El camión Scania blanco parecía cargado con mala energía. Ayer cerca de las 10, cuando entraba en el barrio Nuevo Merlo, enganchó y cortó tres cables y dejó sin tevé y sin teléfono a un hombre que hace años sobrelleva las secuelas de dos cirugías por la aparición de tumores en su cabeza. Tumores que están vinculados, asegura, al hecho de vivir a media cuadra de la planta eléctrica que tiene la compañía Edesal en esta ciudad turística.
La carga del camión era un aparato de 25 toneladas reconocido por los merlinos, ahora bautizado como “el transformador de la discordia”. Según su identificación, es el mismo “trifásico bañado en aceite” fabricado en 1986 que en noviembre del año pasado no pudo ser instalado por la reacción de los vecinos, que cortaron calles y presentaron quejas en la Municipalidad y el Concejo Deliberante, preocupados por el impacto que podría provocar en su salud.
Sentados en reposeras, al cierre de esta edición, los vecinos impedían todavía el ingreso del gigante al predio de la empresa distribuidora de electricidad. Pedían que lo reemplacen por otro que acredite mejores condiciones de seguridad.
Pero Edesal dice que el transformador es “seguro” y que cuenta con toda la documentación “requerida por las autoridades pertinentes”. Ese dato fue confirmado también por la Municipalidad de Merlo.
El secretario de Gobierno Oscar Pérez afirmó que, a diferencia del año pasado, ahora recibieron “todas las especificaciones técnicas de los equipos que van a reemplazar a otros más viejos para mejorar la prestación del servicio” y que esa documentación “acredita que el aparato no contiene PCB”, un compuesto químico considerado como cancerígeno.
“La información que recibimos es suficiente para que habilitemos su instalación”, agregó Pérez.
Esa información es coincidente con la versión de Edesal: anoche fuentes de la empresa dijeron que hace un mes presentaron “los detalles técnicos para la colocación de ese transformador, avalados por los certificados ambientales”.
Para más datos, el secretario Pérez insistió en que el aparato “cumple con las normas del Ente Provincial de regulación y las normativas IRAM y las ISO”.
Aún así, los autoconvocados insistían ayer en ver esos papeles.
“Hay vecinos que tienen cáncer y muchos han fallecido. Es lógico que nos preocupemos. No puede ser una coincidencia que la gente que vive cerca sufra de problemas oncológicos”, dijo Daniel Delgadillo, uno de los voceros de la protesta.
Las personas que interrumpían el paso del camión –varado durante horas en la esquina de la avenida Eva Perón y El Chorillo– cuentan que en los días de tormenta hay explosiones en la planta y que conocen al menos entre cuatro y cinco casos de vecinos con enfermedades terminales.
La planta eléctrica está radicada en Merlo hace más de 30 años, en una zona en la que casi no había habitantes. El avance demográfico y el auge de las inversiones inmobiliarias, la dejaron encerrada entre barrios residenciales y paisajes serranos que desbordan de belleza.
En ese cuadro José Fernández, el vecino que estuvo durante algunas horas sin cable y sin teléfono, le mostró a El Diario de la República las cicatrices de las cirugías que sufrió en 1999 y 2015 por los tumores en su cabeza. Ahora está preocupado porque encontró de nuevo una mancha en sus estudios médicos. “Vamos a ver si es el cáncer otra vez”, dijo el hombre de 66 años.
Según sus vecinos, con el nuevo transformador, su caso no es ni será el único.
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