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En el jardín del Edén

La banda de rock más controversial de los 90 vivió un prolongado silencio que incluyó la promesa de que los integrantes no volverían a tocar juntos. 23 años después del último concierto en Buenos Aires aquel apetito destructivo quedó atrás, los excesos que casi terminan con la vida del guitarrista Slash se disiparon y hoy la mitad del grupo se reúne para seguir haciendo historia.

Por Noelia Barroso
| 23 de octubre de 2017
Lluvia de octubre: Axl y Slash en el recital que dieron en La Plata

Lejos quedaron las calzas ajustadas con la bandera de Estados Unidos que usaba Axl, las corridas sobre el escenario y los agudos que hicieron temblar a millones de espectadores. Ahora, el cantante de Guns N’ Roses (GNR), la arrolladora banda de metal de los 90, juntó a dos de sus miembros originales para continuar la historia. Aunque el vocalista luce descolorido, tiene la voz casi inmune al paso del tiempo.

 

Los Guns pusieron heavy metal a la escena musical noventosa en la que abundaban las bandas de hair metal (músicos de pelo muy largo, generalmente rubios e híper maquillados) como Poison, Mötley Crüe, Rat, entre otros. Con la inconfundible voz de Axl Rose; la magnífica primera guitarra de Slash junto con Izzy Stradlin en guitarra rítmica; Duff McKagan en bajo y la batería de Steven Adler, los Guns llegaron al mundo de la música para dejar huella.

 

Controversiales, ruidosos y algo desequilibrados, esos jóvenes salieron por primera vez de gira con “Hell tour” (Tour del infierno) en 1985. Dos años después editaron “Appetite For Destruction”, su primer disco de estudio que llegó a los principales puestos de las listas estadounidenses. Allí sonaban “Sweet Child o’ Mine”, -que ganó un Grammy a mejor canción del año-, el himno “Welcome to the Jungle”, “Paradise City”, entre otras que impactan hasta el día de hoy.

 

Con un espíritu rebelde y una extraña forma de ver la vida, Axl comenzó a llamar la atención de la prensa pero sobre todo por su violento comportamiento y sus repetidas detenciones y agresiones a policías. Esa conducta se incrementó con los excesos, las giras y el éxito imparable. Pero el 20 de agosto del 88 se encontraron con la realidad de golpe. Durante el festival “Monstruos de rock” en Inglaterra dos fans murieron aplastados. Esto se ría el comienzo de una serie de controversias que rodearían a los Guns durante toda su carrera.

 

A fines de 1988 lanzaron su segundo disco, “GN’R Lies”, que incluye cuatro canciones acústicas, entre las que se destacan la armónica “Patience”, la destructiva “Used to love Her” y el controvertido “One in a Million”.

 

Por esos meses recibieron la oferta de abrir cuatro conciertos para los Rolling Stones, pero Axl anunció que “cierto miembro del grupo estaba acabado por las drogas” y que no lo harían. Se refería a Slash quien jamás lo perdonó por estos dichos.

 

La llegada de los 90 representó un movimiento importante para la banda, para bien y para mal. Steven Adler fue expulsado por sus problemas con las drogas, algo paradójico ya que ninguno de sus integrantes ocultaban sus adicciones. Esto significó una pérdida elemental, ya que su reemplazante Matt Sorum (ex baterista de The Cult) no tenía el mismo toque heavy que le imprimía Adler.

 

En agosto del 91, después de un concierto en Londres, Izzy Stradlin, uno de los dos fundadores abandonó la banda, cansado de las actitudes del cantante.

 

La contrapartida llegó un mes después cuando se convirtió en la primera banda en lanzar un disco doble el mismo día (27 de setiembre de 1991). “Use your illusions I y II” contenían canciones como “Civil war”, “Estranged”, “Coma”, “Yesterdays”, el cover “Knockin’ on heaven’s door”, o la poderosa balada “November rain”; material que salieron a promocionar en una gira mundial que duró 28 meses, tuvo 192 conciertos y decenas de tapas de revistas.

 

Los Guns vivían su mayor esplendor, pero lo cierto es que estaban destinados a una destrucción prematura. Los escándalos, las letras gráficas que alteraban a los padres, la amenaza de que Axl tuviera una rabieta y dejara el escenario en medio del show, -una historia repetida -, las constantes tensiones entre el cantante y Slash, y las adicciones en general marcaron el estilo del grupo que avizoraba su fin.

 

Dos años después de que comenzaran los 90, realizaron una gira por Sudamérica y comenzaron a vivir intensamente los rigores de la fama. En Colombia hubo sobreventa de entradas. Adentro del estadio, una agitada masa esperaba a los músicos mientras parte del escenario se derrumbaba y los que no pudieron ingresar al show se enfrentaron en una batalla campal con la policía. En Chile, una chica de 15 años murió aplastada por la multitud y los GNR fueron prohibidos en el país durante años. Y en Argentina dejaron un ruido ensordecedor.

 

Mientras los medios mostraban el lado más oscuro de los músicos, una fanática se quitaba la vida luego de que su padre no le diera permiso para asistir al recital. A pesar de todo, el concierto terminó sin incidentes.

 

Alcohol, drogas y la lucha de egos llevaron a que GNR se ahogara en sus propios excesos y terminara de apagarse el 17 de julio de 1993, en Buenos Aires. Esos setenta mil fans no sabían que se convertirían en los últimos testigos en ver en vivo a la máquina roquera completa.

 

Luego de quince años de silencio musical, marcados por las ofensas y desprecios entre Axl y Slash a través de la prensa en los que aseguraron que jamás volverían a tocar juntos, los GNR salieron al escenario, pero con el vocalista como único miembro original. Su esperado disco “Chinese Democracy” tardó una década en ver la luz. Con exceso de peso y visiblemente desmejorado, el cantante se presentó en los MTV Music Awards en agosto de 2002 junto con una banda que nada tenía que ver con los roqueros de los orígenes del conjunto. Esa agrupación pisó el país en 2010.

 

“No en esta vida”, dijo Axl cuando le preguntaron sobre una posible reunión con Slash. “Not in this lifetime” es ahora el nombre de la gira que a treinta años del lanzamiento de su primer disco devora escenarios con mucha fuerza, sin ser los jovencitos desquiciados y sin respeto de aquellos tiempos. Desde hace dos años, Slash, Duff y Axl impregnan al mundo de clásicos y hacen revivir el espíritu roquero de cada fanático, a pesar de que la falta de química entre el cantante y el guitarrista en el escenario es notable.

 

Con la mayoría de los temas que tocó en sus mejores épocas, mezclado con algunos de “Chinesse…”, la maquinaria del rock se presentó en Argentina en 2016 y brindó tres shows. Once meses después regresó e hizo vibrar a más de cincuenta mil personas en La Plata. Bajo una persistente lluvia, el cantante brindó un concierto de más de tres horas en la que demostró por qué AC/DC lo eligió como vocalista durante un tiempo.

 

Los Guns explican con música que la llama del hard rock de los noventa no se extinguió. Los músicos se dieron cuenta que la rebeldía, las peleas y los excesos ya no le son redituables.

 

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