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La trágica muerte de Carmelo Rojas: "El niño que llora" en el cementerio

Jugaba con unos amigos. Un disparo en el pecho terminó con su vida. Lo mató un enfermo mental. Su figura se convirtió en el niño de los milagros. Todos le piden. Dicen que por las noches se escucha el llanto desde su tumba en el Cementerio del Rosario. ¿Mito o leyenda popular?

Por Johnny Díaz
| 17 de noviembre de 2017
Devoción. No hay un día que el sepulcro de Carmelo Rojas no sea visitado en el Cementerio del Rosario en busca de una ayuda sanadora o pedir por trabajo. Al niño se le atribuyen poderes milagroso

Uno de los grandes misterios que rodean al Cementerio del Rosario, de la ciudad de San Luis, comúnmente conocido como el del Oeste o de "Los Pobres", es una tumba donde siempre se pueden encontrar cientos de recuerdos. Allí hay una lápida distinta a las demás. En ella se pueden encontrar cuadros, fotos, cuadernos, libros, poemas de amor, autitos, rosarios, chupetes, velas y flores, entre otros objetos que adornan el lugar del descanso eterno de Carmelo Rojas, fallecido un 30 de noviembre de 1940 de un disparo en el pecho.

 

Es un sepulcro que se distingue porque de sus raídas paredes cuelgan cientos de placas donde sus grabados dicen “Gracias 'Carmelito' por el favor recibido” y como si fuera una consigna, la mayoría son de color rojo.

 

Hasta acá nada en particular, pero dice la historia que en ese sepulcro están los restos de un chico trágicamente fallecido a los 14 años de edad.

 

Y el común de la gente, esos creyentes en los fenómenos paranormales, dicen que "Carmelito" Rojas, es un niño milagroso. Que ayuda a los más humildes y que por las noches, su lastimero llanto se deja oír entre las calles llenas de sombras de los barrios aledaños que rodean el viejo cementerio.

 

¿Ayuda?, ¿Milagros? Nada es ajeno a la actualidad y a la realidad que nos toca vivir. Y por eso fuimos a conocer más de "Carmelito" Rojas, el niño que llora, queríamos conocer lo que dicen los creyentes de estos hechos tildados de paranormales.

 

Hay cientos de testimonios acerca de las gracias que concede este fenómeno: curaciones a niños, adultos y ancianos, ayudas a dejar el alcohol o las drogas, a conseguir un trabajo estable o ayudas a un alumno a pasar de grado o curso. Incluso de  provincias vecinas vienen a pedirle y agradecerle a "Carmelito".

 

Nuestra presencia despertó intriga y curiosidad. Algunos se acercaron para decirnos que la fama de milagroso se debía al mito popular que se había creado en torno a él.

 

"Carmelito" Rojas es más conocido entre sus devotos como "el niño que llora", nombre que recibió por varias razones. Una de esas es porque su sepulcro se encuentra una foto del pequeño protegida por un vidrio transparente, que constantemente está mojado o transpirado del lado de adentro. Y otros dicen que es porque el culpable de su muerte nunca fue castigado.

 

Muchos aseguran que son lágrimas mientras, que otros, afirman que es transpiración natural del vidrio por la humedad que deja escapar el cemento con el que está construido el sepulcro.

 

Algunos incluso llegan a decir que es un alma en pena. Por la forma en que murió. Todo lo contrario es la teoría del personal municipal que presta servicio en el cementerio. "Nunca escuché un llanto y todos aquellos que digan  que lo han escuchado es mentira, porque nadie ingresa por las noches al cementerio", afirman.

 

Son cientas las preguntas que surgen a partir de casos como el de este niño. La verdad nunca se sabrá y la necesidad de creer en algo en los momentos difíciles de la vida es lo que lleva a que muchas personas depositen su fe en personas fallecidas que, por ciertas razones, se han convertido en mitos.

 

La fe, la esperanza y la desesperación pueden alcanzar niveles insospechados, en una apuesta fuerte a la búsqueda de una solución.

 

"Carmelito" fue un niño normal, pero su muerte repentina y trágica lo convirtió, después de muchos años, en mito. Por un lado sus familiares piden que dejen descansar en paz su alma. Por el otro los creyentes siguen venerando el sepulcro donde están sus restos y no dejan de confiar.

 

¿Pequeño santo o mito popular? El tiempo será testigo de la suerte de este alma inocente, cuya vida transcendió las fronteras gracias a los favores concedidos que le atribuye la gente, dice la revista de El Diario de la República en 1993.

 

¿Cómo apareció?, ¿Dónde y cómo nació?, ¿Quién es Carmelo Rojas?, ¿Por qué se le atribuyen poderes milagrosos o esotéricos? La historia narra que era un niño que murió a los 14 años producto de un disparo en el pecho. Se cuenta que vivía en la calle Maipú al 1160 de San Luis, y que el día de su muerte, el 30 de noviembre de 1940, había salido a "hondear" (cazar pajaritos con una honda o gomera) acompañado de unos amigos de la misma edad, entre los que se encontraba Arnaldo Guerrero, de unos 10 años. Hoy don Arnaldo, un ex comerciante que tenía un autoservicio en Bolivar y Maipú, no quiere hablar del tema.  “Toda mi vida esquivé hablar de esa trágica fecha. Prefiero olvidar lo que sucedió aquel día”, se excusa ante la consulta.

 

Hoy, Nené Rojas, una de sus tías que vive en donde vivía "Carmelito", tampoco quiere hablar del caso.

 

Carmelo y su amigo Arnaldo llegaron con esa intención a la zona de “Los Pimientos”, en avenida España entre Hipólito Irigoyen e Ituzaingo,  en las cercanías de Vialidad Provincial. Allí la crónica policial es un poco confusa. Según cuentan, los niños comenzaron a tirar piedras, unas cayeron sobre el techo de una vivienda donde vivía un militar,  otras habrían roto un par de vidrios de esa propiedad. Ofuscado, un hijo del militar, habría salido armado de un rifle o escopeta y sin miramientos habría efectuando varios disparos. Uno de ellos provocó la muerte del pequeño.

 

Dicen que el autor de los disparos fue un deficiente mental y que amparado por las leyes y la investidura de su padre, no fue encarcelado. Obviamente tampoco condenado. En realidad, Rojas y Guerrero habían salido de sus domicilios para hacer un par de compras, pero en el trayecto “les pintó” un par de travesuras.

 

Por esos años, la ciudad de San Luis era muy tranquila, muchas de sus calles eran de tierra y el transporte público muy escaso. El sanluiseño era amante del uso de la bicicleta por lo que el hecho corrió como reguero de pólvora entre los vecinos. Más aún porque la figura de Carmelo era muy conocida en la zona que se la conocía como “Barrio Chino”.

 

El chico vivía con sus padres y dos hermanas. Su padre se ausentaba por meses a trabajar afuera y Carmelo salía a buscar “changas” en los alrededores. Cuando ocurrió el hecho trágico, trabajaba de ayudante de una panadería, y era alumno regular de la escuela Córdoba.

 

Arteros disparos habían terminado con la vida del pequeño niño que ayudaba a sus padres en la mantención del hogar. El niño que corría detrás de una pelota o miraba absorto el vuelo de un volantín (hoy barrilete) o de una “sapita” (las que se hacían plegando una hoja de cuaderno y con unos diez metros de hilo de lana se corría de una punta a la otra de una calle haciéndola volar). Se había truncado una vida inocente.

 

Una familia había quedado destruida y nadie se podría imaginar lo que ocurriría años después. Su muerte por momentos despertó bronca y desazón y, en otras, la gente fue alimentando lo que en breve tiempo sería un mito popular. Su historia fue por caminos, el de la fe, el de la creencia, el de la esperanza.

 

Los restos de "Carmelito" Rojas descansan en uno de los pasillos laterales del Cementerio del Rosario donde su tumba es asiduamente visitada por cientos de creyentes, necesitados o incrédulos recibiendo pedidos y supuestos milagros que giran en torno a la figura de este niño santo o mito popular.

 

“Gracia es una cosa y milagro es otra", se lo escuchó decir en reiteradas oportunidades al cura Ignacio Daminato, cuando estaba a cargo de la iglesia San Roque de San Luis.

 

"La diferencia entre milagro y gracia, es que el primero se da con el tiempo y después de una investigación de la vida del supuesto santo o santa. Los milagros tienen que ser comprobados científicamente y duraderos en el tiempo”, cerró el sacerdote que hoy está a cargo de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced en Villa Mercedes.

 

A 77 años de su trágica muerte las preguntas siguen sin contestar: ¿Carmelito Rojas o el niño llorón es un niño milagroso?, ¿O un fenómeno paranormal?

 

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