Un movimiento inusual mantuvo vivo y expectante hasta las primeras horas de hoy al aeropuerto de San Luis "Brigadier Mayor César Raúl Ojeda". Era por el arribo del segundo grupo de refugiados, que eligió San Luis para escaparse de la guerra. Si bien la oficina de prensa gubernamental y la coordinadora del Comité de Refugiados, Liliana Scheines, habían anticipado que el vuelo llegaría a las 23, hasta las 2 de la madrugada se esperó el desembarco de los doce sirios.
Los 12 nuevos habitantes de la provincia vienen de la ciudad de Alepo, una de las más castigadas por la guerra en Siria.
“Estamos muy ansiosos y emocionados esperándolos. Es una alegría enorme saber que estamos salvando doce vidas”, dijo en la previa Scheines, quien junto al gobernador, Alberto Rodríguez Saá los recibió en Buenos Aires y también aguardaban ser los anfitriones en la capital puntana.
"Bienvenidos Fadi, Mikl, Jouni, María, George, Abelardo, Housip, Maya, Joseph, Joudy, Georgina y Antoine. Bienvenidos hermanos sirios", fue la publicación del mandatario puntano en las redes sociales que acompañó las imágenes del recibimiento en su primera escala en tierra argentina.
Scheines admitió que en un primer momento estaba previsto un contingente con trece personas pero dijo que finalmente una mujer de 73 años "decidió no viajar”.
"Salieron por tierra desde Alepo y tenían previsto ir hasta Damasco, pero la situación allí estaba muy complicada, por eso continuaron hasta la frontera de El Líbano y llegaron finalmente hasta el aeropuerto de Beirut, desde donde abordaron”, explicó acerca de la primera parte del viaje.
Las familias
De todas las personas que llegaron a San Luis, la familia más numerosa está compuesta por cinco personas. El matrimonio conformado por George (técnico de máquinas de coser y chofer) y María (ama de casa) venía junto a sus hijos Jouni, de 16 años; Mikl, de 10; y Fadi, de 7 años.
Otra familia está integrada por Antoine de 36 años (mecánico), y Georgina de 32 (peluquera) y su pequeña Joudy quien en unos días cumplirá 10 años.
La pareja de Joseph de 35 años (herrero y tornero) y de Maya de 31 (cosmetóloga) también decidieron salir de su país natal en busca de paz. Lo hicieron con sus dos hijos: Housip de 8 años y Abelardo de tan sólo 6 meses.
La convivencia entre las tres familias que se generó tras las más de treinta y seis horas de viaje seguirá en suelo puntano porque desde anoche tenían previsto vivir en el mismo edificio de residencias que tiene la Universidad de La Punta.
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