Conocer la historia es una forma de conocerse a uno mismo. Con la idea de recrear la puntanidad, el Municipio de Estancia Grande presentó una escultura de uno de sus primeros pobladores, el gaucho Serapio Quiroga, quien además de ser considerado un vecino muy solidario, era herrero y puro hombre de campo. Sus sobrinos, que aprendieron el oficio aunque la vida los puso en otros terrenos, recordaron cómo arreglaba las herramientas de arado de la época y hablaron de su legado humano, su nobleza y generosidad con todo aquél que necesitara una mano.
Serapio se mudó a Estancia Grande para hacer trabajos rurales en el campo de los abuelos de Reynaldo "Nano" Pastor, el actual intendente.
Don Quiroga nació en 1903 en Suyuque, aunque vivió gran parte de su vida adulta con su hermano José y sus ocho sobrinos, con los que compartía momentos lúdicos, en una Estancia Grande que poco tiene que ver con la actual. Su relación con el pueblo comenzó cuando fue empleado en el campo de la abuela del actual intendente, “Nano” Pastor. Allí hacía tareas de siembra, cosecha y de preparación de la tierra, pero lo que más recuerdan los que lo disfrutaron es la mano que Serapio tenía para el arte culinario. “Mi madre, que lo conoció y que lo nombraba mucho, supo contarme que el gaucho Quiroga hacía unas comidas exquisitas. En tiempos de cosecha los empleados pasaban días enteros internados en el campo y él era el encargado de alimentarlos con todo lo que la naturaleza le ofrecía”, dijo el actual intendente de Estancia e impulsor de la iniciativa de inaugurar una estatua para recordarlo, ubicada a pocos metros de la casa donde vivió hasta sus últimos días.
En aquellas épocas, rememoró Pastor, quien también es habitante de toda la vida de la zona, en el campo que era propiedad de su familia se amansaban mulas. “Una vez que se les ponía la herradura se entregaban a la que era la División de la Policía a Caballo. Serapio también sabía cómo calmar a estas fieras silvestres que luego debían servir a la comunidad. En aquel momento José, su hermano, lo acompañaba en las tareas rurales. A pesar de que tenía el almacén de ramos generales más visitado del pueblo, en tiempos de trilla partían en busca de algo más de trabajo que ayudara a su familia”, aseguró el actual intendente.
Uno de los familiares que participó del emotivo encuentro fue Facundo Quiroga, el sobrino más chico, quien compartió su infancia con Serapio. “Nos sentimos muy contentos por el merecido homenaje a este hombre, que para nosotros fue como un segundo padre. Que pueda ser reconocido más allá de sus labores como herrero, un oficio muy apreciado en aquel momento, y que los habitantes de San Luis sepan que tenía un gran corazón, siempre dispuesto a ayudar a los otros. Además era un señor con una inteligencia única”, lo elogió.
En lo que respecta a su trabajo, era muy habilidoso. En los tiempos que corren podría ser considerado como un hombre exitoso que trabaja tenazmente sin descuidar las necesidades de sus seres queridos. “Él sabía hacer las herraduras que se le ponen a los caballos. Además era un experto para colocarlas sin hacerlos sufrir. De las herramientas que se usaban en los campos, él fabricaba la reja, que era la pieza de hierro que se usaba por debajo de la tierra para removerla. Para las canteras, que todavía existen en nuestra localidad, se usaban unas puntas de hierro para sacar las piedras, que Serapio también sabía hacer”, dijo Facundo.
El ejemplo para los niños queda en su recuerdo como una marca indeleble, jamás desaparece. El niño de Facundo, hoy a sus 72 años, pudo traer esos recuerdos como si hubieran pasado unas pocas horas. “Mi tío vivía con nosotros y siempre lo veíamos trabajar de sol a sol. Éramos los ayudantes cuando la gente de la zona lo buscaba para hacer distintos trabajos. Todos sabían que era muy capaz, por ese motivo le llevaban encargues, ya sea para que les hiciera piezas de hierro o para arreglos generales, que en el campo siempre son muy necesarios”.
“El Carrizal era el nombre de la antigua Estancia Grande. Siempre la zona se caracterizó por sus frutales. Acá se hacen, y aun quedan algunas plantas de nueces, duraznos, membrillos y también algo de zapallo”, dijo "Nano", como lo nombran sus vecinos a pesar del importante cargo que hoy ocupa en la Municipalidad, a la que accedió en diciembre de 2015.
Miguel Quiroga, el sobrino más grande de Serapio, tiene 83 años y estuvo en el encuentro, en el que se pudieron degustar ricas comidas locales y una preparación turca que los hermanos sirios quisieron llevar para compartir. De caminar lento y sonrisa permanente, Miguel quiso homenajear al hombre que lo acompañó en su crecimiento. “Ya era grande y no podía jugar al fútbol, pero siempre estaba ahí, en los laterales de la cancha para alentar al equipo para el que jugaba yo o alguno de mis hermanos”, relató con emoción.
El intendente consideró que era propicio sacar a relucir las cualidades de uno de los ciudadanos ilustres que tuvo la Comuna. “Consideramos que haber hecho la escultura, pintada por Mario Lange, es una manera de reconocer a nuestros antepasados y también de invitar a los nuevos pobladores que eligieron ser parte de nuestra comunidad. Reivindicar lo que fuimos siempre es muy importante. Que todos sepan que personajes como el gaucho Quiroga contribuyeron para que Estancia Grande sea lo que es, con sus paisajes y árboles añejos que de alguna manera hoy nos protegen”, dijo.
Frente a la capilla, puesta en un alto desde donde se puede apreciar la colorida escultura, se hizo el recordatorio de quien sin dudas dejó su huella. El padre Miguel de El Volcán, dio su bendición, mientras que la gente que lo escuchaba formaba un semicírculo que abrazaba de manera simbólica la memoria de Serapio. La sensación ni siquiera rozaba la nostalgia. La paz de un alma que vivió para honrar las buenas virtudes era lo que podía respirarse. Las palabras de "Nano" en el pequeño acto dejaron entrever el cariño que sus habitantes sienten por la localidad. “Nosotros hemos bautizado a Estancia como la 'Cuna de la Puntanidad' porque nos sentimos identificados con nuestra cultura. Ésa que rememora lo que hemos sido y quiere replicarlo y mantenerlo en el tiempo como una prueba de nuestra identidad. Nací y me crié en la zona, en El Durazno Bajo, pero siempre veníamos al almacén de don Quiroga para comprar los víveres de la semana. Por ese motivo no puedo más que sentirme reconfortado de que hoy participen los familiares de Serapio de esta reivindicación del trabajador rural y de nuestra historia. La historia de Estancia Grande”.
Al terminar la celebración, en la que participó gente del pueblo y de localidades vecinas, compartieron un rico almuerzo. Allí estaba "La Tuca", quien con el tiempo terminó siendo la suegra de Facundo Quiroga, otra cocinera de lujo que estuvo siempre en Estancia. Para compartir llevó las típicas empanadas que hace para la venta. Como una forma de unir lo que pasó con lo que vendrá, el menú estuvo compuesto por Baba Ganoush, un preparado con berenjenas, cebollas, tomates y nueces que sabe picante gracias al toque de pimienta que le dio el chef sirio Majb. Por su parte "La Tuca" repartió a diestra y siniestra sus sabrosas empanadas criollas.


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