SAN LUIS - Miércoles 08 de Mayo de 2024

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"Los primeros 30 días en el feedlot son claves"

Por redacción
| 02 de abril de 2017
Interés. Un auditorio compuesto por veterinarios y productores escuchó con mucha atención.

Con el crecimiento exponencial que experimentó el encierro a corral en el país, un fenómeno que no escapa a la realidad agropecuaria de San Luis, surgieron nuevos desafíos, sobre todo relacionados al cuidado de la sanidad de las tropas que llegan para el proceso de engorde. Por eso siempre es importante escuchar a los que más saben, como es el caso del mexicano Eduardo Puente Casillas, gerente técnico en ganadería de laboratorios Zoetis, quien estuvo en la provincia invitado por la empresa Servicio y Asesoramiento Veterinario (SAV), que conduce Emilio Huguenine, con la que tiene en común el programa Vete Pro.

 


Puente Casillas, quien tiene a su cargo buena parte de Sudamérica (Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay), llegó para brindar una charla sobre los últimos programas de prevención que existen respecto al control del complejo respiratorio y enfermedades reproductivas del bovino. La jornada, que se realizó en el Hotel Vista, también contó con el veterinario Santiago Pérez Wallace, gerente de territorio de Zoetis, quien remarcó ante un auditorio compuesto por productores y profesionales la importancia de la nutrición en el manejo reproductivo de la vaquillona. El cierre estuvo a cargo del anfitrión, quien se refirió a las ventajas de la Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), una tecnología vital para incorporar valor agregado a los rodeos y que es la especialidad el SAV, con clientes diseminados por todo San Luis.

 


El especialista mexicano arrancó su disertación con una descripción del complejo respiratorio bovino (CRB), al que afectan virus y bacterias. “Es la principal enfermedad en los feedlots, sobre todo en los primeros 30 días desde la llegada de los animales”, aseguró. Claro, hay factores predisponentes que son naturales en los bovinos: “La faringe y la laringe se secan y tienen pulmones pequeños y poco elásticos, por lo que les cuesta eliminar los mocos”. Ante estos problemas, la mortalidad, según los estudios que tiene Zoetis, llega al 1% en los encierres y al 3% en el caso de los tambos, donde las amenazas son aún mayores.

 


Más allá de la composición biológica de los bovinos, hay un factor aún más importante que puede desembocar en las enfermedades respiratorias: el estrés. “Los largos traslados hasta llegar al feedlot, sobre todo aquellos que implican más de 12 horas de viaje, los cambios de temperatura y humedad y el manejo, resultan claves a las que hay que atender”, advirtió Puente Casillas, quien sobre todo apuntó al destete como “la mayor fuente de estrés, seguida por el transporte”.

 


Sin ese sufrimiento psicológico, no habría posibilidad de que los virus, que ya habitan en el animal, hagan su trabajo en el sistema respiratorio.

 


“No es que el virus los va a matar directamente, pero les baja las defensas y después aparecen las bacterias, que son las que los matan, porque viven en el tracto respiratorio y en los órganos reproductivos, de allí se van al pulmón fruto del estrés”, recorrió el camino ante una platea atenta a los gráficos y las fotos que proyectó con la explicación.

 


Entre las enfermedades más comunes que provocan los virus nombró la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR) causada por un herpevirus que tiene transmisión y latencia, el Virus Respiratorio Sincicial Bovino (VRSB) que causa neumonía en terneros, la Parainfluenza 3 (PI3), que puede provocar la invasión posterior de bacterias y micoplasmas, y la Diarrea Viral Bovina (DVB), que produce infecciones fetales que llevan al aborto y retraso del crecimiento en vaquillonas debido a problemas óseos. “El peligro de contagio es muy grande, pensemos que cada animal elimina un millón de partículas por día por la saliva o la tos”, agregó Puente Casillas, quien vive hace 8 años en la Argentina y era la segunda vez que visitaba San Luis, ya que había estado en Villa Mercedes hace cuatro años, invitado por la Cámara de Feedlots.

 



Ante este panorama lleno de acechanzas, es muy importante el manejo y la detección de animales enfermos, para lo cual resaltó que es vital “entrenar a la gente que está en los corrales, en contacto diario con los animales”. También destacó que hay que actuar desde la recepción de las tropas: “Tras largos traslados hay que supervisar todos los animales, colocarlos en corrales secos y limpios, con una capacidad de entre 14 y 18 metros cuadrados de piso por cabeza y aplicar las ‘Tres R’: Reposo (de 12 a 24 horas), Rehidratación (con agua limpia, abundante y fresca) y Rumen (heno de pasto nativo con un nivel elevado de energía para recomponerlos).

 


De no seguir este protocolo o uno similar, los costos aumentan de manera considerable. “Hay pérdidas por muerte, que en Argentina yo tengo en un 0,5% y en México por encima del 1% porque las distancias de traslado son más grandes, desechos porque muchos dejan de ser útiles, gastos en medicamentos porque los tratamientos se complican y también en mano de obra, que debe recuperar esas tropas exhaustas, estresadas y al alcance de las enfermedades”, destacó, poniendo énfasis en que “el pulmón no se recupera, la pérdida diaria puede ser de 76 gramos en los animales enfermos”.

 


Para una detección temprana, el especialista mexicano dio una serie de claves a tener en cuenta. “El principal protagonista es el recorredor, una persona que debe estar entrenada y en contacto permanente con los corrales, también hay que observar los signos clínicos, la descarga ocular y nasal, estar atentos a un posible decaimiento, a la pérdida del apetito (comen menos dos días antes de que se desate la fiebre), así tienen dolores al caminar, al rechinar de los dientes, a la salivación excesiva, la tos y la diarrea.

 


Ante estas cuestiones, propone un método de monitoreo que denomina DART (por las letras iniciales de Depresión, Apetito, Respiración y Temperatura). “La depresión puede ser catalogada como ligera si sólo observamos la cabeza y los ojos caídos; moderada cuando detectamos que tienen dolor al andar y el lomo encorvado; o directamente severa si el animal está tirado. En este último caso ya es tarde para actuar con éxito”, aclaró.

 


En cuanto al apetito, “el mejor momento para evaluarlos es cuando llega la comida. ¿Se acercan? ¿Muestran interés o se dejan primerear por los otros? Los que están enfermos no se interesan por beber y caminan lentos; y atención porque de los animales que perdieron peso, el 34% sufre de reincidencia en cuanto a problemas de pulmón”.

 


Al evaluar la respiración, pidió prestar atención a “si abren más los ollares para respirar, si tienen el cuello extendido, tos suave y persistente y si es corta, porque la capacidad pulmonar está disminuida”. Por último, consideró una temperatura corporal normal “entre 37 y 38,5 grados por la mañana, que es cuando hay que medirla, y es anormal por encima de los 39 grados”. También hay que evaluar la bosta, su tipo y consistencia para detectar acidosis, coccidosis, salmonella, hemorragias y presencia de parásitos.

 


Una vez hecha la detección, hay que abocarse a la terapia justa para recuperarlos, o al menos hacer el intento de disminuir los efectos nocivos de las enfermedades respiratorias. “Los bovinos afectados deben ser separados del rodeo y pasar a un corral especial, en el que para su ubicación hay que tener en cuenta los vientos por el efecto contagio. De todas maneras lo mejor es tenerlos el menor tiempo posible allí, deben volver apenas estén recuperados. Y hay que aplicarles un antibiótico con buena llegada al pulmón”, explicó, para dar paso a una de las razones que lo trajo a San Luis: presentar el Draxxin, el medicamento de Zoetis compuesto por Tulatromicina inyectable que ya está disponible en el mercado. “Permanece más tiempo dentro de las bacterias”, adujo el gerente del laboratorio, quien mostró unos gráficos con curvas de rendimiento para defender su postura.

 


“El Draxxin requiere de una sola dosis, en 15 minutos está en el torrente sanguíneo y en 24 horas llega con su máxima concentración al pulmón. Se aplica de manera intramuscular en cerdos y subcutánea en los bovinos”, agregó.

 


Enfermedades reproductivas

 


Tras su disertación sobre el complejo respiratorio bovino, pasó a dar un breve detalle de las enfermedades reproductivas y lo primero que remarcó es que “la fertilización no es problema, sino la muerte embronaria” para comenzar a evaluar desde allí las posibles soluciones. Habló otra vez de la Diarrea Viral Bovina y del IBR, sobre la que brindó varias pistas: “Los toros transmiten el virus por semen, tienen latencia, o sea que queda de por vida, se ve más en la vaquillona el fenómeno de la muerte embronaria, mientras que en vacas sólo en el último tercio de la gestación”.

 


Luego hizo un breve repaso sobre Leptospirosis, a la que definió como “una pesadilla del ganadero”.

 


“Los animales portadores, que actúan como reservorio de la enfermedad, excretan las bacterias causantes a través de la orina, el semen y el flujo vaginal y uterino contaminando así los pastos y el agua potable. Las bacterias (Leptospira) que infectan el ganado,  se pueden excretar a través de la orina durante 542 días, un tiempo muy largo, y pueden sobrevivir fuera del animal hospedador hasta seis meses, cuando las condiciones ambientales son cálidas y húmedas. Otra fuente de infección es el semen y, en consecuencia, un toro infectado puede contagiar a las hembras durante la monta”.

 


También se refirió a la Campilobacteriosis, que es una enfermedad infecto-contagiosa del aparato reproductor, de transmisión sexual asociada a infertilidad, repetición de celos y ocasionales abortos;  de transmisión venérea y que afecta al ganado lechero y de carne. Y finalmente a la Neosporosis, de la que aclaró que “se da más en tambos, hasta un 50% del plantel puede estar afectado si hace prevalencia; mientras que en ganado de cría está presente hasta en un 10%”.

 


Para el control de todas estas afecciones, explicó que “hay que dar una dosis al destete y un refuerzo a los 21 días de la vacuna reproductiva (DVB, IBR). En vacas y toros reproductores, una dosis contra el campilo a los 40 días después del destete, más la vacuna reproductiva y el refuerzo a los 21 días”. Y dejó una recomendación: “Vale la pena vacunar treinta días antes del servicio por inseminación artificial a tiempo fijo”.

 


El mensaje final para los productores fue claro y conciso: “Hay que hacer una detección temprana de las enfermedades respiratorias, no confiarse nunca en materia sanitaria, capacitar a la gente que va a estar en contacto con el ganado y prestar atención al manejo sin escatimar recursos, porque después se termina pagando en dividendos”.

 


La importancia de la nutrición

 


El segundo orador fue Santiago Pérez Wallace, quien miró a los productores y fue derecho ‘al hueso’: “A veces se quejan por la baja preñez en vaquillonas aún haciendo inseminación artificial a tiempo fijo, pero se olvidan de la nutrición. Yo sé que la reproducción es económicamente importante, a mí me gusta practicarla, por algo tengo tres niños de entre 2 y 5 años”, terminó la frase con un guiño que despertó sonrisas en el auditorio.

 


Para el veterinario, “la cría arranca con la preñez de la vaquillona. Hay que empezar temprano para no condenarla a estar vacía en el segundo o el tercer servicio”. Para corroborarlo, exhibió algunos estudios que demostraron que las que estuvieron en cabeza de parición “dieron más kilos de ternero durante seis años”.

 


“¿A qué apuntamos con el servicio de una vaquillona?”, se preguntó. Y enseguida dio varias respuestas: “A períodos cortos de servicio, de entre 45 y 60 días, a un 80% de preñez en dos ciclos, a evitar dificultades de parto, a tener vaquillona en edad de servicio acorde al campo y a la época de parición, que debe coincidir con la nutrición y la oferta forrajera”.

 


Pérez Wallace aseguró que las herramientas adecuadas “son una buena recría, la nutrición, la sanidad, la inseminación a tiempo fijo y la misma IATF con resincronización a los 32 días”. Sobre el término ‘buena recría’, él entiende que es “sin restricciones, con ganancia permanente y una buena combinación de peso más crecimiento. En cambio las vaquillonas mal recriadas son aquellas que tuvieron un pésimo primer otoño-invierno en el que no alcanza a compensar una buena primavera. Y además presentan el Síndrome HPM (hipomorfemia) porque no se alimentan bien”.

 


En el último tramo de la charla se refirió a la importancia de la nutrición fetal. “Una vaca suplementada llega a un 93% de preñez contra un 80% de las que sólo fueron alimentadas con pasturas”, aseguró mientras mostraba una investigación de origen brasileño. Se mostró en contra de la restricción en el último tercio de gestación, “porque después tenemos terneros con menos peso al nacer y menos peso al destete”. Y no fue complaciente con el bolsillo: “Es caro suplementar, pero si no lo hacemos perdemos peso en el resultado final, y menos kilos representan mucha menos plata”. Por eso concluyó con que “con pasturas mejoradas las vacas duraron más en el rodeo, recibieron mejor alimentación, estuvieron más sanas y su impacto reproductivo fue mayor”.

 


Finalmente le hizo un guiño al organizador y alentó a los productores a hacer inseminación artificial a tiempo fijo en las vaquillonas en la pubertad. “En la etapa previa hay baja tasa de preñez, en la posterior, las tasas son variables y en la madurez sexual es cuando conseguirán consistencia en los resultados”.

 


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