Las sutiles diferencias entre vivir arriba o vivir de arriba

Hay gente a la que le gusta la buena vida, vivir en un country o un club de campo, pero no pagar lo que corresponde por ese estándar elevado. Y lo peor es que suelen tener una billetera abultada, o al menos suficiente como para no perjudicar a terceros que le vendieron tierras de buena fe. Es el caso de un muchacho que hoy ha picado alto en la escala del PRO en San Luis, al punto que maneja una oficina afincada en la Villa de Merlo. Se niega sistemáticamente a abonar las expensas comunes que insumen los terrenos que tiene en un club de campo en las proximidades de Villa Elena, sobre la ruta número uno, ese paraíso que corre paralelo a los Comechingones.

"Argumenta que el sitio no está inscripto como country, una chicana legal para no pagar lo que le corresponde", dijo un conocedor del reclamo. Y encima tiene un compañero de correrías, un funcionario judicial de Santa Rosa, quien se sumó a la curiosa movida de tener propiedades en un lugar de lujo sin poner la mano en el bolsillo. La relación con el dueño del loteo está más que tirante, al punto de que ante cada insistencia de cobro se han cruzado fuertes palabras.