Los une un mismo origen y el amor por el campo

Para ellos todo es nuevo, el acto de premiación, el reconocimiento y hasta el complejo Los Cedros, esa maravilla arquitectónica ubicada en el corazón de Estancia Grande donde El Diario de la República comenzó a llevar adelante desde hace unos años la entrega de estatuillas a los Destacados.

Vinieron especialmente invitados desde la Villa de Merlo para compartir la jornada y llevarse sus reconocimientos, que como bien dice Daniel Miglioranza, "te llenan el alma". A su lado está Iván Severini, otro de los premiados por la sección El Campo, un hombre de más bajo perfil que el Gringo, pero igual de laburante y capaz para innovar cada día en su pyme 'Miel de mi Terruño', en la que apostó todo, más sus conocimientos como ingeniero agrónomo, en busca de hacer el mejor producto de todo el noreste de San Luis.

"La verdad que en Rojas, el pueblo donde nacimos los dos, no compartimos nada, porque el Gringo es mayor que yo. Él conocía a mi papá, Toto, quien siempre me hablaba de este personaje, porque el Gringo es todo un personaje, en Merlo también", comenta Severini con una sonrisa. "¿Me estás tratando de viejo?", contesta, rápido de reflejos, Miglioranza, un hombre que atrae las miradas por donde vaya, por su jovialidad, su chispa y su simpatía.

El Gringo llegó acompañado de su esposa Marcela, quien fue compañera de la secundaria de la hermana de Iván, por lo que por ahí hay otra ligazón involuntaria. También llegaron hasta Estancia Grande su hija Catalina y su cuñada Eugenia. Los acompañantes de Severini fueron aún más, ya que el hombre es de familia numerosa. A su esposa Mariana se sumaron los cuatrillizos, que aprovecharon que ya terminaron de cursar sus carreras universitarias en Córdoba: Carolina, Katia, Gonzalo y Lucas, quienes se la pasaron sacándose fotos en los diferentes rincones del predio.

El reconocimiento no se discute: son dos luchadores, que se abrieron camino a fuerza de producción y sacrificio. El Gringo llegó a Merlo con lo puesto, vivió de prestado y salió adelante con mucha imaginación. Es un productor diversificado de los que hay pocos: hace vino, fernet casero, escabeches, dulces y todo lo que se le cruce por delante. Para él, el valor agregado es una costumbre. "Traje una nueva receta de Italia para hacer un vino finamente gasificado, un rosado que allá se conoce como 'Prosecco', va a ser la nueva estrella de mi puesto en el Paseo Artesanal de Merlo", asegura.

Se trata de un vino normal saturado con gas carbónico, con un corte para darle dulzor. "Se usan dos tipos de uva, merlot y bonarda, pero se seca temprano. Y ya te anticipo que con la próxima cosecha de manzanas voy a hacer sidra, para aprovechar el saturador", adelanta con un entusiasmo contagioso.

Es que vino de Italia con ánimos renovados luego de hacer una película de su vida junto al director Iván Gazzo (graduado en la ULP) que muestra el largo periplo de los Miglioranza desde Morgano, su pueblito de origen en Treviso, hasta Merlo. Allá sus parientes también hacen vino y tuvo la oportunidad de conocerlos. "Fue una experiencia única, fui recibido por varios intendentes con fiestas, no había ido nunca. Ellos tienen dos grandes encuentros, la Fiesta Nacional del Espárrago y la Fiesta Mundial del Tiramisú".

Iván es un hombre más tranquilo, que además llegó con lo justo a la entrega porque está en plena cosecha para envasar la primera de las dos tandas de miel de la temporada. "Fue un año difícil en el Valle del Conlara, con mucho viento, frío primaveral y sequía, factores que complicaron la producción, todo lo contrario de lo que pasó en el Departamento Ayacucho, donde conozco a varios productores de miel que anduvieron mejor. Pero igual no me puedo quejar, porque todo pinta para tener un buen rendimiento", actualiza los últimos datos.

El problema viene siendo que el precio de la miel está algo deprimido. "Todos esperan a ver qué va a pasar con la  exportación, que tiene dos mercados bien diferenciados: Europa exige calidad y Estados Unidos, volumen. Además, el tipo de cambio está atrasado y los costos siguieron subiendo. Es un combo pesadito".

 Ambos saben que el turismo es la base del desarrollo de cualquier rincón con las bellezas naturales que tiene Merlo. Iván cree que hay que mirar más a los vecinos de Traslasierra y "atender más a los visitantes, explotar las riquezas de otra manera". Él aporta lo suyo, porque va a comprar otra fraccionadora gracias a la Ley de Valor Agregado.

El Gringo, en tanto, sigue fabricando ideas en su cabeza, pero no se queda en pose soñadora, ejecuta: "Voy a organizar visitas guiadas al viñedo, con un salón de 11 metros de largo para recibir a la gente, baños hasta para discapacitados y un sendero interpretativo". Imparable el hombre, digno de destacar.