rotatorios, es decir que lo pueden utilizar todos los socios. “Ellos recibieron un fondo inicial con el que compraron el silo y el maíz. Lo que hacen es autoabastecerse con la compra y la venta de los socios“, explicó el ingeniero.

 


Más allá de todos los avances en sus sistemas productivos, la organización de la comunidad, les ha permitido a los pobladores mejorar sus viviendas, incorporar otras fuentes de ingresos como la venta del abono de cabra, productos artesanales (conservas, escabeche, dulces, mermeladas), y potenciar su relación con el turismo.

 


Una clase entre las montañas

 


Aunque en la cursada de la carrera de agronomía es habitual que los alumnos visiten campos y estancias para observar sus sistemas productivos, la jornada en la Quebrada de San Vicente fue una clase totalmente distinta para los estudiantes. Es que después de haber recorrido grandes empresas agrícolas y ganaderas de la provincia, los chicos pudieron conocer otra realidad del sector agropecuario en la que la producción es parte de la cotidianeidad del hogar y el motor organizador de la rutina familiar.

 


“En la materia ‘Nodo de Integración 1’, que está entre tercer y cuarto año de Ingeniería, llevamos a los alumnos a distintos sistemas productivos de la provincia para encontrarlos con el productor y que ellos debatan los distintos métodos. Y además, la idea es enfrentar al alumno a distintas realidades en las que les puede tocar desempeñarse y para las cuales tienen que estar preparados”, detalló Marcela Ruiz, docente de la asignatura.

 


Por ello, con el apoyo de la SAF, gestionaron el encuentro con los pequeños productores. Desde el comienzo del día los alumnos pudieron palpar el estilo de vida en el paraje porque después de unas breves palabras de bienvenida, los dueños de casa recibieron a las visitas con un mate cocido 'yerbeao' y tortas fritas calientes. A la hora del almuerzo, Delpidio se lució con un chivo asado y Juana con empanadas de carne.

 


Lejos de modernos anfiteatros, todos acomodaron mesones y sillas de plástico en la galería de los Ramírez e improvisaron un aula al aire libre bajo el único amparo de las sierras majestuosas. En ese escenario natural, los técnicos de la SAF y Juana como representante de la asociación, les contaron a los alumnos las características de la zona y su producción.

 


“La provincia es diversa, posee una gran diversidad de características ambientales, como el clima y el suelo, que determinan distintas condiciones a la hora de producir. Estamos en una zona donde tenemos limitaciones de suelo, eso hace que la vegetación también sea una limitante y que la cabra sea una de las pocas producciones posibles. Pero más allá de eso, hay factores económicos y culturales que difieren mucho y que cambian la forma de producir, de relacionarse a través del comercio. Es importante que los alumnos vivan esas situaciones de los pequeños productores porque les puede tocar asesorarlos y tienen que tener las herramientas para hacerlo“, amplió Elba Gabutti, otra de las profesoras que los acompañó.

 


Después de un recorrido cuesta arriba por las sierras, en el que los estudiantes pudieron reconocer las distintas especies vegetales que se dan en la zona, observar la fisonomía de la tierra y las pendientes del terreno, los miembros de la SAF les transmitieron sus experiencias de intervención social en distintos poblados rurales.

 


En estas comunidades pequeñas, el trabajo ganadero está atado indisolublemente al entramado social y para poder asesorar técnicamente a los productores, el agrónomo tiene que sumar otras herramientas del ámbito de las ciencias sociales a su formación. “Al principio tenés que ser psicólogo, consejero, de todo, menos agrónomo”, bromeó Luna.

 


Entre otras cosas, aconsejaron a los futuros ingenieros sobre cómo relacionarse con la comunidad. Resaltaron la importancia del trato amable, del vínculo afectivo y de una comunicación con un lenguaje sin tecnicismos ni pretensiones.

 


Además, recomendaron el uso de dinámicas que ayuden a “romper el hielo” o a mantener la atención de las personas en una reunión. Incluso, aplicaron varias de ellas al encuentro con la colaboración del psicólogo social Sergio Garis, responsable de comunicación de la Secretaría. Así, armaron un momento de humor con la utilización de refranes populares del campo y propusieron el método FODA para analizar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de una situación.

 


Al final del día, alumnos, docentes, técnicos y productores, armaron una ronda y sacaron las conclusiones de la jornada con otra dinámica. Cada participante compartió su reflexión y le pasaba un ovillo de lana a uno de sus compañeros, quien debía tomar la palabra. Al final, el enredo del hilo funcionó como un ejemplo de la complejidad de la comunicación. “En las salidas que hemos hecho, siempre hablamos con los empleados de los establecimientos. Esta es la primera vez que estamos cara a cara con los dueños, que a su vez son los que trabajan en el campo”, señaló un alumno. Otra estudiante analizó: “Esta visita y esta asociación nos han enseñado que con trabajo en equipo todo es más fácil y los objetivos se logran mejor”.

 


LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo