Salieron a buscar yuyos y hallaron un cadáver

Américo Rearte y su hijo Gabriel planeaban volver hoy a Catamarca, después de visitar a sus familiares en Saladillo. Por eso ayer, un rato después de las cinco de la tarde, salieron a juntar yuyos que querían llevarse para el mate. Su sobrina Érica Pallero, esposa del comisario mayor Gabriel Fernández, integrante de la plana mayor de la Policía de San Luis, decidió acompañarlos.

La casa de los Pallero está a la vera sur de la avenida San Martín. Hasta la construcción de la Autopista de Saladillo, que esquiva al pueblo por el sur, la avenida formaba parte del trazado de la ruta provincial 20, camino a La Toma, a cuya orilla se repartían las pocas casas del pueblo de entre 800 y 900 habitantes.

De la vivienda de los Pallero, 150 metros más adelante, hacia el noreste, está el cruce con la ruta provincial 41, que en esa zona va de este a oeste y conduce hacia el dique Saladillo y los parajes Los Membrillos, Cerros Largos e Inti Huasi.

Del cruce de la avenida con la ruta 41 hay que hacer trescientos sesenta metros por ese camino, hacia el noroeste, para llegar al puente sobre el arroyo Saladillo. En esa dirección fueron Érica Pallero y sus parientes, a buscar yuyos.

“A Gaby le llamó la atención el ruido del agua y se asomó a mirar”, contó su prima, Zulma Bustos, de 36 años, a El Diario de la República.

Cuando se estiró por encima de la baranda vio abajo, a una orilla del curso de agua, el cuerpo de la nena. Su padre también se fue a asomar, pero Gabriel lo sujetó para que no viera ese espectáculo tétrico, contaron sus familiares.

“Al principio no sabían si era una persona”, dijeron.

Los vecinos de Saladillo se habían enterado por la radio y por las redes sociales de que en San Luis buscaban a una nena desaparecida desde el día anterior. No tardaron en suponer que era la misma.

Érica Pallero llamó a su esposo policía, que minutos antes había viajado hacia la capital, para trabajar en la Jefatura Central. También le avisaron al intendente, Daniel Camilli, que tiene su casa a no más de doscientos metros del puente.