Luciano logró integrarse con las Olimpíadas Especiales

Luciano Pérez Alonzo tiene 12 años y las clases que más le gustan son Matemática, Computación, Educación Física y Lengua. Además le encanta leer y contestar las preguntas que los profesores le hacen en el aula. Aunque tiene un trastorno del espectro autista, una patología que le retrasa su desarrollo madurativo, y además sufre de epilepsia; nada de esto ha sido un impedimento para adaptarse a la vida que lleva cualquier chico de su edad: juega, estudia, hace travesuras y está totalmente integrado por sus compañeros de sexto grado de la Escuela Nº 314 “Provincia de La Rioja”. Junto con ellos participó de la segunda edición de las Olimpíadas Especiales, un certamen donde unos 400 chicos de toda la provincia promueven la integración de niños y adultos con necesidades educativas especiales, donde lograron quedar entre los mejores tres de su categoría.

Verónica Paredes es profesora de Tecnología, Ciencias Naturales y Matemática y contó que “nunca habíamos escuchado hablar de esta competencia hasta que la mamá de Luciano nos contó. Ella nos propuso participar y así empezamos a trabajar con los 22 alumnos del curso donde a partir de sus ideas armaron un cuento que en realidad no era otra cosa que mostrar la forma en que llegó Luciano a nosotros y cómo lo integramos en el aula”. 

Natalia María, la profesora de Lengua y Ciencias Sociales, dijo que “a los chicos no les costó nada el trabajo y la elaboración de la historia. Desde el principio ellos quisieron hacerlo y las ideas fluyeron porque son muy creativos. También aprendieron a usar un robot porque también incluía la puesta en escena de esa historia a través de una coreografía que debía tener a un nuevo súper héroe local. Que además debía ser fácilmente identificable con la cultura de San Luis, por eso los chicos eligieron el Algarrobo Abuelo”.

Este año la organización les propuso a las escuelas competir en una de las categorías de la RoboCup denominada “Robo Dance”, donde deben incluir a un dispositivo para que baile y se exprese junto a los chicos y también juegue con ellos. Los compañeros de Luciano armaron una historia donde contaron cómo al principio él no quería participar de los juegos en el recreo. Hasta que un día, mientras la mayoría jugaba a la pelota, el algarrobo robot aprovechó para desviarla y que le llegara a Luciano. Cuando la tuvo en sus manos, él se la pasó a uno de los chicos y así se produjo la integración; porque ahora se sumaba también él a jugar con el resto del grupo.  

Ambas contaron que el día de la presentación se juntaron en la escuela y partieron a La Punta a las 8 de la mañana, aunque no fue tan fácil lograrlo: “No conseguíamos el transporte para viajar porque debían cumplir con determinadas condiciones y no lográbamos encontrar a ninguno. Hasta que el día anterior llamamos al Ministerio de Educación y ellos nos propusieron llevarnos en los autos de los funcionarios y así pudimos llegar”, recordó Verónica. La espera se hizo eterna porque eran los penúltimos en actuar y recién al mediodía fue el momento indicado. “Fue una jornada larga porque los chicos estaban intranquilos por las horas pasaban y tenían muchas ganas de actuar. Eso los ponía muy nerviosos”, acotó Natalia. Y las dos dijeron que “al final salió todo muy lindo, fuimos el grupo 17 de 18 participantes pero fue un día inolvidable para todos nosotros. Nos trataron muy bien, los chicos desayunaron y almorzaron allá, los atendieron todo el tiempo y el trato fue inmejorable. Hasta los aplaudieron al final de la actuación”.

Además de las remeras y las medallas lograron quedar entre los tres mejores de su categoría y ahora necesitan que la gente vote a través de la página www.olimpiadas.edu.ar y elija al ganador. Pero para las docentes lo más importante ya se logró porque “Luciano ha venido a enseñarnos un montón de cosas, él ahora está totalmente integrado en todas las áreas escolares de sexto grado y de a poco va recibiendo todos los contenidos igual que el resto de sus compañeros. Nosotros sentimos que está feliz y muy contento con todos ellos”, dijo Verónica. Mientras que Natalia destacó que “permanentemente quiere participar en las clases y siempre nos pide un libro para leer. Y eso es algo que nos alegra el corazón porque un niño que quiere leer para nosotros es un orgullo. Vemos como avanza cada día a pesar de que él viene de hacer un cuarto grado y ahora le hemos hecho una adecuación de contenidos para quinto grado. Pero notamos que ya podemos darle incluso temas de sexto y él los asimila sin ninguna dificultad. Es impresionante con la velocidad que toma los contenidos y se los puede apropiar. Y cuando está cansado nos pide las fotocopias”.