"Los adultos deben dedicar tiempo de juego a los niños"

Ante la pregunta ¿Qué regalo prefieren los chicos para el Día del Niño? La psicopedagoga y madre de dos chicos, uno de 10 y otro de 13 años, Matilde Sanguinetti, respondió “siempre eligen la tecnología”. Aseguró que por su trabajo en dos escuelas de San Luis: el Instituto San Vicente y el Colegio Santa María, y las charlas que da a padres de diferentes estratos de la sociedad, ve que “los chicos se pasan el día entero conectados a aparatos electrónicos y en las casas están todo el día los televisores, que son cada vez más grandes, prendidos. Lo veo porque entrevisto a muchos padres y pasa lo mismo en todos los ambientes y niveles sociales”.

—¿Qué observás en las reuniones de padres sobre la independencia que les dan a los chicos para usar la tecnología?
—Me di cuenta, por las charlas, que los padres necesitan mucho asesoramiento. Yo les remarco que los chicos necesitan tiempo para jugar con ellos, que por favor les dediquen un rato por día al juego. Porque estas actividades conllevan aprender a compartir y a esperar el turno, que una vez me toca a mí y otra a vos. Que el otro elija un juego que yo no quiero jugar, esto pasa mucho con los hijos únicos. Los niños se tienen que adaptar a las reglas, porque no hacerlo genera poca tolerancia a la frustración y de capacidad de espera. Todo lo quieren al instante, lo genera toda esta tecnología, y es lo que no me gusta. El chico es impaciente, y lo resuelve rapidito, porque si no quiere este juego pone otro, y si no, prende la tele.
Llegan de los colegios, están con el celular y la televisión prendida. El problema de internet es que muchas veces hay información a la que los chicos tienen acceso y no están listos para entender, su psiquis no está preparada. En Youtube encontrás cualquier cosa, es libre, y los niños no están listos. No estoy en contra de la tecnología, pero es importante que hablemos con nuestros hijos y evacuemos dudas sobre lo que se ofrece en ella. 

—¿Cuándo creés que esto se fue de control?
—Me parece que se nos fue de las manos cuando padre y madre empezamos a salir a trabajar. Porque se juega mucho esto de que no hay una madre presente en la casa y hay mucha culpa, entonces al chico le comprás lo que te pide. Escucho mucho de los padres que como el hijo rinde muy bien en la escuela, entonces le dan lo que les pide, la Wii, la tablet, la PlayStation, etcétera. 
El niño necesita estar con los papás, que jueguen con él, que inventen cosas, salgan a pasear, se abracen, que hablen y se miren a los ojos. Hay tantos chicos hiperactivos, que están llamando la atención porque necesitan eso y no lo encuentran. Porque estar con la tele, con el celular es estar solo. Y ves a la mamá o al papá, igual, sentados con el celular, abstraídos.
La tecnología se metió en todos los niveles sociales, por más caro que sea todo el mundo tiene un teléfono y se perdió el vínculo, el afecto, la mirada, las preguntas ¿Cómo estás? ¿Necesitás algo? Y entre los grandes también pasa.

—¿Esto es responsabilidad de los adultos?
—Todos somos responsables, y los adultos más porque nos viene cómodo que los chicos se queden en silencio con el dispositivo electrónico, y que no desordenen la casa. Están al lado de un enchufe. Lo veo en mi casa, que vienen los amigos de mi hijo con los teléfonos y sus aparatos, y yo los dejo un rato, pero después los mando para afuera, no quiero un chico acá adentro, les digo.

—¿Cómo puede afectarles cuando sean grandes? 
—Suelen ser personas que empiezan un trabajo y lo dejan. A la primera cosa que no les gusta, directamente la dejan y buscan otra cosa. Uno tiene que educar a los chicos en el esfuerzo, en intentarlo otra vez, ‘dale, vos podés’. A todos nos pasó lo mismo, y cuando uno puede hablar con sus hijos les puede transmitir experiencias que a todos nos pasaron. Si no hay diálogo, el niño no sabe y cree que todo es fácil. ¿Y el esfuerzo? ¿y lo difícil? Pasa en el colegio que creen que leyendo una vez un tema y ya lo saben. Yo me encuentro con un montón de chicos de jardín que no hablan porque están todo el día viendo televisión o con la tablet. 
El aprendizaje es de boca a boca, que papá o mamá les enseñe a decir ta te ti to tu, o cómo hace el pato, o la vaca… eso se aprende en el contacto, en el amor, y creo que a futuro generamos eso, gente que no está comprometida, que piensa que todo es fácil y si no, lo descartan. 

—¿A partir de qué edad el chico puede tener un contacto responsable con la tecnología?
—Me parece que no es el chico el responsable, es el adulto que lo tiene que controlar. Por ejemplo, un chico de primer grado está bueno que tengan la tablet, porque busca información, y está bien porque el video es más entretenido que leer el libro. Creo que es piolísima la estrategia de la canción, porque al chico lo atrae y aprende más fácil y rápido con eso. Pero siempre que esté observado por un adulto, que sea un instrumento para el estudio en este caso. 

—¿Y los videojuegos?
—Vi algunos juegos y las actitudes de los niños después de jugarlos, y son tan realistas que los chicos se lo creen y empiezan a tener miedo. Por ejemplo el GTA (Grand Theft Auto) lo juegan chicos de 8 años, porque el hermano más grande lo hace. Los chicos no están listos y les hace re mal, vos los ves y se nota que están perdidos, todo el día en internet. Después no saben cómo estar sentados, no saben concentrarse, están hiperalterados, y lo veo mucho en las escuelas y en todos lados.
Ya es común, ir a las casas y ver que comen con la televisión prendida, no charlan entre ellos. Está bueno preguntar ¿Qué fue lo mejor o lo peor de tu día? Decirles que tuviste un mal día, no está mal, porque el chico entiende que también pasan cosas malas. Me parece que hay que ayudar a los padres con esto que son los responsables. El adulto tiene que ser el que dirige, el que dice qué programa o juego sí, y cuál no.

—¿Qué estrategias recomendás a los padres para orientar a sus hijos?
—Cada vez que tengo la oportunidad de hablar con los padres, trato de remarcar que por favor le dediquen tiempo y jueguen con sus hijos. Que les enseñen a esperar, a frustrarse, y que a veces el juego es un plomo, pero hay que bancárselo igual. Que las cosas de chicos, son de chicos, y de adolescentes de adolescentes. Se mezclan mucho los juegos que no son para uno u otro.
Que elijan comprar juegos que tengan que ver con los deportes, y les enseñen que está bueno salir y divertirse de otra manera. Ellos no saben ni a qué jugar, entonces como padres tenemos que ayudarlos. Debemos estar a favor de la niñez y no quemar las etapas de la vida. Es triste ver lo que pasa, porque además los padres, a pesar de todo esto, después sentimos culpa. No es que no son conscientes, en algún punto sentimos culpa por no estar con ellos.