Agradecer, un gesto bien recibido

No fue, gracias a Dios o al destino, una tragedia. Pero el vuelco de un colectivo con turistas entrerrianos, ocurrido hace 10 días en la ruta provincial Nº 1, también conocido como “Camino de la Costa”, causó gran preocupación y un vasto despliegue de organismos oficiales –tanto de la Policía como del sistema de Salud– y de voluntarios, tales como los cuarteles de bomberos de los pueblos aledaños. El derrape dejó como saldo 37 heridos, además de daños en el ómnibus de la firma “Balori”.

Pasada la angustia inicial, esta semana, el dueño de la empresa de transporte radicada en San José, Miguel Ángel Balori, tuvo un gentil y, por cierto, cada vez menos frecuente gesto: el de agradecer.

Los agentes recibieron una nota en la que Balori reconoce “el trabajo de los efectivos de la Policía de San Luis que cumplieron labores en el accidente protagonizado por una unidad que trasladaba pasajeros en un viaje turístico de nuestra agencia”.

En este caso, los destinatarios fueron el jefe de la Comisaría de Naschel, el oficial principal Diego Villafañe; el subjefe de la dependencia, el oficial principal Roque Torres; el instructor y el secretario del sumario, el oficial principal Sebastián Moro, el inspector Jairo Rosales y el ayudante auxiliar Walter Pérez. Pero con seguridad, el agradecimiento puede hacerse extensivo a todos los uniformados que trabajaron el jueves 17 de agosto a la mañana, que reciben estas palabras como un aliciente.

En párrafos siguientes, el empresario destacó que, desde el primer momento, los oficiales brindaron los primeros auxilios a las víctimas, que fueron derivadas a los hospitales, para darles la atención que necesitaban.

También que cuidaron la seguridad en la escena, para evitar que hubiera otros inconvenientes, y que contuvieron a los pasajeros. “Se manejaron con total profesionalismo y estuvieron muy a la altura de las circunstancias”, afirmó.

Destacó, además, que “absolutamente todas las pertenencias de los pasajeros fueron recuperadas por sus dueños”, lo cual fue “reconocido y muy valorado”. 

En más de una ocasión ha sucedido que oportunistas –ya sea de los organismos que deben brindar socorro o personas que están circunstancialmente en el lugar– se quedan con dinero o bienes de las víctimas, en una actitud que tiene más de carancho que de humana nobleza.