Una oda a la desidia
El Sanatorio Ramos Mejía continúa acumulando críticas. Esta vez para la entrega de exámenes médicos.
Desidia, negligencia y una verdadera cachetada para aquéllos que necesitan con celeridad un análisis médico o los que le hacen un favor a un familiar y no pueden perder tiempo por puro gusto. Todos estas sensaciones surgieron esta semana con los que tuvieron la desdicha de ir a retirar estudios al Sanatorio Ramos Mejía.
El cartel que informa el horario de atención en la ventana en la que se retiran los análisis no da pie a las ambigüedades: la oficina debe permanecer abierta de 8:30 a 14:00. Sin embargo, y al menos el jueves pasado, el tiempo pareció distorsionarse para algunos picarones que aman el tiempo libre pero que no muestran la misma pasión con sus obligaciones laborales.
Una mujer fue ese día a las 13:00 a retirar un estudio profesional para un familiar. Ahí se encontró con la primera sorpresa. A pesar que el cartel reflejaba que aún quedaba una hora de atención al público, la bendita ventanilla estaba desierta sin ningún empleado.
La segunda sorpresa fue que la dejadez, cual enfermedad intrahospitalaria, parece ser muy contagiosa.
La pobre mujer fatigó los pasillos y sólo encontró excusas y el más supino desconocimiento del resto de los empleados del sanatorio, un centro que en los últimos años colecciona críticas de pacientes (en su mayoría personas de la tercera edad) y familiares por su mala atención. Si sigue así no parece que pueda torcer la historia.
Más Noticias