"Juanjo" Becerra, un artesano de Villa Mercedes que imprime historia en sus piezas

Cuando uno entra al local de ventas y taller de Juan José Antonio Becerra se le van los ojos en la cantidad de obras que expone. Sin embargo, en la retina quedan grabados los resplandecientes metales calados que mantienen los mismos tópicos: el reconocimiento a los caídos en las Islas Malvinas y el amor por la Patria. Cada una de las piezas realizadas exhibe materiales autóctonos, camperos y algunos hasta retienen pedacitos de historia. Hace diez años que "Juanjo", como lo conocen, llegó de Rosario y eligió Villa Mercedes para vivir. Desde entonces pretende que los demás sientan también la devoción que le despiertan la Argentina y su cultura.

El 19 de marzo los artesanos celebran su día en la misma fecha que el catolicismo homenajea a San José, el esposo de la Virgen María. Ya que tenía como oficio la carpintería, es considerado el primer artesano.

De joven poseía cualidades para las cosas hechas a mano, pero no fue hasta que dejó su actividad como agente de seguridad privada de varias empresas rosarinas que se entregó por completo al oficio. "Arranqué a trabajar en parafina, con velas, en el moldeado a mano en caliente: hacía rosas, calas, arreglos florales, pero eran años duros porque veníamos del 2001 y no te daba para sacar el dinero básico del día. Un amigo artesano me tiró un lazo y me pidió que le diera una mano con sus cosas, entonces me gustó el metal. Empecé de a poco, con medio kilo de caño de bronce, a hacer bombillas de mate. Fue un proceso rápido: en dos años ya tenía el taller montado, lo cual suele ser difícil porque requiere mucha maquinaria, herramientas e infraestructura", reconoció.

A la ciudad arribó para la Fiesta de la Calle Angosta de 2002  para vender sus objetos y cinco años después trasladó los muebles y la familia para instalarse definitivamente. El refugio donde hoy surgen sus obras está sobre Suipacha casi Lisandro de La Torre. Se llama Salón Argentino en honor a su suegro, pero cada detalle que habita allí contiene resquicios de la cultura nacional. "Yo peleo y defiendo nuestras tradiciones y cultura, la artesanía me dio esa posibilidad porque al vender un mate les explico (a los compradores) el origen del mate, por qué nos caracterizan esos simbolismos. Defiendo mi país a muerte y trato de enseñar, principalmente a los niños que se paran en el puesto y ven las Islas Malvinas talladas, que son parte de nuestra historia", sostuvo.

Los porongos y calabazas son decorados con cubiertos de alpaca que transforma en figuras y bombillas. También talla y cala monedas nacionales antiguas con el rostro de Cristo, las islas, frases con reminiscencias a los 649 caídos en la guerra y hasta los acordes de la cueca "Calle Angosta". Todos los días alrededor de las 6, Becerra pone en marcha sus herramientas. Cada mate o cuchillo le demandan entre cinco y seis horas, según la complejidad. Esa dedicación lo ha posicionado entre los más reconocidos de la ciudad y sus productos han cruzado varias fronteras y mares. "Hay clientes que me han traído monedas extranjeras pero no las engarzo, el mate es mío y mi sello debe ser algo nacional. Tengo mates en Australia, Rusia, Cuba, Israel pero todos con algo nacional", insistió.

"Juanjo" también hace cuchillos  con trozos de latas recicladas de aerosoles, restos de cuero, acrílico, astas de ciervo o cabra y de patas de ñandú. Tiene una colección de llaveros de monedas sobre las que perforó más de una decena de pictografías de la provincia.

Entre sus piezas preciadas tiene un rosario y un mate que un grupo de veteranos, que viajó en 2014, llevó a Malvinas. Recordarlo aún lo emociona. "Ésa fue la única forma en la que yo pude estar allí. Ese año de la guerra yo estaba bajo bandera, como tenía 21 años y tenía prórroga por la facultad, estuve en reserva en el continente. Me quedó la deuda de no haber ido con ellos allá, pero el destino por algo te deja acá", señaló.

Confiesa que ama lo que hace porque cada obra le ha regalado experiencias únicas, ha recorrido muchas ferias regionales que le regalaron grandes amigos y le han permitido crecer en su rubro. "Éste es un trabajo de tiempo. Los primeros que hice los tengo guardados y hoy veo la evolución que he tenido con mis manos. La artesanía no tiene que ser sólo un adorno, sino que debe ser útil y necesaria, eso te asegura una venta. Cuando se busca algo de calidad, aparece el artesano, que es aquel que toma una materia prima, la transforma, la elabora, le da su impronta propia, logrando un producto único, no seriado y que perdura en el tiempo", aseguró.

Entre ferias y un regalo para el Papa

La reputación de Becerra por sus mates ha crecido mucho y eso le valió ser parte de la comisión organizadora del Encuentro Nacional de Artesanos que todos los años, en noviembre, realiza la Secretaría de Cultura y Turismo. "Va a ser el cuarto año. Buscamos rescatar a quienes se dedican a esto para que la sociedad los conozca porque a veces están escondidos. Aún hoy se ve al artesano como 'jipón', como gente que lo toma como pasatiempo, pero esto es un oficio, yo vivo de mi trabajo", aseguró.

En setiembre de 2013 creó un mate para que le llegara al Papa Francisco y fuera bendecido. "Documenté el proceso del que participaron casi 250 personas que ayudaron a calar, desde un nene de 11 meses a un hombre de 90 años. Llevó más 50 horas de trabajo", contó. Hizo una réplica que conserva en su taller con las características técnicas: un porongo con detalles de cubiertos de plata.